Concejo de Juventudes en Avellaneda
Primero pido disculpas porque me encantaría escucharlos, de hecho estoy fuera de agenda, pero me encantaría poder escucharlos a todos y a todas. Hoy tengo más agenda después, otras reuniones y hoy empezamos muy tempranito. Les quiero contar muy breve lo que hicimos, porque para mí también es importante que sepan a qué nos dedicamos.
Hoy estuvimos a la mañana, inaugurando un Centro de Salud, que es un hospital, chiquito, pero un hospital, chiquito, ocho consultorios. Les cuento nada más porque queda en Wilde Este y era un lugar donde el acceso a la salud era complicado, es el centro de salud 186 que inauguramos durante este Gobierno. Y viene siendo una política acercar la salud a los barrios, de que se conjugue con lo que se hace en las escuelas, que la salud no sea cuando estás enfermo vas al hospital, sino que la salud está integrada con prevención, con con participación barrial, con participación comunitaria. La verdad que una política muy importante.
Y hablábamos ahí, esto viene a cuento, de que no sé si vieron en la tele, en las redes, está habiendo un lío enorme porque el Gobierno Nacional viene cortando los fondos, Milei ¿no?, cortando los fondos para la salud pública. Y ahora hay un enorme conflicto en el Garrahan. ¿Escucharon hablar del Garrahan, sabe más o menos? Es el Hospital de Niños que no es ni de Milei ni de la ciudad de Buenos Aires, es de toda la Argentina. Es un hospital de niños de excelencia, que a nivel latinoamericano está reputado como uno de los mejores hospitales, con los mejores médicos, con las mejores capacidades, se hacen trasplantes.
A mí me impresiona porque nosotros tenemos un Hospital de Niños en nuestra capital, el Ludovica, el Sor María Ludovica, que también es muy importante, pero recién ahora podemos hacer trasplante de corazón para bebés y chicos muy chiquitos. Imagínense que es la vida y la muerte.
Y lo hace el Estado. De hecho, el Garrahan y el nuestro son los únicos que lo hacen en Argentina. Porque es muy sofisticado, muy complicado, una inversión muy grande. Y yo comento esto porque el Garrahan está en conflicto porque le vienen cortando los fondos, los médicos se están queriendo ir, como también pasa en el CONICET con la investigación en energía nuclear.
Estamos sufriendo un momento de destrucción y de ataque sobre el Estado en general, lo escucharon, ‘voy a destruir el Estado, que la motosierra’. Y no sé, a veces me resulta un poco desesperante, por lo menos cuando uno lo mira a nivel general, que se empieza a hacer aparentemente el discurso dominante. Lo que todo el mundo cree. Por eso, me parece que esta experiencia es increíble, es muy buena.
Yo le quiero agradecer y quiero, obviamente, reconocer, felicitar al municipio de Avellaneda, a Jorge por el laburo que están haciendo en general. Pero la posibilidad que se junten los pibes y pibas de todas las escuelas a discutir proyectos, a charlarlo entre ustedes. Esto no existe en el resto de la Provincia y como muchas cosas que se inventan en Avellaneda, vamos a ver cómo hacemos para exportarla.
La Provincia, ustedes saben, es formidablemente grande, es enorme, 17 millones de habitantes, 135 distritos, 300.000 km cuadrados. Ayer estaba a 600 kilómetros de acá, en Salliqueló, un municipio de 10.000 habitantes. Avellaneda tiene 380.000. Un municipio, ahí lejos, también llevando electricidad porque no había, gas porque no había. Un Centro de Salud, a mí me llena de orgullo, igual que el que abrimos acá en Avellaneda, prácticamente, en un municipio así de chiquito. Lo cual también es una forma de hacer política y de entender la política y entender la Provincia y su particularidad, su diversidad.
Pero yo los escuchaba a ustedes recién, las cosas que decían y la verdad que permítame decirlo, yo tengo hijos que ya, que van al secundario, dos hijos que van al secundario. Y está instalado, hay como una especie de corriente de opinión, de cuestión cultural o del marketing, o por el efecto de las redes, o por la capacidad que tiene tal vez el gobierno actual de entrar a través del TikTok, a través de Shorts, a través de Instagram, a través de las redes sociales, donde parece que los pibes y las pibas están en una realidad, en una dimensión absolutamente distinta a lo que acabo de escuchar recién.
Que obviamente no tiene que ver con lo que… también es distinto a lo que pasa con mis pibes, a sus compañeros, que también centros de estudiante, qué sé yo, pero aparentemente se intenta instalar o para el que no tiene alguna cercanía o el que no puede estar acá con nosotros que nuestros jóvenes, nuestros adolescentes están en cualquiera. Están en cualquiera.
Cuando digo están en cualquiera según esa imagen que se forma de lo que piensan los pibes, lo que necesitan los pibes, lo que aspiran los pibes, lo que sueñan los pibes, ninguno podría estar acá ahora discutiendo. Ese pibe virtual, digamos, ese adolescente virtual que aparentemente es el tipo, el instalado, bueno, no podría estar nunca acá. Está todo el tiempo con el telefonito, con las criptomonedas, es un hater, a ver quién piensa distinto, a ver cómo le tira algún insulto, cómo lo trolea, cómo lo persigue.
Y a ver, ¿qué es lo que quiero transmitir de la sensación que me llevo? Que es como que de pronto se genera una imagen de los pibes, los adolescentes en la provincia de Buenos Aires, en el país, en la que están, en qué están, cómo son, que es muy distinto a lo que después uno encuentra cuando entra a una secundaria, Ayelén nuestra subsecretaría de juventud, cuando uno va y se tiene contacto se ve otra cosa distinta. Lo cual me parece que nos tiene que llevar a reflexionar un poco sobre cuál es la agenda, ¿no? ¿Cuál sería la agenda?
Entonces tomo algunos temas que surgieron acá. Primero, centro de estudiantes. Nosotros tenemos, hay una Ley Nacional y una Ley Provincial, me decía recién Alberto, nuestro ministro de Educación del año 2013 que permite, da la posibilidad, más bien prohíbe prohibir los centros de estudiantes, ¿se entiende? No se puede, que ni en los públicos, ni en los privados no haya centros de estudiantes si los pibes quieren.
Entonces vos decías, alguno por ahí decía queremos, claro, transmitir la experiencia, capacitar, contar, además no hay mejor forma de explicar algo que cuando uno lo siente, lo vivió, lo hizo, se entiende más y además cuando te lo cuenta alguien que es parecido a vos, porque viene, qué sé yo, un tipo a explicarte no sé qué, que no sabes ni dónde es, es distinto, a mí me parece buenísimo.
Pero me parece grave que alguien piense que en una escuela donde quieren los estudiantes formar un centro de estudiantes hay alguna posibilidad de que se lo prohíban. Hay alguna posibilidad de que se lo prohíban.
Y a mí me consta porque hay lugares donde le ponen trabas, le ponen obstáculos, donde las autoridades no dejan o no quieren o señalan y entonces no es cuestión de voluntad o de afinidad o de simpatía. Es que hay una Ley que está permitido y que está prohibido impedir que se armen los centros estudiantes.
A mí me parece muy bien y si hay alguna autoridad de algún colegio que le estén pidiendo, eso sepan, es ilegal y el Intendente y el Gobernador no van a permitir que eso pase.
Lo que no quita que no pueda haber un programa. Nosotros la estadística que tenemos que más o menos los secundarios de la Provincia. Piensen que ustedes son un montón acá pero nosotros tenemos 1.700.000 pibes y pibas que van al secundario en la provincia de Buenos Aires, es más grande que la mayoría de las provincias argentinas, cada una de ellas, los pibes y pibas que van cada día al secundario y a la escuela pública o la escuela en general 5.200.000 pibes en provincia de Buenos Aires. Que yo le decía a Alberto, nuestro ministro, si nuestro sistema educativo fuera una provincia, sería la segunda provincia más grande de la Argentina después de la nuestra. Solo los pibes y pibas que van a las escuelas. Así que nuestro sistema educativo es inmenso.
Ahora, la pregunta es cuál es la agenda. ¿Qué es lo que piensan, qué es lo que sienten, qué es lo que aspiran, qué es lo que desean? Los pibes y pibas. Si uno mira un poco las redes, ¿qué sería eso? Y bueno, están en contra de ESI. Porque ya fue, ya pasó, era malísimo, no servía para nada. Están en contra de la igualdad de género.
No les interesa el que esté al lado, está con una cosa del individualismo, del egoísmo, del sálvese que quien pueda, de hacer guita rápido, pero para salvarse solo y pisando cabezas si hace falta. Entonces, a mí me parece que hay una imagen de lo que son los adolescentes, las adolescentes que alguno dijo, estamos creo que por ahí en una edad difícil, complicada. Por supuesto, uno transitó también la adolescencia, es un momento de definición, este es un momento de cambio. No les voy a contar a ustedes, sería ridículo que lo hiciera porque lo están viviendo ustedes. Ahora, lo que le quiero decir es que hay una imagen de qué quieren los pibes, de qué son los pibes y parece que de ahí saliera la violencia, que la violencia es moneda corriente y es como una pulsión, como un instinto, como una necesidad que satisfacen siendo violentos.
Como humillar al otro, no, esto de lo domó, lo, qué sé yo, ¿no? Lo humilló. Cómo que eso es lo que quieren los pibes y son nuestros pibes y pibas. Y que eso es lo que desean. Y a mí me parece grave, me parece grave que esto se instale, porque hay sectores de la sociedad, hay grupos etarios, digamos, de edades, que no tienen un contacto directo.
Entonces, capaz que se comen este verso. De que nuestros pibes y pibas son así. ¿Y en qué desemboca? Que después les echan la culpa. Les echan la culpa de todo los males. Lo digo sinceramente porque lo hemos vivido en pandemia, por ejemplo. En la pandemia fue una situación absolutamente extraordinaria, nunca había pasado y desesperante ¿no? Lo que pasó en la pandemia. Más allá de cada vivencia desesperante.
Y en la pandemia lo que se instaló, lo que trataron de instalar, era que eran los jóvenes los que no cumplían con los cuidados, los jóvenes, los que generaban los contagios. Le echaba la culpa a los jóvenes de la pandemia.
Y uno que tenía por su función, por su rol, recorrer mucho la Provincia todo el tiempo, aún en la época de pandemia dar respuesta, encontraba lo contrario. Encontraba lo contrario. Los pibes y las pibas, no sé la proporción porque no es una estadística, actúan con solidaridad, con comprensión, con respeto, cuidándose. Lo que no quiere decir que no se mandaran algunas. Porque obviamente, no solo por la edad, porque muchísima gente en ese momento hizo una que no se podía, muchísima, no lo estoy justificando, simplemente estoy contando que hay como una tendencia a echarle la culpa a los pibes, y que la violencia irradia de los pibes. ¿Vieron lo de la edad de imputabilidad? Esa discusión, que puede tener muchas cuestiones técnicas, es como decir, ‘el problema de los delitos, del choreo, el problema de los homicidios son los pibes’. Son los pibes. Entonces, ¿qué tengo que buscar? Cómo castigar más rápido y más duro a los pibes.
Es un discurso. Es un discurso que además sale de determinada ideología, pero es tan potente, tan poderosa y tiene tanta llegada de los medios y tanta llegada de las redes que se instala como si fuera una verdad. Yo creo que con un ratito de escucharnos ustedes hablar hoy se cae toda esa imagen y se cae toda esa construcción.
No es lo que los pibes y las pibas quieren. Hablaron de ESI. Hablaron de ESI. Y yo digo lo mismo, porque todos dicen, ‘hay que sacar la ESI de las escuelas’. ¿Hay que sacar la ESI de las escuelas? Yo escuché acá al revés. Porque pasó de ser una cuestión de educación sexual, o sea, los órganos reproductivos, algo biológico que aparentemente… a convertirse en un espacio de escucha, un espacio espacio de intercambio, un espacio donde se habla de las cuestiones de género, de las identidades, de la violencia, y un espacio un poco un mundo aparte donde se permite comunicarse, donde se permite expresar. Alguien más habló de la comunicación, la expresión, ¿y qué dice el Gobierno Nacional? Chau la ESI. Desfinanció todo, cerró todo, y van contra la ESI y van contra las políticas de género ¿ Es eso lo que quieren nuestros pibes y nuestras pibas? Hay una imagen de los jóvenes que quieren crear. Crean una imagen de los jóvenes como un factor de cambio, pero vinculado a la agresividad, al egoísmo y atados en su cuarto con el aparatito, con el telefonito, poniendo insultos. Eso serían los pibes. O timbeando, o con la ludopatía. Pero como diciendo, ‘no, no, los pibes quieren apostar, apostar a todo’. Entonces, me parece que hay una cuestión ahí importante, por lo menos para mí, porque cuando se diseña las políticas, cuando uno le toca diseñar las políticas, tiene el desafío de que esas políticas públicas estén orientadas dar respuesta a determinadas necesidades, a determinadas demandas, a determinadas dificultades, a determinados problemas, a ir a solucionar problemas.
Entonces, si nos venden que la juventud es eso, es un pibe o una piba que está buscando cómo salvarse solo y cómo cagar al lado. Que el que piensa distinto, palazo o insulto.
Y me decían muchos de ustedes, no es solo que sea la imagen de juventud, es algo que empieza a estar como permitido y casi incentivado. Porque si vemos que las más altas autoridades, empezando el presidente, si alguien piensa distinto, le raja una puteada, y después lo trata de humillar.
Sea Darín, sea Lali, sea un científico, o sea un político, un economista, que piensa distinto, liquidarlo. Alguien lo dijo por ahí. Al que piensa distinto sería liquidarlo. Resultado de eso, la mitad muertos y después todos piensan igual, una sociedad de mierda. Pero, ¿cuál es el gran problema que yo veo? Que entonces si la sensibilidad de los jóvenes, las necesidades de los jóvenes son distintas a esos que tratan de establecer, las políticas no tienen que ser esas, no es sacar la de sí. No es cerrar la universidad, es más universidad pública. Hablaron de salud mental. Nosotros tenemos un programa, lo comentó alguno porque fuimos con Jorge.
Después de la pandemia, habiendo estado encerrados, volvieron a las escuelas y surgió el tema de la salud mental. No estaba en agenda. Es más, a mí me llamó la atención, porque yo además soy hijo de psicólogo y psicóloga. Entonces, en un momento, si alguien tenía un padecimiento, un malestar, una angustia, tenía que esconderla.
Tenía que esconderla porque todos lo iban a señalar, ‘está loco’. Y de pronto hubo un click donde se empieza a ver un poco más de circulación de ese malestar y más bien que los pibes y las pibas digan ‘che, hay gente pidiendo ayuda pero nosotros no sabemos bien cómo’, e incluso los docentes tampoco saben bien cómo llegarle y cómo responder y bueno, es todo una problemática.
Es una agenda. Y no es la agenda nuestra, de otra generación o por una ideología, por el peronismo, por ser del campo popular, sino que es la agenda de lo que empiezan a pedir los pibes, de lo que quieren los pibes y pibas. Es una revolución esta. Es una revolución. Porque todo eso que ustedes dijeron, o 70, 80% de lo que dijeron necesita más Estado presente, no menos Estado. ¿No es así?
Dijeron orientación vocacional porque empiezan a terminar la escuela, el colegio, quieren hacer algo pero no saben bien qué, si el laburo, si el estudio y si el estudio después qué. Y va tan a contramano de lo que nos quieren instalar, que es el clima de época, la novedad, lo que todos deberíamos hacer y sobre todo lo que la gente quiere.
Entonces me parece que hay un desafío enorme, construir una agenda distinta, que esa agenda no la construyamos nosotros desde afuera, sino que la puedan construir ustedes, cuál es esa lista de cosas a las que bien o mal, con más o menos suerte, capacidades, podamos darle una respuesta. Ahí me parece que esto del Consejo de Juventudes es un hallazgo, porque es ponerlos a ustedes también no en el poder, el poder, empoderarlos, no solo con que se los escuche, sino también con que le busquen la vuelta, lo piensen, vean, obviamente con colaboración.
A mí como gobernador, soy gobernador, pero si tengo que hacer política educativa voy a la gente que más sabe, pero bueno, me toca a mí también ver cuáles son las prioridades. Que ustedes vean cuáles son las prioridades, que intenten buscarle la vuelta, que después se junten.
Pero esto qué está pasando, un montón de pibes y pibas que saben cuáles son los problemas, y mejor que eso por dónde deberían venir las soluciones. Que eso además no sea con el teléfono tirando odio, sino todo lo contrario, diciendo cómo hacemos para terminarlo un poco con este discurso que se baja de violencia, de odio, que después empieza en discurso y termina a las piñas. Todos sabemos que es así. Nos lo quieren negar.
Parece que si un presidente dice ‘hay que odiar más’ eso no tiene ningún efecto, porque solo es un tuit. No, todos sabemos que si eso se habilita en la palabra o no después se hace acto en algún momento.
Pero no que seamos nosotros en la trinchera política, partidaria, electoral diciendo ‘ven, que hace esto’, sino que la cosa venga de abajo, que tenga que ver con la organización de abajo en el sentido de la superficie, de la realidad de cada una de las escuelas, que eso parta de un debate colectivo y que eso después, bueno, creo que la gran batalla cultural esa que nos plantea, que teóricamente si vamos a ser libertarios o peronistas, qué sé yo, es mucho más profunda.
Lo que tenemos que discutir y hacer es mucho más profunda. Es si vamos a tener salud pública real, más salud pública, más educación pública, que le llegue porque después lo público está todo mal, hay que destruir el Estado. Dicen hay que destruir el Estado porque nadie quiere al Estado, nadie piensa que el Estado solucione nada.
Yo recorro la Provincia y veo que los pibes y las pibas tienen críticas, tienen enojos, tienen frustraciones. Pero saben que tienen que mejorar la escuela, no romperla, no detonarla, no no es con la motosierra, digamos, y romper toda la escuela porque después qué vendría el mercado que te soluciona todo y los pibes y las pibas más sabios, a veces que los debates de la tele, mucho más sabios, dicen, ‘bueno, pero yo no tengo, y mi familia no tiene, a duras penas algunos tienen laburo y otros tienen laburo, pero el sueldo no les alcanza. Yo no puedo ir a una privada. ¿O sí? No puedo´. Entonces, no es sin Estado o contra el Estado, es con un Estado mejor, un Estado distinto, un Estado que llegue donde tiene que llegar. Me parece que todo lo que escuchamos hoy educación financiera.
Nadie dijo, ‘quiero ser de educación financiera para entrar a la timba, ver cómo me lleno de guita, no laburo, me compro algo’. No es eso, es como hago para que no me estafen, por un lado, que no me metan en una que después un crédito que está buenísimo porque no la vista, pero después quedo endeudado y después cuando te das cuenta pagaste 10 veces lo que te prestaron, ¿no? Si no sabés lo que estás haciendo es capaz que te… Bueno, a ver, del otro lado hay alguien que quiere hacer guita con la necesidad de un pibe, una piba. Lo mismo con el juego.
Nosotros tenemos un programa de salud mental en las escuelas y lo estamos llevando adelante, lo largamos acá en Avellaneda, lo tenemos bastante difundido, viene creciendo, pero importantísimo para mí que eso no sea, ‘che, tuvimos una idea ahí porque nos pareció’, sino que sea una propuesta que además después venga discutida, reflexionada y sostenida por una necesidad colectiva.
Les digo por qué, porque si no después viene otro y dice, ‘no, esto hay que romperlo, esto afuera’. ¿Y quién lo defiende? ¿Quién lo defiende? ¿Quién defiende lo que perdemos, lo que se conquistó?
Y si no se entiende, no se reconoce lo que llevó y lo que requirió llegar ahí, después parece que vino de arriba o vino del cielo y después cuando se pierde recién ahí te das cuenta de lo importante que era. O sea que, todas las políticas públicas para que sean fuertes, pero para que duren también y para que sean mejores, tienen que involucrar que lo craneen, que se gesten a través de la participación.
Esto de la participación para diseñar programas, de la participación para discutir después como andan cuando la política se aplica y que después la podamos discutir. Que sean cada uno de ustedes que se la apropien, que sea parte de lo que de lo que hicieron. Que si se arregla una escuela, no sea, ‘che, me vinieron a arreglar la escuela’. Que sea también, necesitamos, pedimos, aportamos y se arregló la escuela. Entonces, a mí me parece que es una experiencia que permite ver otra juventud que nos quieren esconder, para después echarle la culpa.
Para después decir ´a los pibes a los pibas ya no les interesa nada, no les interesa la política´. Y no digo afiliarse a un partido político. Digo a la política, como alguien decía por acá, una chica recién decía, ‘todo lo que hacemos es política’. Incluso no hacen nada de política. Entonces, decir, ‘a mí no me importa la política’, es una posición política. Finalmente después cuando te dejan sin tus derechos decís, ‘ah, yo no hacía política’. Mira, si no hacías política que por no hacer nada te los quitaron, los que te correspondían.
Y bastante cómplice finalmente de los que quieren arrebatarle lo que tienen. Porque qué maligno para el que quiere la guita en vez de ponerla en las escuelas, ponerla en los hospitales, usarla para la especulación financiera a nivel nacional, digo, para la deuda externa, quieren toda la guita para eso, para hacer negocios con lo de afuera. Qué más comodidad pueden tener que nadie se dé cuenta, prácticamente, nadie luche por eso.
Después lo que vas a encontrarte son las consecuencias. Entonces yo creo que, por lo menos yo me llevo una bocanada de fuerza de aire fresco también, porque me parece que si esto que de una forma o de otra, por cierto, de estudiantes tenemos por todos lados, tenemos también laburo con las juventudes. ¿Sabes cuál es la tarea? Explicarle a los adultos, alguien decía, que no conocen, que ustedes no están en el vale todo, la ley de la selva, porque ya solo acá está discutiendo un rato largo, como hacer no para que a mí me vaya bien, sino para también que al de al lado, que el que todavía no tiene, o el que está peor, puede estar. Eso es lo contrario de lo que tratan de instalar sobre lo que es hoy un adolescente, un joven en la Argentina.
Y ojo que si lo instalan después los van a tratar a ustedes como si fueran eso, y van a hacer cosas que generan intereses enormes que no tienen que ver con los de ustedes, que beneficia mucho a unos pocos pero en nombre de ustedes, va a ser en nombre de ustedes, desde ustedes que construyen.
Por eso yo creo que hay una tarea importantísima, central, instalar una agenda de los adolescentes, de los pibes, las pibas, de las juventudes, que tenga que ver con lo que realmente ustedes necesitan y sienten. Que tenga que ver con lo que falta, porque nosotros no venimos acá, o sea agradecemos cada vez que se reconoce lo de lo que hacemos, pero sabemos que falta un montón, ¿qué es ese montón? ¿Por dónde viene? ¿Dónde hay que poner los recursos? ¿Dónde hay que poner la energía? ¿Dónde podemos contribuir? Bueno, tenemos educación financiera, un programa con el Banco Provincia, en las escuelas para el uso de billeteras digitales, lo estamos haciendo en varias escuelas, lo vamos a extender en la extensión a los terceros años de los secundarios. Pensamos que es ahí, pero bueno, una cosa es decir ‘che, que piola, extendamoslo’, otra cosa es que haya un actor social, un protagonista que te lo está pidiendo, que lo valora y que lo reclama si no lo haces.
A mí me gusta, cuando nosotros hacemos una escuela, venimos de un Gobierno Nacional que paró toda la obra, venimos de una experiencia en la Provincia donde no hacían nada. Nosotros vamos e inauguramos una escuela. Y cuando inauguramos una escuela, Jorge decime si no es así, vienen todos y te dicen ‘che, falta el jardín de infantes’. Y alguien dice ‘qué ingrato, qué desagradecido’, antes no le daban a las comunidades lo que necesitaban y ahora venimos nosotros, ¿no, Alberto? Hacemos una escuela y en vez de decir ‘che, bueno, buenísimo’, te dicen ‘falta una, faltan dos, faltan tres’. Yo digo es al revés, es que hay un vínculo de confianza porque ¿para qué le vas a pedir algo al que te da vuelta la cara? ¿Para qué le vas a reclamar? Digamos los jubilados, al que si le reclamas te caga a palos en lugar de escuchar. Entonces me parece que es una construcción, hacer.
Yo lo que diría, me llevo de acá, que esa imagen que tratan de formar con inteligencia artificial prácticamente, con una personalidad que no existe pero que teóricamente está viva, no tiene nada que ver con los pibes y pibas de la Provincia, no es lo que yo observo. Pero ahora, que ustedes lo puedan expresar vale 100 veces más. Y que ustedes digan ‘no, no, yo no estoy de acuerdo con que vengan con la motosierra, el taladro y me dinamiten la escuela’, y no estoy haciendo una cuestión partidaria y política, estoy diciendo defendamos lo que tenemos y montemos lo que falta, porque si nos lo van a romper…
Porque también, última cosa que digo porque es algo que me tiene bastante conflictuado. Es cierto que hay muchas cosas para mejorar. Es cierto, la educación pública, la salud pública, nos falta un montón, es cierto. Ahora, vos detectás que falta un montón. ¿Y cómo actúas con eso? decís, ‘ah, bueno, entonces es una porquería, destruyamoslo’, no te vas a quedar con nada.
Te van a privar de nada. Lo que pasa es que lo dicen así porque entonces se ahorran los mangos, no sólo de sostener lo que hay, sino también de mejorarlo. Y es la política del ajuste. Entonces, yo creo que al revés, hay que defender lo que tenemos, pero con espíritu crítico, críticamente. Es decir, lo que tenemos hay que defenderlo, porque si no estuviera eso viene la mano invisible y no sé qué y nos dejan pampa y la vía, no deja sin nada.
Ahora, lo que tenemos defenderlo, es criticarlo, es discutirlo y es tener la energía, la gana y no solo el reclamo, sino la participación, el involucrarse, el meterse para poder cambiarlo, para poder exigir que esto se cambie. Exigir.
Alguien dice, ‘nos toman como rebeldes’. Yo entendí lo que quiso decir, como alguien que no le importa nada, protesto por todo, todo está mal, todo es negatividad, una rebeldía, digamos, negativa y destructiva. Pero hay otra rebeldía que es la que dice, ‘che, esto está mal, esto está bien, esto hay que conservarlo, esto hay que mejorarlo’. Y la mejor de la rebeldía no es solo la que lo dice, sino el que va y lo hace, la que va y lo hace.
La que mete tiempo, se están poniendo tiempo, esfuerzo, militancia, otra mala palabra teóricamente, militancia. Yo le digo porque va un poco contra la corriente, está anarco no sé qué que anda dando vueltas. Yo creo que no vamos a mejorar nada si no es con mi distancia, con militancia, como la que veo acá. De pibes, de pibas que se involucran, se meten, se arriesgan también, se discuten, dan las discusiones, pero quieren construir algo mejor.
Así que yo creo que con solo lograr, que se comprenda, que esto tiene que ver, capaz no es no es universal, no son todos los pibes y pibas, habrá otras cosas, pero que hay una masa crítica, una mayoría me animo a decir que que está en que está en ver, hay dificultades, hay un contexto violento, ¿cómo hacemos para que esa violencia no se nos contagie, no se nos caiga encima y cómo hacemos para no contestar a la violencia con violencia, que a veces es una tentación, porque te agreguen, te insultan y en un momento capaz que saltás y si no saltás parece que sos pasivo, que te dejás llevar por delante, pero no, me parece que buscarle la vuelta para denunciar esa violencia y decir, ‘esto no es lo que queremos los pibes’, es un montón. Y créanme que es tremendamente revolucionario, revolucionario.
Estas cosas que están planteando, que van contra todo ese sentido común que tratan de formar y la imagen de los pibes y las pibas que tratan de crear para culpabilizarlos, para acusarlo y después para ver cómo se resuelve esto con mucho castigo y eso normalizarlo, ¿no? Meterlo en una caja.
Entonces, a mí me parece importantísimo, mi intención no es dar cátedra de nada. Simplemente decir que acá, de escucharlos un rato y después me van a contar, Aye me contará, o Alberto, o Jorge, qué es lo que siguen charlando, llevarnos ideas, la primera que me llevo es este Consejo de Juventudes, que tengan participación política directa, así lo que dicen y lo que opinan llega a donde tiene que llegar.
En segundo lugar, que la agenda que tienen ustedes, esta que acabo de anotar acá, no tiene nada que ver con la imagen que quieren construir de en qué andan los jóvenes, las juventudes, los adolescentes, que no son solidarios, que no piensan en el otro, que se quieren comer crudo entre ellos, que son violentos y que contestan con violencia. Bueno, no es no es lo que pasa en nuestra Provincia. Yo lo sabía, lo sospechaba, lo vi, hoy me llevo, y por eso agradezco, me llevo la certeza”.
La certeza de que hay otra agenda para los fines, que no habla del odio, que no habla del sálvese quien pueda, que no habla del arreglarse solo, que no habla del Estado ausente, que no habla de la motosierra, que es la de construir. Y no se construye rompiendo lo que hay, se construye mejorándolo. Y no se construye sacándole los presupuestos, se construye invirtiendo en educación, en salud, en juventud, acompañándolos a ustedes. Así que, mi última palabra, cuenten con nosotros. Muchas gracias. [yotuwp type=”videos” id=”ralMBjTiHpA” ]