Jornada Derecho a la Ciencia en la Universidad Nacional de General Sarmiento

Qué bueno resulta para mi siempre volver a la universidad, y esta universidad que, como contaba Leo, desde una experiencia personal; yo me acuerdo, recién le preguntaba si era así, cuando estábamos en la época de Macri, 2016, ya empezábamos a recorrer la PBA de cara a la etapa posterior, a esta, al 2019, y hacíamos charlas, reuniones. en toda la PBA. El famoso Clío, recorriendo el interior pero también lo hacíamos en el conurbano, entonces le pedí a Leo que me recibiera en el municipio, en el edificio, en el Palacio municipal hermoso que tiene Malvinas, y llegué ahí, me encontré con Leo y en momento me dijo te voy a presentar a mi mujer que fue alumna tuya, había sido alumna mía acá en General Sarmiento, en la UNGS. Le pregunté en qué materia, Leo recién dijo Economía III, acá di como 6 materias, varias materias. Perdón, este paréntesis autorreferencial y autobiográfico, di como 6 materias porque la universidad estaba en aquel momento, creo que Coraggio, de rector, y se estaba formando una carrera de economía política. Si, economía política. Entonces se armó una comisión para formular lo que iba a ser el plan de estudios de la carrera, la verdad que después le perdí el tranco, lo perdí de vista. No sé en qué quedó el plan, yo trabajé en esa comisión junto con Coraggio, con Beccaria, Luis Beccaria que estaba en aquel momento, pero el problema era que había algunas materias que se estaban planteando que no tenían docentes. Porque esta es una de las cuestiones que cuando se va haciendo una reforma curricular, muchas veces se plantean materias que estarían buenísimas dar pero nunca se habían dado antes, a diferencia de otras materias más estándar que siempre hay cursos establecidos. La idea de la carrera era hacerla con un enfoque distinto a la carrera estándar, tradicional, de economía de todas las universidades argentinas en aquel momento.

Las carreras de economía se suelen dar con un programa típico, clásico, después de la dictadura militar. Antes de la dictadura militar; hace poco estuve en la Universidad Nacional del Sur, de Bahía Blanca, ahí habían estudiado muchos de los que después fueron mis docentes en la UBA, y la Universidad del Sur se había hecho famosa entre los economistas porque hubo ahí una experiencia con diferentes profesores, investigadores ,docentes, que en los 70´ formularon una carrera de economía con un programa no convencional, que tuviera varios elementos. Primero, que los no fuera un plan de estudios solo neoclásico, neoliberal, que es la estructura de los planes de estudios típicos de universidades norteamericanas en el grado, y a veces también en el posgrado. Un programa típico que da microeconomía, macroeconomía, es la base de la formación y después se divide entre diferentes materias específicas: crecimiento, desarrollo. ¿Por qué los aburro con esto? Porque creíamos que copiarle el plan de estudios a la universidades norteamericanas no era buena idea, era más bien, mala idea. Pasaba por alto dos cuestiones; la primera era que los planes de estudio convencionales estaban hechos, desde el punto de vista conceptual y teórico, con la teoría convencional, la mainstream, la teoría, la corriente principal. Es decir que era una teoría económica que solamente tomaba una escuela de pensamiento, que era la escuela predominante, la escuela hegemónica, preponderante, la escuela neoliberal. Entonces, a los que formaban en economía desde la primera materia los formaban como si la ciencia económica, se llamó así hasta la facultad donde yo estudié de Ciencias Económicas, tuviera una sola mirada, una sola forma de pensar, una sola escuela, una sola teoría. Entonces todos los formados en economía, economistas, formándose así iban a llegar a la conclusión de que había una sola mirada en la economía. En aquel momento era importante uno de aquellos profesores que estuvieron en la experiencia de la Universidad Nacional del Sur en los 70´ y que después estaba en la UBA era Miguel Teubal. Teubal que daba clases en Económicas y en Sociales. Trabajamos mucho con él, Augusto también, varios más, varios compañeros y compañeras más.

Miguel siempre mencionaba una frase de Domingo Cavallo. Como Argentina es un país muy extraño, por decir lo menos, Domingo Cavallo ahora es un hombre como si fuera de consulta y muy prestigioso, al que hay que ir a preguntarle qué programas económicos aplicar, que es lo mejor que se puede hacer. Yo no quiero calificarlo personalmente, pero Domingo Cavallo participó, fue protagonista y cómplice de las peores crisis de la historia argentina en economía. Domingo Cavallo fue parte del equipo económico de la dictadura militar: episodio neoliberal. Y después en los 90´ fue el padre de la convertibilidad que llevó a la Argentina a la peor de sus crisis en toda la historia, nunca hubo peor crisis. siempre se discutió quién es el padre de la convertibilidad, si era Menem o Cavallo, no lo sé, pero el padre de la crisis más grande de la historia argentina es Domingo Felipe Cavallo. No hay ninguna duda. Y Teubal siempre mencionaba una frase interesante que era algo que había dicho Cavallo con respecto al programa de convertibilidad, porque Teubal no estaba de acuerdo con el programa de convertibilidad, era muy crítico, pero estaba un poco en soledad en aquel momento. Entonces decía, citaba a Cavallo, cuando Cavallo había dicho que todos los economistas… Bueno, esta era la frase, yo no la había oído sino a través de Teubal: ´todos los economistas estamos de acuerdo con esto, y el que no está de acuerdo tiene graves problemas conceptuales´. O sea, se adueñaron de la teoría económica, se adueñaron de la economía, hicieron un programa profundamente liberal. Lo aplicaron, destruyeron el país, pero el que lo criticaba tenía problemas conceptuales. Entonces, vuelvo a lo de la carrera, la carrera te formaba en una sola escuela de pensamiento, que era la escuela principal, que era además la de los países centrales.

¿Y cómo te formaba? Porque con esto todavía me cargan en las redes, así que voy a hacer una pequeña aclaración autoreivindicativa. Porque así que, no la quiero hacer porque están tirando con todo, es momento de, lo decía Roberto, sobre YPF, ¿no? Ahora resulta que los que entregaron YPF a las manos de Repsol y la vaciaron, dicen que el problema fue recuperarla. No, no, no, no: el problema fue haberla vaciado y todos los cómplices son los que hoy se están quejando que recuperamos. Más allá de muchísimas consideraciones posteriores, que al mismo tiempo son los mismos que dicen ¿y qué tiene la Argentina, por qué usted es optimista? Porque está Vaca Muerta, bueno, Vaca Muerta se recuperó junto con YPF. Vaca Muerta estaría bien muerta si Cristina Kirchner no la hubiera recuperado.

Pero vuelvo entonces, ¿cómo se formaba en economía? En las universidades públicas, en las privadas por supuesto, pero en las públicas también, con un mismo programa. Estaba tomado de manera calcada de programas de los países centrales, desarrollados. ¿Pero cómo aprendía uno? ¿Cuál era el material de estudio? Manuales. Manuales. Manuales que iban cambiando año con año, según la moda o el negocio editorial que lo solventaba. De todas maneras se estudiaba economía con un manual, diría Jauretche, con el manual del almacenero. ¿No? Saben la de Jauretche, ¿cómo vas a ir al almacén a comprar con el manual del almacenero? Invitándonos a comprender que hay intereses contrapuestos a veces. Se enseñaba economía con manuales armados en los países centrales, o que la hegemonía y el sector dominante, que allá por los 90 además era el fin de la historia, una época neoliberal donde se decía se acabó todo, hay un solo sistema, es perfecto, anda genial y hay que explicarlo homogéneamente en todo el planeta. Y se enseñaba, ¿como? Con manuales de estudio. Y esos manuales de estudio venían armados desde las editoriales McGross Hill, y todas aquellas, que se enseñaba con el mismo libro en todo el planeta. Yo nunca vi un proceso de colonización cultural, intelectual, y formativa más grande que esa. Formar a todo el mundo con el mismo manualcito y decirle que todo lo que no está en ese manual no es científico, no importa o no existe, o pertenece a otra área del conocimiento o del esoterismo. Es una forma inmensa, gruesa, de dominación. Y yo lo que iba a decir reivindicatorio era que una vez dije que me recibí sin haber leído un libro; entonces dicen, ven, es un ignorante porque dice que tiene el mejor promedio pero al mismo tiempo no leyó un libro para recibirse. Lo que yo quería decir es que en la carrera, en mi carrera, en la que me formé yo y se formaban de manera idéntica en toda Argentina y en buena parte del mundo, lo que hacíamos era leer manuales y papers, trabajitos, pero no se leía teoría económica si no era de una sola escuela, la que nos querían enseñar, filtrada por un manual de estudio, y después con papers del año pasado, con trabajo, artículos del año pasado. Porque todo lo demás, como era viejo, ya estaba superado.

Esto tiene que ver con la experiencia de acá, de la Universidad, ¿cómo enseñar economía distinto? Enseñar economía distinto era enseñar no una sola teoría, ni siquiera la que nosotros estábamos de acuerdo, porque sino hubiera sido contrarrestar esa formación absolutamente de pensamiento único, con otro pensamiento alternativo pero tan único como el otro. Entonces, ¿cómo formar un economista para que se le abra la cabeza, para que piense, para que reflexione, para que escuche, para que saque sus propias conclusiones, y para que también tenga un espíritu crítico y creativo? Bueno, la idea era enseñar todas las escuelas de pensamiento económico, no una. Entonces, la carrera, que por eso di varias materias, tenía economía 1, economía 2, economía 3, que no era el manual convencional de teórica economía del pensamiento neoclásico sino que eran las escuelas de pensamiento, la idea era enseñar por escuelas. Como se enseñan otras ciencias sociales. Por ejemplo, si uno enseña ciencia política o sociología, no le dicen ésta es la ciencia política, en cambio sí le dicen ésta es la economía. Y justo es la economía que se necesita o está a tono con los sectores de poder. Entonces les dicen, bueno vamos a empezar con el pensamiento en ciencia política, o el pensamiento de los clásicos, la antigüedad, feudal, bueno así se van recorriendo diferentes etapas y escuelas. Economía no, una sola escuela con un manual de estudio y después algún paper. Entonces generás autómatas. Que además comulgan con un pensamiento que no pueden ni siquiera desafiar porque no tienen a los instrumentos, y después además hay que dar examen. Entonces aprobar es reproducir ese pensamiento.

Fue una idea de cambiar el enfoque primero, a un enfoque que no fuera de una escuela sino en un pensamiento plural, no pensamiento único, plural. Pluralismo académico, pluralismo científico, pluralismo intelectual donde se estudien varias teorías. Y después que buena parte de la carrera tuviera que ver con los problemas específicamente latinoamericanos y específicamente nacionales, porque esas carreras la otra particularidad que tenían, la carrera con la que me formé yo que en la bibliografía no había un libro, podías aprobar sin leer un libro entero, en esa carrera tampoco había un enfoque vinculado desde una perspectiva de las problemáticas, de las dificultades, de las características, de las especificidades de la economía Argentina. Entonces te enseñaban teoría del pensamiento único y preparada para otro país.

Y así se estaban formando los economistas desde la dictadura militar específicamente. Con, además, un proceso, si se puede, de declinación incluso desde este punto de partida. Se achicaban los programas, cada vez se enseñaba menos, cada vez se enseñaba más homogéneo, y cada vez menos vinculado a estas cuestiones que estoy diciendo. Ahora digo, cuando se cuestiona que en el CONICET, o que en las Universidades Nacionales se enseñan ciencias sociales, porque esta es otra de las discusiones que se está dando hoy, que lo único que sirve serían las ciencias naturales y particularmente aplicadas a una problemática concreta. O sea, se quedarían no sólo las ciencias sociales, sino también las humanas, historia, filosofía, ¿cómo van a enseñar eso? ¿Y cómo se va a investigar sobre eso? Tampoco ciencia básica, ciencia aplicada a determinado problema y después todo lo demás afuera. La pregunta es si uno quiere formar a nuestra sociedad gente que piense los problemas de la Argentina y desde perspectivas diversas, yo digo, el único lugar posible es la universidad pública. Por eso la saña con la universidad pública.

Vos los decías muy bien. Estoy hablando de estas cosas porque Flavia acaba de tocar buena parte de los temas que… Me encantaron los 4 puntos, después te voy a pedir que me lo pases, que me lo dones. Pero está muy bien dicho. La universidad pública tiene una característica que es que en la universidad pública y sólo en la universidad pública va a surgir, a prosperar, a fomentarse, a crecer el pensamiento crítico. Y también la ciencia básica. La ciencia básica es algo que es patrimonio de la universidad pública y de los estados en general, porque es algo muy costoso y que no tiene una aplicación rentable directa. Es algo absolutamente ajeno a la mercantilización, o a una mirada de negocios. Jamás, jamás. Lo mismo pasa con las ciencias sociales. Pero ahora cuando escuchaba en el CONICET, bueno, en todo caso que estudien cómo hacer incluso baterías de litio, porque eso se lo puede vender, se lo puede apropiar una empresa. Todo bien, pero ¿Cómo va a estar estudiando en el CONICET historia, o filosofía? Nos quieren condenar a la subordinación, nos quieren condenar a no tener pensamiento propio, nos quieren condenar a no tener pensamiento crítico. ¿Quién va a escribir nuestra historia? ¿Los que dicen que San Martín no fue un héroe, el padre de la patria? ¿Los que dicen que no liberó Latinoamérica? ¿Quién va a escribir nuestra filosofía? ¿Quién va tocar y abordar los problemas, sensibilidades y particularidades de nuestra sociedad, de nuestro pueblo si no es el propio pueblo produciendo pensamiento? Así que yo creo que el papel de la universidad pública, que la importancia de la ciencia nacional, de base nacional, de concepción nacional, de financiamiento nacional, porque acá otra pequeña digresión con respecto a lo que decía Flavia, para aportar a lo que decías…

En los 90 ́ hubo, como siempre en esas épocas, un intento de arancelar la universidad. Y en el 95, la ley de educación superior, ¿95? Si, se presenta una ley de educación superior… Si, es en esa época. 95, si. Que pretendía abrir la puerta al arancelamiento de los estudios de grado, claramente, privatizar la universidad. Dicho así. Privatizar, convertirla en algo más elitista, más alejado, pero además, el camino era privatizarla. Pero a mi me interesa siempre contar cuáles eran los caminos que iba tomando esa privatización, porque a veces la privatización de lo público no tiene un camino frontal y directo.

Yo leía hoy, ah, perdón, intentaron arancelar la universidad, vino un ministro de la Alianza, lo dijo y duró cuánto, una semana. Una semana, si y 3 días. Se llamaba, ¿cómo se llamaba? López Murphy. Miren que casualidad. Como todo vuelve. Lo echó la Franja Morada entre otros que marchamos ¿No? Y ahora forman parte del mismo espacio político, ¿Y qué quieren hacer? Arancelar la universidad. Creo que Hipólito Yrigoyen, Raúl Alfonsín, preocupados hoy si nos escuchan desde algún lado con lo que quiere hacer el radicalismo o una parte del radicalismo ¿No? Porque si hay algo cercano a la tradición del radicalismo es la universidad pública, es cierto que lo gratuito es posterior, pero la universidad pública…

Entonces, en ese momento se quiso arancelar la universidad de una manera encubierta y muy perversa, muy perversa. ¿Cómo era? Desfinanciándola. Este es un método con el que hay que estar tremendamente alertas y atentos. ¿En qué consiste? Se desfinancia lo público, todo lo posible, se lo, digamos, acogota, se lo abandona, y como resultado de eso obviamente la calidad, obviamente la capacidad, obviamente la respuesta, obviamente todo, todo se deteriora. Todo se deteriora. Y luego sobre la base de un deterioro que genera el ajuste se hace un diagnóstico: dicen, miren que mal que anda lo público. ¿Qué hay que hacer? Cerrarlo, venderlo, privatizarlo, arancelarlo. Es decir que lo perverso es esto, que se generan las condiciones de disconformidad, de malestar, de desprestigio sobre las cuales después se trata de dar la estocada, el golpe final sobre lo público. Y esto ha pasa en Argentina con empresas públicas ¿No? que se las privatiza con la excusa, el argumento, ¿Vos dijiste el pretexto?, no, usaste otra palabra. La coartada, la coartada que andan mal. Pero andan mal justamente porque se las está privatizando de a poco. Después se hace un test, un examen, un estudio, un análisis o una prueba y dicen mirá que mal que anda. ¿Y qué hay que hacer? Privatizarla, porque anda mal. Pero el problema era que está desfinanciada. O sea que la respuesta no es que hay que ponerle más privatización, sino menos. Y la respuesta es que no hay que ponerle más mercado, sino más estado. La cosa a veces anda mal porque le falta una profundización de la inversión pública que se pretende solucionar cortándola del todo. Y este fue el proceso durante toda la década de los 90, con la universidad pública, con el CONICET. Y volvió a serlo durante la época de Macri, donde cortaron el financiamiento, los ingresos al CONICET, vaciaron y ahorcaron y acogotaron a la universidad, a la educación pública en general y las escuelas explotaban. Después hacían tests y decían miren que mal que anda. Y claro, si la estás matando. Entonces yo creo que esos mecanismos encubiertos de arancelamiento y de privatización…

Después están las conductas. Y el otro día estábamos, me parece que en Junín, Alberto, que alguien comentaba este tema, no se si vos, no me acuerdo quien, hablando de la educación pública en general, no de la ciencia y la universidad. Pero hablaba de las conductas que van generando determinadas condiciones y determinados entornos. Cuando se cortó el financiamiento para los proyectos de investigación, cuando se cortaron las becas, cuando se cortaron la posibilidad de ir a congresos, cuando se cortó todo lo que tiene que ver con el normal funcionamiento de lo universitario y lo científico. ¿Qué le tocó al trabajador, trabajadora, científico, docente? Y bueno, arreglárselas por la suya. Empezó un proceso de privatización atomística digamos, individual, como respuesta individual, con un curso no alcanzaba, entonces tenías que tomar 5 cursos y después dar un poco en la privada, y dar un poco allá. Y como no tenías para comprar los reactivos, o la bibliografía, o viajar, había que ir a buscar el financiamiento afuera. Y ahí lo más perverso. Por eso decía financiamiento nacional: Porque el que pone el financiamiento es el que decide también las prioridades y qué se investiga. Yo me acuerdo que cuando en los 90 ́ cortaron casi completamente el financiamiento para investigación, aparecían algunos instrumentos de financiamiento externo, el FOMEC del Banco Mundial por ejemplo, que daba fondos o subsidios para investigación siempre y cuando, en tanto y en cuento se investigaran ciertas cosas. No se podía investigar lo que quiera el investigador o la universidad, o la sociedad: se investigaba lo que decía el financiador. Me acuerdo que en un momento hubo un proyecto muy grande para investigar el sector automotriz en Argentina financiado por la Ford Foundation. ¿Qué resultado iba a tener esa investigación? ¿Qué resultado? ¿Iba a ser conveniente o inconveniente? ¿Iba a ser auto celebratorio, iba a ser crítico?

Vuelvo a lo del principio: ¿para qué la universidad pública? Porque no hay posibilidad de desarrollo autónomo, no hay posibilidad de producción científica, lo mismo que para el tema de la formación y de los planes de estudio, lo que contaba yo con ese pequeño ejemplo personal. Si vamos a hacer un plan de estudio que no sea el plan de estudio que importamos digamos, de manera acrítica y de manera mecánica de determinadas universidades con determinadas miradas y determinadas sociedades con determinadas experiencias, entonces también va a haber que producir pensamiento nacional para poder enseñar una cosa distinta desde la perspectiva teórica y desde la perspectiva también de su anclaje en las problemáticas nacionales.

Lo voy a decir más claro. Por ejemplo, en la UBA con la reforma de los planes de estudio se dejó de enseñar planificación. No había más una materia de planificación económica porque los planes estándar de afuera no tenían planificación económica. En un momento, cuando se planteó la reforma del plan de estudio, se preguntaban para qué historia en el plan de estudio del economistas, si es casi una ciencia natural según ese enfoque. Entonces fíjense que el papel de la universidad pública, y retomo lo que decía Flavia, no es la defensa de la universidad pública como algo aislado o un en sí, un ente en sí, y está exactamente lo que vos decías que lo voy a plantear a la inversa, la recíproca: ¿qué pasa? La universidad, lo que se hace en la universidad, lo que se enseña en la universidad, el pensamiento que se produce en la universidad, la ciencia que se hace en la universidad y en las instituciones científicas del estado, tienen que guardar un vínculo con las necesidades del país. Hay un vínculo interno, necesario, entre lo que hace la universidad y lo que está pasando en el país y el modelo de país, las dos cosas, lo que esta pasando y a qué aspira el país. No son dos cosas independientes.

Lo digo de otra manera para que quede claro. Si durante los 90´, por ejemplo, había un programa, este de Cavallo, de desindustrializar la Argentina, que inspira los planes de Melconian y de Milei. Desindustrializar la Argentina. Esto es abrir las importaciones, acabar con el crédito interno, bajar los salarios internos, de forma tal que no hay mercado tampoco. Bueno, todo este programa económico que se aplicó, desindustrializa. Pero entonces, también, para qué te sirve una universidad que produzca ciencia en un país que no tiene producción ni industria. O para qué te sirve una universidad que piense en el valor agregado si estás marchando o implementando un modelo primarizador, un modelo de economía de enclave, un modelo sin soberanía energética, ni tecnológica, ni productiva, ni industrial. No sirve la universidad. Entonces, finalmente otra de las trampas perversas durante los 90´ es ‘miren, ¿qué están estudiando? Semiconductores. ¿Eso a quien le sirve? A los países que hacen semiconductores, acá no se hacen semiconductores, entonces es una ridiculez y es un privilegio y es una casta que está ahí en un laboratorio estudiando cosas que no le sirven a nadie’.

Pero es al revés, nosotros necesitamos un país que esté a la vanguardia de la ciencia, la tecnología; que genere valor agregado, productividad; que genere desarrollo, que genere inclusión, que también es un problema a estudiar a ver cómo se hace esto. Bueno, que haga todo eso y para eso necesitamos generar pensamiento crítico, ciencia básica y necesitamos fortalecer nuestra universidad pública y fortalecer nuestro sistema científico tecnológico. Si nosotros no tenemos ese modelo de desarrollo, si nos resignamos a que nunca lo vamos a tener o si eventualmente lo tratan de liquidar; y la universidad pública se empieza naturalmente a despegar. Entonces dicen ‘¿Qué hace la universidad? Mirá lo que estudian que acá no se hace’. Cuando es al revés, la universidad estudia y está a la vanguardia del desarrollo científico para que la producción, para que el trabajo, para que nuestro país esté a la vanguardia del desarrollo científico. Se necesitan mutuamente. No hay soberanía productiva, no hay soberanía sin soberanía científica, no hay soberanía sin soberanía tecnológica, no hay soberanía sin soberanía energética y no hay soberanía sin soberanía intelectual, sin que los intelectuales, los pensadores, los docentes, los alumnos que se forman en la universidad pública no tengan el germen y el gen del pensamiento crítico. Y eso lo tiene que hacer la universidad pública porque no responde a ningún otro interés que no sea el interés del conjunto, y porque no es un negocio lo que está haciendo y porque no busca una ganancia con cada peso que se pone.

Bueno, ¿ven que iba a algún lado? Porque parecía que andaba… No, pero es así, es lo que vos decís, Flavia, que no se puede pensar la universidad divorciada de un proyecto de país. Y al mismo tiempo, por lo menos nuestro proyecto de país no puede estar exento de una universidad fuerte, potente, financiada. Y eso es lo que está en discusión, por eso se la agarran con la universidad, por eso se la agarran con el CONICET, por eso se la agarran con los científicos. Porque saben que ahí, aunque ellos lo llamen adoctrinamiento, es exactamente lo contrario al adoctrinamiento. Lo que está ocurriendo es que hay una discusión amplia con parámetros que no son triviales, que no son los que circulan en la sociedad. Siempre lo dice Alberto con respecto a la escuela pública en todos sus niveles, pero se reproduce también en la universidad. Alberto dice que la escuela pretende y es mejor que la sociedad, que la escuela es un territorio, dice, de pensamiento, de paz, de juego, de solidaridad. Cosas que no necesariamente ocurren en todo momento y con esa intensidad a nivel social. La escuela es eso también. Y la universidad es eso también. No es una torre de marfil por lo que acabo de decir, pero si tiene sus muros que permiten al interior de la universidad recrear y generar un ámbito y un ambiente para pensar en libertad. O sea, que los que hablan de libertad, ¿cómo van a querer matar y liquidar la universidad pública? Si la universidad pública es un instrumento y un espacio de libertad, justamente.

Y bueno, estas jornadas, como ustedes saben, Derecho al Futuro, son jornadas que venimos realizando, que organiza Carli y bueno, y los ministros que están acá, han participado de casi todas, específicas u otras que vienen tratando de plantear conversaciones un poco más profundas, también por eso la universidad para hacerlas, sobre lo que nosotros defendemos cuando hablamos de los derechos. Porque si no, parece que la cuestión del derecho a la educación es arreglar las escuelas. Obviamente es también invertir en escuelas. El otro día, Alberto permítime decir ahora y confesar que dudaba, pero me lo dijo varias veces y pasó; 201 escuelas se inauguraron en 2 años. No, un trabajo… 201 nuevos edificios escolares. Acá nos acompañan varios intendentes. Muchísimas gracias. Bueno, además de Leo, futuro intendente de Malvinas, gran ministro de infraestructura. Pero bueno, hay varios ministros. Pero la idea de estas jornadas donde hablamos de derecho a la salud, derecho al arraigo, derecho a la producción, derecho a la educación, derecho a disfrutar, derecho a la soberanía, derecho al desarrollo energético, lo fuimos haciendo en José C. Paz, en San Antonio de Areco, en Quilmes, en Junín, en Mar del Plata, en San Pedro, en Bahía y hoy acá en General Sarmiento. Tienen por propósito discutir, debatir y abrir un poco esa idea de qué son los derechos, qué estamos discutiendo y qué estamos haciendo cuando ordenamos la acción de gobierno en esta gran frase ‘Derecho al Futuro’, que me parece que más allá del eslogan o la frase, tiene varias connotaciones, pero después cuando hablamos del derecho a la educación, qué queremos decir.

Y cuando comenzamos con esto, no sabíamos que una de las cuestiones centrales en esta campaña iba a ser una discusión que creíamos que tal vez ya estaba superada, es decir, estamos en momentos, el otro día se me ocurría decir pre contractualista. Vieron el contractualismo que explica por qué hay estado en la sociedad, por qué no vivimos en la ley de la jungla. Bueno, parece que estamos en una etapa de discusiones pre -contractualistas. Parece que tenemos que explicar que tiene algún sentido que haya Estado, ¿no? Ante una visión muy extrema que plantea que lo mejor que hay, lo óptimo, lo único y la salvación y el milagro es todo mercado y cero Estado. Yo lamento decir que eso no existe. No existe ni todo Estado, ni todo Mercado. En la realidad, más allá de las discusiones teóricas. Pero ahora parece que tenemos que discutir cosas recontra básicas. Tenemos que discutir, parece de nuevo, si es lógico, razonable, central y constitutivo de nuestra democracia las políticas de memoria, verdad y justicia.

Tenemos que discutir… Son visiones, una especie de terraplanismo multidisciplinario ¿no? ‘Que contaminar está bien ¿No? Porque como nadie paga porque no contamines el río, entonces debe estar bien porque el mercado asigna bárbaro’, bueno, ‘que te podes vender un riñón’. Estamos discutiendo cosas… ‘Que la portación libre de armas’. Estamos discutiendo cosas en esta campaña que es básicamente esto: si hay derechos, si podemos llamar a algo ‘derecho’. La verdad que cuando diseñamos las jornadas estas, no sabíamos, decíamos que íbamos a estudiar el derecho a discutir, el derecho a la salud con énfasis en la salud, pero ahora hay que hacer énfasis en el derecho. Parece que no hay derechos, más que los que puedas conquistar a las trompadas y con la billetera gorda, porque convengamos, esa libertad de billetera gorda es que uno es libre de hacer todo en el mercado si lo puede pagar, y pasa por alto que la gran mayoría no puede pagarse ni un jardín de infantes privado, menos todavía una universidad privada, la salud privada no se la puede pagar, el transporte privado. Nosotros hemos distribuido 290 ambulancias, en los municipios de máxima complejidad. Esas ambulancias, bueno, salen una fortuna, salen como $60 millones de pesos cada ambulancia. Ahora ¿Por qué el privado no puso una ambulancia en Guaminí? Y porque no es negocio. ¿Qué esperan que uno se tome un Uber cuando lo atropellan? No se comprende bien cuál es la propuesta, pero estamos discutiendo estas cosas.

Yo creo que es una de las estrategias actuales de esta forma de la derecha. Poner en cuestión lo obvio y lo básico de forma tal que tenés que hacer esto, tenés que explicar que si, no sé, a lo Hobbes, a lo Locke, a lo Rousseau, por qué apareció el Estado. Porque parece que alguien fue tan estúpido de tratar de organizar la sociedad de alguna manera que no fueran individuos tirándose flechas. Son cosas muy básicas, hay que discutir si hay derechos. Nosotros lo tenemos tremendamente resuelto porque, además, yo creo que esto parte de una profunda insensibilidad, además. Podemos discutir lo teórico, lo conceptual, lo lógico, pero también hay que discutir lo humano.

Se ve que es gente que nunca recorrió un barrio como los que tenemos acá cerquita de la universidad, barrios vulnerables, que nunca fue al interior de la PBA, que nunca, este, caminó por los lugares donde no hay laburo o faltan determinadas condiciones, que no conoce tampoco nuestra escuela pública. Nunca tuvo la experiencia de ir a la escuela pública y pasarse un rato ahí adentro y ver lo que ocurre adentro de la escuela pública. Que hay que mejorarla no queda ninguna duda, pero no es una sarta de cuestiones tremendas. De hecho, todas las familias de la PBA que no tienen acceso a la escuela pública, lo primero que te piden es ‘construime una escuela’. ¿No, Gato? ‘Necesitamos una escuela más, otra escuela más’. No sé cómo se haría eso de construir más escuelas para los que lo necesitan y no lo pueden pagar. No sé cómo se haría con dinamita o motosierra, yo entiendo que se hace con inversión pública, yo entiendo que se hace con más Estado y, además se hace con esa palabra a la que hay que volver, que es el amor. Que tiene que ver con esto, porque uno no necesita tanta elaboración, tanta discusión, uno camina la PBA, cualquier militante, cualquier vecino o vecina que ve la necesidad, que ve lo que se puede o no se puede, que ve todo lo que nos falta que es un montón; cualquiera no tiene ninguna duda de que si ves la necesidad, ahí hay un derecho. ¿Por qué yo puedo y este no cuando los dos lo necesitamos? En ese sentido hay un derecho. Hay un derecho porque el Estado tiene que cumplir, tiene la obligación de llegar a todos y todas. Con la salud, con la educación, con el trabajo, con la producción, con el buen salario, tiene la obligación. Que nos falte para llegar ahí, no quiere decir que no tengamos que esforzarnos todos los días.

Así que, es de una pereza enorme, además, de una comodidad enorme, desde la comodidad de sus condiciones económicas hablan también, y con cero empatía con el que no las tiene, al que lo acusan de no haberse esforzado demasiado o suficiente sin haberle dado ni un solo instrumento. Decía Milei ayer creo que fue… Dijo la más vieja de todas. Que no les iba a dar el pescado, sino que les iba a enseñar a pescar y que después se iban a poner una empresa de pesca. Bueno, tengo demasiadas consideraciones sobre ese proyecto, pero sí quiero decirle a Milei que la verdad que su meritocracia no es ni darles el pescado, ni enseñarles a pescar, ni menos todavía que puedan poner una empresa. Lo que hay que hacer es generar un plafón, un piso de igualdad donde todos puedan acceder a la salud, a la educación, a la computadora, a un trabajo digno y desde ahí sí les podemos pedir a nuestros conciudadanos después de haberles pedido disculpas por tanto que tardó el Estado en garantizarle esas condiciones. Ahí sí esperar que se esfuercen, que se sacrifiquen, porque si no es muy injusto. Si no, es darle una caña, enseñarle a pescar, pero está en el desierto, entonces no va a conseguir nada.

Y yo creo que, que bueno, que yendo, y para terminar ¿No? a la ciencia, la universidad y el gobierno de la PBA. Por algunas cosas que pensaba decir que tienen que ver con la tarea de gobierno y lo que se viene. Algo que también, Flavia, que reconociste y que a mí me parece importante que se vea y que ocurra es que nosotros nos planteamos que el gobierno de la PBA tenía en su territorio, la provincia, 25 universidades ¿No? públicas, 2 de ellas provinciales, 23 nacionales que tienen sede o que despliegan su actividad en el territorio de la PBA. Quiero decir y festejar, y la verdad que manifestar una alegría inmensa porque eran 25 universidades, hoy son 3 universidades nuevas más: la de Pilar, la del Delta, la de Ezeiza y, si conseguimos que se siente la oposición, la de Matanza provincial. No es con menos universidad, es con más universidad y la verdad que el Programa Puentes que ha llegado, pero quiero decir, teníamos actuando universidades en el territorio y el gobierno, para mí por deficiencias de su planificación, de sus programas, de sus proyectos, era como mutuamente indiferente con respecto a las universidades que estaban en el territorio.

Había una relación de ajenidad. Andaba el Gobierno por ahí, y las universidades por ahí. Cada tanto se tocaban con alguna consultoría, con algún funcionario, con algún… Pero no había una integración, no había una articulación entre el sistema científico, tecnológico universitario, público de la PBA. Mucho de esto nacional, de financiamiento nacional y de órbita nacional, pero no había una articulación, no había un contacto, no había una integración. Bueno, uno de los objetivos de esta etapa era empezar, a través del consejo provincial a hacer algo así como el consejo interuniversitario nacional, pero un consejo interuniversitario provincial, donde el gobierno se junte con sus universidades públicas. ¿Para qué? Y bueno, varias cosas. Una tiene que ver con, por ejemplo, el programa puente. Con diseñar en todo el territorio provincial una oferta universitaria que tenga que ver con un proyecto de provincia, con las necesidades presentes, algunas de ellas; muchas de ellas rentables. Hemos abiertos muchas carreras vinculadas con, con lo agropecuario que son del interior y nos piden, es decir, van a ser profesionales que estudian en su ciudad y que no tienen que desplazarse a otra, que no tienen que desarraigarse, fracturarse la familia, desgarrarse la familia, que se quedan en su localidad y que después ejercen su profesión en la localidad. Osea que, fíjense que después se quejan de que el conurbano se llena de migración interna, pero venían haciendo muy poquito para que haya condiciones para quedarte ahí donde habías nacido. Así que el programa puente lo que hace es, con las universidades públicas y yo, hay varios rectores acá a los que quiero agradecer de la Universidad Del Sudoeste, de General Sarmiento, Jauretche, San Martín, la tecnológica, la Ujat, la de José C. Paz, vicerrectores también de Sarmiento, de La Plata, de Lanús, de Jauretche. Quiero agradecerles porque hay un programa nuevo, original que no existía y que había que poner en marcha y que hoy es una realidad y que tiene 50 convenios firmados para que en el interior de la PBA se puedan estudiar las carreras sin tener que irte del lugar de donde vivías. Osea que, hacer un mapa de qué está enseñándose en la provincia en materia de formación universitaria, era una, y cruzar ese mapa con las necesidades de la Provincia. Bueno, eso tiene por un lado la formación, pero por otro lado, la cuestión productiva y el vínculo entre la producción y el aparato productivo de la Provincia y la ciencia y la tecnología que se produce y se estudia en la Provincia. Nosotros tenemos mucha producción científica y hay que generarlo y es una política de estado, articular también a la universidad, la ciencia y la tecnología con el sector privado. Entonces se han desarrollado rondas de negocios donde participan, por un lado los empresarios, pero también invitadas las universidades para el sector privado, pero también políticas del gobierno. Que las políticas del gobierno estén alimentadas por las investigaciones, por las problemáticas, por los descubrimientos que genera nuestro sistema universitario, científico y tecnológico.

Hacer una sinergia entre la acción de gobierno y la producción universitaria, ya no en materia de formación, sino en materia, y agrego, y de extensión también. Entonces ese era el desafío. Es decir, que no hubiera un gobierno y las universidades. Que el gobierno de la PBA y las universidades públicas que trabajan en la PBA, sean una misma cosa. Ese era el objetivo. Eso es lo que estamos intentando profundizar. Y esto es que si Augusto está trabajando en que haya un parque industrial, si Leo está haciendo una autopista, una ruta o está planificando, se está trabajando en un puerto, bueno, que las universidades estén con eso en el radar, que planteen, que reciban un ida y vuelta que permita más potencia al gobierno y a la universidad también. Y lo que estudié en la universidad, tenga que ver con lo que hace, ve, diagnostica el gobierno. Ese es el propósito, ese es el objetivo general. Por eso el gobierno de la Provincia, empieza a tener una política de cara al sistema universitario, que es conformarlo como un sistema en la Provincia, que no había un sistema. Y eso, obviamente vinculado a los otros niveles de enseñanza a través del ministerio de educación. Así que ese era un poco el objetivo. Yo creo que tenemos muchos resultados para mostrar, pero sobre todo, tenemos mucho para hacer, que eso es lo interesante, porque yo suelo decir que uno se presenta a elecciones, no tanto por lo que hizo, que estará sometido a, a digamos, a la crítica, a la discusión o será valorado, como sea, no solo por lo que hizo, sino fundamentalmente, si uno va a elecciones, es por lo que falta hacer. Vamos a elecciones, por lo que falta, bajo el reconocimiento de que el proceso de integración de la PBA, la discusión de la identidad de la PBA, la transformación productiva de la PBA, la transformación de la educación de la PBA, la salud, es algo que va a llevar tiempo, que lo hemos iniciado, que lo estamos trabajando, pero que va a llevar tiempo. Para eso es fundamental la universidad en nuestro proyecto de provincia, en nuestro proyecto de país por supuesto, pero en nuestro proyecto de provincia, es una condición necesaria la universidad pública. Por que, haber, queremos industrializar, queremos generar valor agregado, queremos estar en la frontera tecnológica, tenemos las baterías de litio, todo el 52% de la industria nacional. Los que quieren destruir la industria nacional no necesitan una universidad pública en la Provincia de Buenos Aires. Los que queremos fortalecerla, desarrollarla y transformarla para mejorarla y para que sea parte de un programa de desarrollo con inclusión, necesitamos si o si universidad pública, necesitamos si o si producción científica. Y no necesitamos menos, necesitamos más y necesitamos que sea pública, para que sea crítica, para que no tenga que ver ni con la rentabilidad inmediata, ni con un negocio privado. Y necesitamos, por supuesto, que sea gratuita, para que no discrimine, para que no deje afuera, para que sea de todos y todas y para que permita que ese crecimiento, que ese desarrollo, sea además con inclusión, sea además con justicia social. Lo que más les molesta, es que luchamos y vamos realizando la justicia social. Muchas gracias.