Cierre del Congreso Nacional de la UOM
Compañeros, compañeras, en primer lugar agradecerle a Abel y al secretariado, haberme invitado de nuevo. Ya no sé cuántas veces son, pero varias, cuatro, cinco, que participo de los congresos de la UOM en diferentes momentos, en diferentes circunstancias.
Recordábamos la vez pasada que estuvimos acá, aquella vez que me invitaron, y yo era Ministro de Economía de Cristina, y vinimos acá fraternalmente a discutir y a considerar diferentes opciones, cuestiones que están de nuevo, de vuelta y siempre en discusión, el Impuesto a las Ganancias, el modelo de Argentina, la rentabilidad de las empresas, la cuestión de Techint y la participación de los trabajadores y del Estado en su directorio.
Así que tenemos una larga historia. Y la verdad que escuchar las conclusiones de Abel, tenerlo a un compañero como Abel, compañero, amigo de lucha, de trayectoria, allá en el Congreso, en diferentes momentos de la historia argentina reciente, pero escuchar el enorme grado de madurez que alcanzó la Unión Obrera Metalúrgica, que en su congreso pone como principal, uno de sus principales objetivos, la formación política de los delegados, de los trabajadores, la formación económica, histórica. Compañeros y compañeras, no más barriletes del TikTok, de Internet ni de Twitter. Compañeros y compañeras, obreros, trabajadores formados, convencidos, con conciencia, con capacidad de discusión, con capacidad de comprensión.
Nuestra Constitución Nacional, la que hoy parece que se burlan las máximas autoridades del país, dice en su Artículo 14 bis, que los trabajadores tienen que tener participación en la ganancia de las empresas. ¿Cómo vamos a lograr eso si los trabajadores no están preparados, no están formados?
Y hace bien Abel en plantearlo en tono autocrítico. Fuimos de nuevo, este último, año a una elección. Y cuando charlabamos con dirigentes de diferentes ámbitos me decían ‘qué macana, sabés lo van a votar mucho a Milei’, ‘sabés que los pibes jóvenes…’, pero no sólo eh, porque hay como una tendencia de echarle la culpa sólo a los más jóvenes, a la juventud, y nos sacamos de encima entonces el problema. Pero me decían ‘mirá qué lío, qué desastre, hay muchos que lo van a votar a Milei, cuando lo que está presentando, lo que representa, lo que quiere hacer, significa su propio perjuicio, su propio mal, no votan ni siquiera en defensa propia’.
Como si fuera una cuestión climática, como si fuera una cuestión barométrica, como si fuera una cuestión externa, quejándose muchos dirigentes de que la sociedad, a quienes tenían que representar, estaban votando de una manera, no que perjudicaba al dirigente, sino que perjudicaba al conjunto.
En algún momento había que parar con esto. No es una cuestión externa. No es algo que tenemos que quejarnos, no es algo que sea responsabilidad de otro. Los dirigentes políticos no podemos mirarlo como una situación que nos excede o que no es nuestra.
Nunca más un trabajador, una trabajadora, que no tenga la preparación, la compresión y la formación, para comprender de cara a una elección que lo que pueden votar, o lo que les quieren hacer votar va en contra de sus intereses, va en contra de su clase, va en contra de su pueblo, va en contra de su país. Eso es lo que está haciendo hoy esta Unión Obrera Metalúrgica. No nos pueden agarrar de nuevo, en bolas y por sorpresa.
Así que me parece un grado de madurez increíble que este sea uno de los principales objetivos, y propósitos, y decisiones, tener ni más ni menos que la organización líder, más importante históricamente, del movimiento obrero argentino.
Creo yo que, bueno, me hubiera encantado participar de las deliberaciones, escuchar a los compañeros y compañeras, pero no habiéndolo hecho, creo que hay un punto central de lo que sintetizaba Abel, de lo que se ha discutido en el Congreso, por lo que hay que empezar.
Que tiene que ver con la cuestión del modelo de país, de la industrialización de la Argentina, del sector obrero metalúrgico, que creo que permite aclarar muchas de las cosas que están ocurriendo.
Veíamos en el video cómo Abel, cómo los compañeros, se pasaron durante toda la campaña advirtiendo, señalando lo que se le venía al pueblo trabajador, lo que se le venía no sólo… cuando digo trabajador me quedo corto porque estamos hablando, también, de miles y miles de empresas nacionales, productivas, que están sufriendo estas mismas medidas.
Veíamos advertir de los tarifazos que se venían. Veíamos advertir de las reducciones salariales. Veíamos advertir de la flexibilización laboral que iba a aparecer seguramente dentro del programa. Y todo eso que se dijo, Abel, es lo que estamos atestiguando y está ocurriendo, y ha agravado
Por eso creo que hay que hablar de nuevo del modelo de país y entender hacia dónde marcha toda esta batería de medidas y cuestiones, a veces tan confusas y hoy prácticamente desquiciadas. Porque tienen un rumbo y obedecen también a una discusión y a un dilema histórico de la Argentina.
Por supuesto que cada etapa tiene sus particularidades, pero la historia argentina nos muestra, desde sus mismos orígenes, que hay una disputa histórica acerca de qué país queremos ser y cómo queremos integrarnos al mercado mundial, a la comunidad internacional y particularmente a nuestro continente.
Quiero partir de esto, dejando en claro, que a esta altura del partido, a pocos meses de haber asumido el último gobierno, haber asumido Milei como presidente de la Nación, hoy podemos decir que estamos adelante de la estafa electoral más grande de la historia argentina.
Es una estafa electoral. Compañeros y compañeras, yo les pido que pensemos que aún aquellos que enojados, decepcionados, con malestares, con malhumores, a veces seducidos por discursos novedosos, a veces encandilados por gritos, por agresividad, por esa aparente fortaleza que tenía, a veces también, engañados por el clima mediático que se armó, votaron al presidente que tenemos hoy, pensando sinceramente que iba a posibilitar y facilitar una mejora en diferentes aspectos de su vida.
Lo votaron creyendo que ese programa que planteaba, desconocido a veces, esa dolarización, los vouchers, todas cosas que nadie sabía bien qué eran, la Escuela Austriaca, el anarcocapitalismo, que algo de eso le iba a servir para salir de esa angustia que tenían o necesidades que no estaban cumplidas.
Entonces, yo eso lo comprendo y lo tenemos que comprender. Como bien decía Abel, y tenemos que comprenderlo autocríticamente, qué es lo que nos faltó hacer, qué es lo que nos faltó explicar, qué es lo que nos faltó formar, qué camino debemos recorrer para que esto no volviera a ocurrir en la Argentina cómo estamos viendo hoy.
Entonces, quiero empezar por eso, por las grandes mentiras que tenemos adelante. Lo que me va a llevar a hablar del trasfondo de lo que está ocurriendo, con el programa económico, con el rumbo que ha decidido el Presidente de la Nación y quienes lo acompañan.
Dijeron, en campaña, una serie de cosas que tenían novedad, teóricamente, que parecían originales, que iban a arreglar la Argentina en base a recetas que nunca habíamos visto. Hoy lamentablemente, Abel, todo lo que vemos puntualmente es una repetición, otra vez más, de un programa económico de ajuste, de un programa económico neoliberal, de un programa casi parece de Consenso de Washington. Más viejo no puede ser. Más repetitivo y reiterativo no puede ser.
Y vemos también, que como cada vez que se aplican estos planes, piden paciencia, hablan del segundo semestre, de la luz al final del túnel, de que se va a solucionar y se va resolver, o que hay que atravesar un desierto para llegar al paraíso.
Ya lo conocemos. Los dirigentes con más experiencia que acompañan a Abel, el propio Abel, lo hemos vivido, yo mismo, esto lo hemos vivido. No tienen nada de nuevo y nada de original. Pero quiero pararme en dos cuestiones, porque me parece fundamental en la discusión con los que lo votaron al gobierno actual. Porque andan diciendo por los canales de televisión que ese ajuste, que hoy en día es generalizado, que afecta a todas las esferas de la vida, que afecta a las familias, que afecta a los laburantes, pero que afecta a las comunidades, afecta a la salud, a la educación, ese ajuste iba a ser, esta vez, un ajuste totalmente distinto. Lo decíamos hoy, que habían descubierto la pólvora, que habían descubierto una poción mágica, que le iba a permitir resolver los problemas del país sin afectar a los sectores laburantes, a los sectores populares, a los que menos tienen. Era un ajuste, sí, porque hoy dicen que se votó el ajuste, pero era un ajuste muy específico, teledirigido, teóricamente en el ajuste un sector favorecido, privilegiado, al que denominaban ‘la casta’.
Por eso hablo, a esta altura, de una inmensa estafa electoral. Ajuste hay, pero la casta es la única está salvando de esta situación. El ajuste fue para el obrero, el ajuste fue para los sectores vulnerables, el ajuste fue para las familias, el ajuste fue para las provincias, el ajuste vino en la comida, el ajuste vino en los remedios, el ajuste le pegó a todos y cada uno de los y las bonaerenses. Más que ajuste para la casta, ajuste para el pueblo, ajuste para el trabajador y para el empresario pyme. Ajuste generalizado.
Hoy podemos decir que el centro del programa que prometieron en las elecciones no se está cumpliendo, se está cumpliendo su contrario. Y estos días, hoy a la mañana, abriendo el diario, uno lee que el gobierno resolvió, lo decíamos recién, fijar los precios de la medicina prepaga.
Una medida que está en las antípodas, es el contrario, el contrario, no sólo de lo que dijeron en campaña, sino de lo que hicieron desde el primer día de gobierno. Me quiero explicar. En campaña nos dijeron que el problema era el Estado, que el Estado no tiene que meterse en nada, que el Estado no tiene que meterse en los precios, acaban de fijar un precio, que el Estado no tiene nada que hacer, que todo lo soluciona el mercado libre, que todo lo soluciona la mano invisible. Y que si se mete el Estado, empasta, dificulta, arruina. Y que el Estado, entonces, es el causante y el responsable de todos los males históricos, no sólo de la Argentina, ya ni siquiera de la época del peronismo, cuando surgió el peronismo, de toda la historia argentina y de la humanidad.
Eso es lo que cual Mesías nos venían a decir. Cero Estado. Y que no se metan, más todavía en la cuestión de precios. Hoy, leyendo el diario, vemos que el Presidente, que sus funcionarios, acaban de tirar a la basura todo lo que dijeron en campaña, todo lo que defendieron en campaña. Se metieron a regular el precio de las obras sociales, de las prepagas.
Miren, me parece central que lo comprendamos. Porque, ¿cuál es el problema con las prepagas? El problema con las prepagas es que ni bien llegó Milei sacó un decreto, primeros días de gobierno, ese famoso DNU 70, de desregulación económica. Que tal como había dicho, quitaba las capacidades, las potestades del Estado, no para intervenir en la economía en general como se decía, sino directamente para en sectores claves, en sectores particulares, poder incidir para que no ocurriera lo que finalmente ocurrió.
Es decir, el problema que hoy teóricamente Milei corrige es el problema que Milei causó. Porque desreguló las prepagas. Dio absoluta libertad de precio a las prepagas. ¿Y las prepagas que hicieron? ¿Y qué es lo que el propio gobierno reconoce hoy? Las prepagas subieron los precios de manera absolutamente desmedida. Dicen un 160, Nico, 160% desde que asumió Milei. ¿Basado en qué? En el decreto de Milei, que los deja fijar los precios como se les cante.
Y vaya sorpresa, cómo fijaron los precios, altísimos, elevadísimos, muy por arriba de la inflación, muy por arriba de sus propios costos. ¿Y qué nos dice el Gobierno? ¿Saben qué pasa? En ese sector hay siete empresas que dominan el mercado. Entonces se juntaron siete señores y en lugar de competir, como dice la teoría, con la mano invisible, con la oferta y la demanda, bajando precios, mejorando calidad, en vez de hacer nada de eso, se pusieron de acuerdo, resolvieron entre los siete un precio y lo pusieron.
Veamos dos cosas. Los resultados, muchísima gente, sectores amplios, que podían acceder a una prepaga, dejaron de hacerlo. Entonces, primer resultado, mucha gente se está cayendo de lo que antes podía pagarse y entonces ya no puede pagar más. Se baja, se desinscribe, se borra de la prepaga.
Y entonces, primer desastre que está causando Milei. Dijo que venía a privatizar el sistema de salud. Desregularon completamente prepagas, desregularon completamente medicamentos, desregularon muchísimos sectores de la economía y buena parte de lo que podían pagarlo, no lo pueden hacer.
¿Y a dónde van? Imaginense a dónde van. Al sistema público, a los hospitales públicos provinciales, municipales. Venimos de abrir en Pirán un centro de salud, único prestador de salud, el Estado. Así que primera enseñanza de esta cuestión, Milei dijo que venía a privatizar y está estatizando, porque ya no se puede pagar, y es el sector estatal, el Gobierno, el que tiene que hacerse cargo de todos aquellos que se van cayendo de lo que antes podían pagar.
Segunda cuestión, y todavía mucho más importante, todavía mucho más importante, Milei desreguló ese precio, el de las prepagas. Y entonces los precios, se dan cuenta ahora, de que los fija no el mercado, Adam Smith, que no los fija ninguna mano invisible, que son cinco, seis, siete ñatos que se juntan y establecen lo que quieren cobrar para las prepagas. Y que no les importa, evidentemente, si muchos se quedan afuera, porque habrán hecho sus números y sus cuentas, y subir tanto la cuota les compensa lo que pierden, en términos de afiliados. Conclusión, resulta que el mercado no era ni un Dios, ni un genio de la lámpara, ni resolvía, y no lo digo yo, lo dice el propio Gobierno, nos dice que el mercado al final eran unos tipos que se juntan para maximizar la ganancia, llevándose puesto lo que sea.
Entonces bien, ¿qué concluimos nosotros de eso? Primer punto que concluimos, que esto que pasó, que ahora Milei revierte, es responsabilidad de Milei. Y que como pasó en el mercado de las prepagas, como pasó con las cuotas de la prepaga, pasó en los alimentos, pasó en los remedios, pasó en el combustible, pasó en cada una de las cosas que necesitan los argentinos y los bonaerenses para vivir.
Entonces Milei, nos costó muy caro que comprendieras cómo funciona realmente la economía. Nos costó muy caro que te dieras cuenta que el mercado nos hundió, que el mercado no resuelve. Le costó, y dicen que lo hizo no por una vocación científica, académica o de comprensión, sino porque leyó las encuestas y evidentemente muchos de sus votantes, que tenían prepaga y no le pueden pagar, le echan la culpa a Milei y entonces revirtieron esa medida. Muchos de esos votantes.
Yo le quiero decir a Milei que en el lugar donde está tiene la obligación, no de leer encuestas o defender un grupo, sino defender al conjunto de los argentinos. Y lo que descubrió que ocurre en el sector de las prepagas, que se desayune y se despierte, ocurre también en el sector de los alimentos, donde dos, tres productores acaparan el mercado de los productos panificados, de los productos de limpieza, de buena parte de los consumos masivos, dos, tres empresas, cuatro o cinco a lo sumo, igual que las prepagas, resuelven los precios sentidos en una mesa.
No son las fuerzas sacrosantas del mercado que logran mejor precio y mejor calidad. Son unas personas que tienen como objetivo, a veces empresas trasnacionales, único objetivo, conseguir las máximas ganancias.
No me estoy quejando de que sea así, es el sistema capitalista, esto es así hace mucho tiempo. La novedad es que hay un presidente que no conoce ni cómo funciona una economía, un presidente que no comprende de qué se trata la fijación de precios, que cree en misticismo, que cree en mitos, que cree en fantasías, y así gobierna. Así que, Milei, el problema no es que regules las prepagas. El problema es el DNU 70 que se tiene que terminar porque es el que ha ocasionado que esto nos pegue en todos los consumos.
Así que, las dos cosas, ni el mercado resolvía todo, ni el ajuste era para la casta. Y no lo estoy diciendo yo, porque veníamos advirtiendo, lo muestra la realidad. ¿O acaso los que están acá son todos casta? Pero a todos les pegó el ajuste. A todas las provincias argentinas, al sistema educativo, le sacaron parte del sueldo a los docentes, al sistema de salud, cortaron los remedios, a los boletos de colectivo acá en Mar del Plata, en todo el país, en el interior, le sacaron la ayuda que le ponían para que el trabajador, para que la madre, el otro día estábamos en La Plata en la puerta de una escuela, llegamos a hacer una inauguración, un montón de señoras, de madres sentadas en la puerta de la escuela, les pregunto ‘¿pasa algo?’, ‘sí, ¿sabés qué pasa? Vinimos a traer a nuestros hijos, ellos tienen boleto estudiantil pero nosotros no, entonces nos vamos a quedar, desde que llegó Milei, a esperar en la puerta para no tener que pagar el boleto ida y vuelta, y tener que venir no sólo a llevarlo sino también a buscarlo con el doble de boleto’. ¿Eso es casta? ¿Las provincias argentinas, las economías regionales? ¿Los sectores productivos? ¿Eso es casta? No es casta. Ha hecho un ajuste clásico, que abarca los mismos rubros de siempre, a jubilados, trabajadores, presupuestos públicos, derechos, provincias, costo de transporte, costo de la energía. Ajuste clásico, y no es a la casta, es a las grandes mayorías, es al conjunto.
Y yo no quiero cuestionar lo que votaron, porque esto no fue avisado. Se dijo otra cosa, no se cumplió. Se dijo que el mercado iba a solucionar todo y en la Argentina, comprendan esto, no está una discusión Estado-Mercado. Hemos gobernado muchísimo tiempo, y a las empresas cuando gobierna el peronismo, les va bien. Es cuando más ganan. Y es así. No es un problema contra la empresa.
El problema sí es que regular, manejar, conducir y administrar un Estado, una economía y un país, es cuidar a la gente, cuidar también de la amenaza de la concentración, del monopolio, defender la competencia y defender el consumidor. Lo hacen también los países que tanto admiran. Tiene que empezar mañana a defender el bolsillo de la gente. No es pasado, no es en un mes, son los remedios, son los alimentos, son los dueños del hogar, es el pasaje de colectivo, es el litro de nafta, es la obra pública.
Porque no es optativo si uno es presidente defender o no defender al pueblo que representas. No es una cuestión de que pienso como los austriacos del siglo XIX y entonces, manejando el Estado vengo a destruir el Estado.
Juró sobre la Constitución Nacional. La Constitución Nacional garantiza derechos, derecho a la salud, a la educación, derecho al trabajo, derecho a la vivienda. No es optativo. Es una obligación, es una obligación. Nosotros, en la provincia de Buenos Aires fuimos a elecciones también. Así que a veces dicen ‘se quieren enfrentar con Milei porque piensan distinto, porque son la antítesis, y porque el keynesianismo contra los austríacos, o el peronismo contra los liberales’. Es más fácil, compañeros y compañeras. Nosotros estamos acá porque nos votaron por inmensa mayoría, en un pueblo que nos pidió y al que nos comprometimos a ampliarle los derechos.
Así que no tengan ninguna duda, no tenemos vocación ni voluntad de discutir teoría económica ni de pelearnos en balde con nadie. Lo que sí tenemos que hacer, lo que estamos obligados a hacer, es defender a la provincia de Buenos Aires, defender a los y las bonaerenses, a cuidarle la salud, la educación, cuidarle la vivienda, la dignidad. Y en cualquier situación, aunque quieran fundir a cada provincia argentina, vamos a cumplir el compromiso de defender y cuidar a nuestro pueblo.
Porque esto conduce a la cuestión de los modelos de país. Estamos hablando con un sector, ustedes forman parte de la industria metalúrgica argentina, hay países que no tienen o tienen muy poca industria. Y hay pocos países como el nuestro, que tengan industria metalúrgica. Me decía la compañera Sol que están construyendo el CAREM obreros metalúrgicos. Que tengan una industria que hacen bienes de capital, no son tantos los países, no son tantos los países que pongan satélites en órbita. No son tantos los países que, teniendo su industria nuclear, resuelvan o decidan, como lo hizo Cristina, como lo hizo Néstor, desarrollarla pero para fines pacíficos, para mejorar la medicina, para mejorar la energía y no para la guerra.
Es un privilegio que tenemos como país, pero es resultado de luchas y de una historia, y de torcer un rumbo también, y de torcer un rumbo histórico. En Argentina se discute desde tiempos inmemoriales, desde tiempos de Belgrano, uno puede rastrear esta discusión que simplifica, sí, pero sirve de esquema para comprender. En la Argentina se viene discutiendo esto hace mucho tiempo.
Argentina es un país rico en productos naturales. Argentina es un país que tiene de las fertilidades agroecológicas naturales más privilegiadas de todo el planeta tierra. Nuestra pampa húmeda se formó, imaginen ustedes la sorpresa de los que vinieron de España, dejaron acá un poco de ganado, algunos caballos. Y volvieron al tiempo y había una enorme tropilla, porque la pampa argentina, en su fertilidad, en su capacidad de producir alimento, en su capacidad y en su fertilidad no tiene comparación a nivel mundial.
Tenemos también minería, productos de minería, tenemos una Cordillera de Los Andes donde hoy uno de los minerales más importantes, más clave de la geopolítica mundial como es el litio, se encuentra en abundancia. Pero tenemos cobre, tenemos oro, tenemos riquezas naturales.
Tenemos petróleo. Y hablando de petróleo, el petróleo saben ustedes que está tal vez a dos mil metros de profundidad, que hay que hacer una tarea complicada, como son los no convencionales. Los yacimientos no existen, hay que producir los yacimientos a través de explosiones, abajo de la tierra. Nuevo, novedoso y muy sofisticado. Hay muchísimo petróleo no convencional.
Entonces, esa es la discusión primera, el recurso natural está, tenemos riquezas, tenemos potencialidad, tenemos posibilidades amplísimas. Hay dos cuestiones, como en el caso de los no convencionales. Estaban ahí, abajo de la tierra, porque ahora escucho que de nuevo quieren privatizar YPF. YPF ya se privatizó en los ‘90. Y así privatizada como estaba, estaba Vaca Muerta y seguía muerta. No hicieron nada, querían venderla, le pusieron la latita encima y andaban paseando por el mundo vendiendo nuestros recursos naturales los que privatizaron YPF.
No alcanza con tener los recursos naturales. Los recursos naturales, en primer lugar, hay que tener la capacidad de que se conviertan en riqueza real, que salgan de abajo de la tierra y que se conviertan en bienes, servicios y capacidades, que generen riqueza.
En Argentina a los privatizadores de ayer, a los de hoy y los de mañana, hay que decirles que ya privatizaron Aerolíneas y la fundieron; que ya privatizaron la empresa de agua y se tomó el palo y estafó a los argentinos; que ya privatizaron YPF y no salía nada de petróleo argentino.
Así que para que Vaca Muerta, hoy digan, hasta los que criticaban la recuperación de YPF, que el futuro de Argentina está en Vaca Muerta, hubo que tomar una decisión política soberana, que fue recuperar YPF. Hace poquito se cumplieron 12 años del día que Cristina dijo que íbamos a recuperar YPF y se le dio vida a Vaca Muerta.
Ya probamos. Este veneno ya lo probamos varias veces. Así que dos cosas con los recursos naturales, con la riqueza que proviene de los minerales, de los hidrocarburos, aún de la tierra. Hay que ponerla en producción, eso ya es todo un desafío. Pero después hay un segundo desafío, que es que esos recursos naturales, ese petróleo, esos minerales, esos alimentos, que surgen de las capacidades y potencialidades de Argentina, al servicio de qué se pone y para qué sirve, y quién se los apropia.
Y esa es la discusión que tiene que ver con la industrialización del país. No alcanza con tener riqueza natural. Hay que tener la capacidad de ponerla en producción. Y no alcanza ponerla en producción. Hay que tener la capacidad de que esos bienes, esos recursos, que son de todo un país, de todo un pueblo, se utilicen al servicio de un país y del pueblo. No alcanza con sacarlo debajo de la tierra, hay que ver qué se hace con eso, para qué sirve, quién se queda esas riquezas.
Y esa segunda cuestión que sale de un modelo primario, primarizador, precarizador, un modelo dependiente es el modelo de industrialización de la Argentina. Es eso, emplear los recursos naturales, las riquezas que tiene la Argentina en beneficio de Argentina. No es ni más ni menos.
Y eso significó en nuestro país, ya embrionariamente en la década del ‘30, que por una crisis mundial, gobiernos conservadores ya se pusieron a ocuparse de la industrialización del país, no porque quisieran demasiado sino porque se había cortado completamente por la crisis, el comercio mundial, el comercio internacional.
Comienza un proceso de industrialización, pero ese proceso de industrialización toma fuerza cuando se toman las medidas adecuadas, pero además valientes y corajudas, que hay que tomar para que la riqueza de la Argentina se reinvierta en la Argentina. Es un proceso de industrialización que requiere que el Estado esté presente como expresión de un modelo de país, de un proyecto de inclusión, de un modelo de distribución. Porque eso, hacer jugar nuestras riquezas para la industria nacional, para el trabajo nacional, para que haya no sólo recursos naturales que se explotan y se llevan afuera, sino también una sociedad que trabaja, que recibe un fruto de ese trabajo y que después puede tener condiciones dignas de vida, eso sólo se hace con un Estado que se ocupe de industrializar la Argentina. Por eso, es recién en la década del ‘45 (SIC), en la década del ‘50, que esto toma fuerza. (gritan ‘Viva Perón, carajo’) Y nacen industrias, y no son sólo industrias, por eso me permito compartir con ustedes una idea, que creo que compartimos todos, pero que hay que volver a poner encima de la mesa. Es el modelo de industrialización de la Argentina. Es un modelo, el más efectivo, el más eficiente de distribución de la riqueza y de inclusión social, de dignidad, porque los salarios industriales, la formación, la capacitación, la preparación que requiere el trabajo en la fábrica, en la industria, lo que después requiere, también, un avance en la ciencia, la tecnología, también soberana y nacional. Este modelo, este modelo que es capaz de distribuir sin planes, distribuye por la propia matriz productiva, ese modelo necesita, también, que la Argentina tenga aquellos que pueden diseñar, aquellos que pueden preparar, aquellos que pueden planificar, ese modelo de industria requiere también universidad pública, gratuita, como lo hizo Perón.
Por eso, este 23 la provincia de Buenos Aires va a marchar en defensa de la universidad.
Y creo que en esos modelos, uno de industrialización, con ciencia, tecnología, desarrollo industrial, con una inserción en el mundo inteligente, donde nuestros recursos naturales jueguen al servicio de intereses nacionales, donde el trabajo y la industria tengan soberanía nacional también en el conocimiento, en el saber, en la inserción internacional, ese modelo es el que de nuevo estamos discutiendo.
¿Cómo se discute ese modelo? ¿Cuáles son hoy las tareas del ahora, además de formarse, capacitar? Yo creo que la UOM ha dado también un ejemplo, ha dado también una muestra de cómo se consigue que la Argentina sea un país para todos y no para pocos, y un país para los argentinos, no sólo para los de afuera, y un país para la industria, y no sólo para las finanzas.
Eso se consigue impidiendo que los sueldos, los salarios que ganan los trabajadores se conviertan en sueldos de hambre. Y que las condiciones de trabajo permitan llevar una vida digna. Por eso, la UOM dio cátedra de esto con las movilizaciones. La UOM consiguió con la lucha una paritaria todavía no completa, todavía no completa, pero que les permite recuperar siete puntos arriba del salario.
Saludo a los compañeros y compañeras que dieron un ejemplo de lucha. Porque finalmente, finalmente estos modelos han tenido una evolución en la Argentina, han tenido su historia los dos modelos de país. Hay muchísimos indicadores, hay muchísimas formas de mostrarlo.
Yo, compañeros y compañeras, lo quiero mostrar con los números de la Unión Obrera Metalúrgica. En el año 2003, después de un período neoliberal, después de una crisis, 50.000 trabajadores y trabajadoras en la Unión Obrera Metalúrgica, 50.000. Después de esa experiencia, después de ese fracaso neoliberal, vinieron Néstor y Cristina y empezó un modelo de recuperación industrial, de recuperación productiva, y en 2013, siendo ministro de Economía hicimos una reunión, pregunto cuántos afiliados tenía en ese momento la UOM y me contestaron: 250.000 trabajadores. Por cinco, por cinco creció el sector. Sector neurálgico, madre de industria. Por cinco.
Y luego vino Macri, y empezó de nuevo el descenso. 170.000 quedaron, y pensaban quedarse por 10 años, 20 años. Miren esa trayectoria. Cambia de nuevo el modelo y vuelve a recuperarse, 235.000 trabajadores y trabajadoras. Y hoy, en pocos meses, leía recién, 8.000 menos en la industria metalúrgica. A este ritmo, me decía la compañera Sol, en un año habremos perdido 24.000 trabajadores. Si sigue a este ritmo, 100.000 trabajadores. Y ojo que estas cosas no es que aminoran la velocidad, se aceleran.
Esos son los modelos de país. Esas son las disyuntivas y los dilemas que tiene la sociedad argentina. Y ojo, no estamos diciendo ni todo mercado, como dicen ellos, ni todo Estado. Estamos diciendo una sociedad solidaria, una sociedad organizada, inteligente, que busca su bienestar pero que también cuida lo que es suyo.
Por eso estos días cuando vemos el desprecio por la lucha de la recuperación de las Islas Malvinas, la falta de acción en el dragado del Canal Magdalena, venimos a decir que universidad, que industria, que soberanía, son la misma lucha y la misma discusión.
¿Y por qué digo de la importancia de lo salarial? Veíamos que el gobierno le puso mucho énfasis en no homologar la paritaria. Estuvimos el otro día con el compañero Moyano, la paritaria del sector Camioneros. Así que, ya habían violado esto, de que los precios son sacrosantos y no hay que intervenir. Tenían todos los precios sueltos menos uno, que pretendían amarrar, atar, pisar, y ponerle techo, que era el salario de los trabajadores.
Se había cumplido esto, de que entre los trabajadores y los empresarios habían alcanzado un acuerdo y el Gobierno no quería homologarlo. No quería firmarlo, ilegalmente. ¿Por qué? ¿Por qué la importancia de esta lucha? Porque hoy nos están diciendo que hay un plan antiinflacionario, que hay un plan de estabilización.
Ahora, ¿en qué se funda el plan de estabilización? Superávit fiscal. Superávit fiscal logrado en más de un tercio, bajándole los haberes a los jubilados. Programa de ajuste fiscal que se ha puesto, también, a terminar con el acompañamiento a los trabajadores, a las familias con los pasajes de bondi, de tren.
Es ahí donde buscan el superávit fiscal. Pero más importante que eso, la estabilidad de precios la quieren alcanzar poniéndole techo y pisando los salarios. Eso es lo que evidenciaron en la discusión ésta de la homologación o no de la paritaria de un gremio, paritaria que cumplió con todos los pasos, con todas las normas y que fue determinada, llamémoslo así, entre privados, trabajadores y empresarios. Y no querían homologarla.
Por eso yo creo que si la estabilidad que nos quieren mostrar es una estabilidad que se funda en que los trabajadores, los jubilados, no puedan vivir, no puedan llegar a fin de mes, no puedan pagar la comida, no puedan pagar sus gastos, no puedan pagar su vida digna, bueno, esa estabilidad que están buscando no se puede hacer sobre la sed y sobre el hambre del pueblo trabajador, del pueblo bonaerense, del pueblo argentino.
Es una discusión cardinal. Está muy bien, demos todas las discusiones económicas, pero yo veía que la empresa Techint, la empresa Techint, que no quiere firmar las paritarias, veía que ha tenido el año pasado, un año de ganancia récord.
Si no me equivoco, 270.000 millones de pesos ganó Techint el año pasado. A nivel mundial, 4.000 millones de pesos. No es una denuncia. Ojalá las empresas puedan tener éxito, ojalá les vaya bien, ojalá se puedan expandir, ojalá inviertan en el país, eso ya lo hemos discutido varias veces cuando hicimos la colada continua, que fue una gran discusión, porque me tocó ser, en representación del Estado Nacional, director en Ternium, en SOMISA.
Así que estas ganancias, inmensas ganancias, no voy a dar una discusión porque no es ni ético ni moral, no están bien ni están mal. Lo que digo es que si los trabajadores no les está alcanzando el sueldo, si los trabajadores y trabajadoras, que son los que finalmente produjeron esa riqueza, no pueden llegar a fin de mes, los precios se les escapan, los empresarios, también, tienen que tener una conciencia vinculada, no sólo a una cuestión de que nadie puede realizarse en una sociedad donde los demás no se realizan, sino que están matando, están matando al mercado interno, a la demanda interna, a la fuente, y al motor de crecimiento del país.
Y ha pasado cada vez que vienen a bajar los salarios a la Argentina, y cada vez que vienen a hacer el ajuste fiscal. Bajan todo, bajan todo, tratando de que los gastos no suban más allá de los ingresos, y después encuentran, como estamos viendo hoy, que generan una enorme recesión que hace caer los impuestos y después de nuevo ajustan. Y así en un círculo vicioso.
Entonces yo quiero decir, compañeros y compañeras, la lucha por un salario digno es la lucha central y principal que hay que dar en la Argentina. No se puede establecer un modelo económico que tenga como variable de ajuste y pato de la boda a las grandes mayorías populares cuando las ganancias de determinados sectores, de determinadas actividades, son buenas, muy buenas o casi diría récord. Así que compañeros y compañeras, creo que este congreso nos deja buenas noticias. Nos deja por un lado, la noticia de que la UOM, de que el Movimiento Obrero Argentino, goza de buena salud, se reúne, discute, piensa, reflexiona, resuelve y defiende sus intereses, que son los intereses de miles y miles de familias.
Pero nos deja otra segunda noticia que es importantísima, que el Movimiento Obrero Argentino no discute solamente o por empresa, o por rama o en su conjunto su salario y sus condiciones de trabajo, sino que quiere ser un actor central, relevante, participativo y democrático en la discusión acerca de qué país queremos.
Y lo digo para que quede claro, queremos un país con desarrollo, queremos un país con inclusión, queremos un país para todos, para todas, queremos un país con industria, queremos un país con soberanía, queremos un país con democracia, queremos un país con derechos, queremos un país con salud, con educación, con justicia social. No es mucho, pero es para todos y para todas. Muchas gracias compañeros.