56° Congreso Nacional de la Federación Judicial Argentina en La Plata
Buenas tardes. Qué introducción que han hecho los tres compañeros. Les quiero agradecer, les quiero agradecer la palabra, Hugo, te quiero agradecer, a los compañeros trabajadores acá de la Provincia de Buenos Aires, a los judiciales de todo el país. Quiero agradecer también porque siempre estar en un encuentro de trabajadores, siempre estar en los congresos, en esa tradición del sindicalismo argentino que, también, la batalla cultural de la derecha históricamente se dedica a estigmatizar, a señalar, a intentar generar prejuicio y hoy se dice fake news, pero la verdad es con engaños, con mentiras, y demonizar al movimiento obrero en general y, particularmente, a sus representantes, y al mismo tiempo ocultar esa persecución específica y esa demonización. Ha pasado cada vez que discutimos cuestiones tan importantes y tan centrales para la historia argentina como es el genocidio, como es el fenómeno de los 30.000 desaparecidos, la tragedia que tuvo la Argentina, que tratan de limitarlo a las organizaciones armadas. Cuando todos nosotros sabemos que, obviamente, hubo un trabajo y una persecución específica contra los militantes de las organizaciones, pero hubo un fenómeno mucho más general que fue para romper el movimiento obrero, el movimiento sindical argentino, y que la gran mayoría de los desaparecidos de los 30.000, los que no quieren ni contar ni considerar, son compañeros y compañeras, trabajadoras, trabajadores, y del movimiento obrero y de los sindicatos. O sea, que el objetivo es permanente y los medios son varios y las etapas históricas distintas. Pero bueno, ¿de qué se trata? De ensuciar, de enroñar, de caracterizar como algo que no funciona, que es malo, que está contra los trabajadores, que es de privilegios. Así que para mí poder participar de los congresos siempre… Walter me invita a muchos más de los que yo efectivamente logro asistir, pero ser invitado y ser reconocido y poder acompañar las reuniones del sindicalismo argentino, a mí me parece, además, una forma de darle visibilidad a lo que más quieren ocultar, porque tratan de convertir a los gremios y al movimiento obrero en algo como si fuera simplemente monárquico o asociado a los lujos, asociado nada más al bienestar de los dirigentes. Trabajan permanente y cotidianamente señalando al sindicalismo como algo que perjudica a los trabajadores.
Así que es una campaña, Walter decía, ‘ayúdennos a comunicar lo que está pasando y lo que hacemos en la provincia de Buenos Aires’. Bueno, yo siempre que puedo quiero utilizar todo el megáfono que tenga para poner en valor lo que significa el movimiento obrero argentino, desde cuestiones que pasaron en pandemia, cuando a nosotros nos costaba conseguir hospitales, clínicas, apoyo, el sector privado obviamente era bastante reacio por no decir que había que asistirlo. Y, sin embargo, cuando se inicia la pandemia me suena el teléfono de diferentes sindicatos que ponían a disposición su infraestructura, de las obras sociales de la provincia de Buenos Aires en general. Así que ahí tenemos una de las tantas muestras, porque obras sociales también es algo que quieren dinamitar y destruir para generar un negocio privado, no para mejorarle las condiciones de salud a los trabajadores. Y bueno, y entre tantos objetivos, la democracia sindical, ¿no? Yo creo que es algo que se han conjurado para ocultar, cuando los trabajadores a través de sus representantes deliberan, analizan, piensan y planifican cómo va a ser el accionar, tanto en materia de bienestar, tanto en materia salarial, tanto en materia de condiciones de trabajo, pero también una democracia sindical que es una condición necesaria para poder dar una respuesta a resistencia y lucha, ¿no? Porque si no hubiera democracia sindical, cada vez que hay una marcha estarían 5 o 6 dirigentes, y lo que vemos es que a través de los instrumentos de participación es que se consigue generar la conciencia que nos permite, no solo cuando estamos en etapa de avance conseguir mejoras, sino también cuando estamos en etapa, como decían recién, de guerra que nos han declarado, pero cuando estamos en etapa de resistencia que haya una participación fuerte de todos los compañeros y compañeras trabajadores.
Por eso, para mí es muy importante apuntalar, acompañar, difundir el trabajo que se hace cotidianamente en las organizaciones sindicales ante campañas, como decía recién, permanentes para denostarlo, para ensuciarlo y para estigmatizarlo.
Porque, ¿cuál es el objetivo? Que los propios trabajadores, como pasa en muchos países de la región y del mundo, estén enojados o le den la espalda a las organizaciones sindicales, no tengan presencia, no tengan participación, y entonces vaya desfalleciendo la capacidad que tienen los trabajadores y el movimiento obrero en general de organizarse y entonces conseguir mejoras, primero particulares, por rama, por espacio, por lugar, y luego generales, y más adelante lo que más odian es que los trabajadores, a través de los sindicatos, tengan una participación ya de otro orden, que es una participación en la discusión política, en los órganos democráticos, pero ya de participación política.
Así que el modelo sindical argentino, así de raro como es, Perón decía es la columna vertebral del movimiento, del peronismo, el movimiento obrero, yo creo que cuando atacan a los sindicatos, a los sindicalistas, a los representantes, están tratando de, diciéndolo así, partirnos el espinazo, ¿no? Y obviamente que el objetivo no es ni quebrar, ni perseguir únicamente a los dirigentes, se agarran con los dirigentes para romper la organización, y se agarran con la organización para atacar las conquistas, ¿no?
Así que me parece que buena parte de nuestra sociedad y de nuestro pueblo desconoce, ignora, cuál es el funcionamiento real, cuáles son los órganos, cuáles son las modalidades de nuestro sistema y de nuestro modelo sindical. Así que, cada vez que puedo participar, lo sabe bien Walter, de un congreso, que puedo dar mi palabra, lo hago porque me parece que el sindicalismo argentino es, ha sido y va a ser la garantía de que no terminen… Perdón, y erradiquen los derechos del pueblo en general. Que la defensa de los derechos nos tiene a nosotros, dirigentes políticos, tiene a diferentes sectores, a diferentes organizaciones, pero el movimiento obrero es nuestra garantía de que se van a defender los derechos que decía Walter, no solo los derechos laborales, sino más allá de eso, el derecho al pueblo a acceder a la salud, a la educación, derechos más generales, porque discutir el modelo sindical es también discutir un modelo de país. No quieren y no se agarran con el sindicalismo en particular, que lo tienen, por un odio al sindicalismo, sino que la cuestión es vencer, romper, destruir, quebrar al movimiento obrero organizado para, a través de eso después, romper diques de contención y de resistencia a un proyecto más vasto que, repito, existe en otros países, incluso en países desarrollados, incluso países con tradición sindical y acá no han conseguido romperlo.
Donde la sindicalización es muy, muy baja, lo veíamos el otro día, miren lo que traigo acá a la mesa, a Trump cuando presenta su plan de protección de su industria nacional, básicamente la estrategia tarifaria, no hay nada en lo que yo coincida con Trump, ni siquiera podría decir en materia económica lo que está haciendo, pero sí hay algo que hay que reconocerle, que es que presenta instrumentos que estarían encaminados a defender el trabajo norteamericano y la industria norteamericana, volver a radicar.
Miren qué loco, nosotros hemos hablado durante muchísimo tiempo de la desindustrialización de Argentina, la desindustrialización de la periferia, había hablado vos de la década de los 90, ahora nos venimos a enterar, por lo menos los que no estaban despabilados, de que la desindustrialización enganchó también a la primer potencia mundial, a Estados Unidos. Lo que está diciendo es sin industria, sin producción nacional, sin trabajo nacional, y bueno, la verdad es que hay malos salarios, no hay mercado interno, la verdad que el discurso es acertado, el diagnóstico es acertado. Y paró un sindicalista, no sé si lo vieron, en lo que él llamó el Día de la Liberación, o algo así, siempre le ponen esos nombres hollywoodenses. Pero el Día de la Liberación, y bueno, hizo pasar a un representante de los trabajadores del sector automotriz norteamericano, que es un país donde prácticamente todos sabemos que la industria automotriz norteamericana, de Ford en adelante, era un bastión de nacionalismo norteamericano, y ahora lo que comunica Trump es que los autos ya no se fabrican más en Estados Unidos, aunque las marcas sean norteamericanas, y para un trabajador industrial, a defender el plan de Trump.
Por eso, no quiero evaluar el plan, sí esta cuestión de los objetivos, y quiero decir algo más. ¿Qué problema tienen en Estados Unidos? Que han erradicado junto con el neoliberalismo de allá también a los sindicatos, los han debilitado muchísimo. A mí me tocó, siendo ministro de Economía, siempre que iba ahí a las asambleas de la aristocracia y la oligarquía financiera a la que van los ministros de Economía, yo me tomaba un rato para juntarme con los sindicatos.
Tienen varios sindicatos que tienen algún poder, pero la tasa de participación sindical es muy, muy baja en Estados Unidos, lo es también en varios países europeos. Y bueno, ya venía Biden trabajando el tema para sorpresa de muchos, diciendo ‘hay que volver a afiliar a los trabajadores, a los sindicatos’, y trabajaron en ese sentido. Miren, republicanos y demócratas. Creo que de una manera bastante enrevesada, bastante paradójica, están descubriendo que para tener una industria nacional, para tener producción nacional, para tener mercado interno y para tener mejores salarios y tener mayor bienestar, parece que los sindicatos no eran el monstruo y el fantasma, sino algo relativamente deseable desde cualquier estructura. Se dan cuenta que cuando vienen a trabajar en favor de la mejora de los salarios, desde el gobierno solo no se puede, sino que hace falta también tener a los trabajadores organizados.
Nosotros, por suerte, esas ideas y esa lección la tenemos muy clara desde el peronismo, desde que vino Perón y se dedicó, era previo, cuando veo que este sindicato es del 52, bueno, digo, también sorpresa para nadie, pero es importantísimo, creo yo, en esta etapa, acaso de resistencia y de disputa, pero sobre todo para lo que tenemos que empezar a imaginar y a diseñar, que es una etapa posterior de reconstrucción, una etapa de transformación, una etapa de mejora y una etapa de avance.
Bueno, ahí yo lo digo acá porque me parece que es el lugar adecuado, no se va a poder reconstruir un país después de Milei si no es con un movimiento obrero organizado. Así que…
Después, los dirigentes políticos, la rosca, las organizaciones, pero un movimiento obrero organizado que luche, obviamente, por sus propios derechos. Eso creo que también es una enseñanza del último período, del período que fuimos gobierno nosotros, que es que faltó poner al trabajador, al trabajador eh, en lo individual, en lo colectivo, por rama, como quieran, pero al trabajador en el centro de los objetivos y del proyecto. No puede ser que haya trabajadores que tengan salarios por debajo de niveles de subsistencia o de niveles de pobreza. Y eso no es una cuestión simplemente humanitaria, un detalle estadístico, tiene que ser un objetivo de gobierno. Uno dice, ‘gobernar es crear trabajo’, ¿no? Pero tiene que ser trabajo de calidad y trabajo bien remunerado. Y me animo a decir que con eso solo, alrededor de eso solo ya se puede estructurar todo un sistema, todo un programa de Gobierno. Todo un programa de gobierno.
Luego, más allá de estas consideraciones generales sobre el sindicalismo, sobre la importancia que tiene, para hablar un poco de acá de la provincia de Buenos Aires, lo que decía, exportar un poco el modelo bonaerense, ¿no? Me animo a decir, exportar el modelo bonaerense. Tal vez un poco grande, pero bueno, con las palabras que dijo el compañero, me animo a estas cosas. Y ahí, desde la humildad, varias reflexiones, varias reflexiones un poquito históricas, y no quiero extenderme mucho, pero que me animo a compartir con ustedes.
Cuando yo llegué al Palacio de Gobierno, digamos, cuando fui elegido gobernador, la verdad que me encontré con una provincia, después de la experiencia de Macri y Vidal, destruida en su aparato productivo, destruida, por supuesto, en sus prestaciones, en su sistema de salud, en su sistema de educación, pero yo creo que la destrucción era mucho más profunda, por esto que decía de un gobernador compañero. Bueno, yo de alguna manera siento, hay muchas formas de formularlo, pero yo siento que este período, con todas las dificultades que tiene, porque el período anterior tuvimos un Gobierno que no salió bien, que no cumplió las expectativas, y que fue muy difícil, la etapa pandemia de por medio, medio período fue de pandemia, después de una recuperación dispar, compleja, y que deja bastante que desear, y luego, esta etapa que es una pesadilla, es una pesadilla. Hoy la vida cotidiana, las expectativas para todos los sectores, para todas las conciencias, para todas las edades, bueno, la verdad que hay muy poquitos que la están, entiendo yo, pasando bien. Bueno, son los que lo aplauden a Milei, ahí en la Bolsa de Valores, ahí los millonarios que lo acompañan, desde otros países incluso. Lo quieren mucho a Milei, pero ni vienen a pagar los impuestos de la Argentina. Su propio equipo de Gobierno que dice, ‘bueno, el peso está fuerte, el dólar es importante’, tiene toda su guita puesta afuera, ¿no? Yo creo que con eso solo ya deberíamos decir que tanta confianza y tanta fe no se tienen. No están dispuestos, yo no digo, veía que, tampoco sé si es verdad, pero que el 99% de la fortuna de algunos de los mamarrachos que acompañan a Milei está puesta en activos en el exterior. Digo, capaz traerla toda, no sé, pero trae algo, hermano, trae algo, para que los demás te… Están tratando de tentar y seducir inversores extranjeros y no son capaces de poner la propia. Yo si fuera un inversor extranjero, no lo soy, dudaría, ¿no? Dudaría, no le vas a comprar un auto usado, el tipo ni lo usa, ¿no? Entonces, claro, ¿cómo es esto?
Pero a lo que me refiero es que estamos en un momento bastante de terror, donde están pasando cosas, algunas que parecen bizarras, insólitas, pero el grueso de las políticas van en una dirección que conocemos muy bien. Tampoco nos distraigamos por los tuits y la ideología esta extraña austríaca. El proyecto que traen para la Argentina es un viejo conocido, se aplicó varias veces, ¿no? Obviamente, claro, uno dice, política económica austríaca, anarcocapitalista, liberal libertaria. Bueno, no hay un átomo de eso en la política que están aplicando. Digo, menos mal, porque es una porquería, pero menos mal. Pero la que aplican en la política económica que conocemos muy bien, que ya es el mismo remedio, le han tratado de cambiar un poco, ¿no? Decían vino viejo en vasija nueva, pero le han tratado de cambiar el prospecto, la etiqueta, pero este es un remedio, ¿no? Con el mismo discurso, ‘después va a andar todo bien’, ‘sufran un poco porque…’, esto ya lo escuchamos varias veces, lo de la luz al final del túnel, el segundo semestre. Ahora viene, claro, sí, sí, el túnel termina en un precipicio, el segundo semestre no llega nunca, y ahora estamos cruzando el desierto, parece que la hermana del Presidente es Moisés o algo así. Sí, sí, lo dijo él, por lo que vale, pero lo dijo él, pero de nuevo, esto de cruzar el desierto para llegar a la tierra prometida. Básicamente, jódanse, sufran, no chillen, porque viene algo mejor. Lo que pasa es que Milei dijo que en 35 años vamos a ser Irlanda. Entonces… Por lo menos, 35 años para ser Irlanda, nada contra Irlanda, pero ¿quién quiere ser Irlanda? ¿Quién quiere? Qué sé yo, ni bueno ni malo, pero ¿a dónde nos llevan? ¿A dónde nos llevan? No, tuvo unas crisis nefastas. Bueno, pero no importa, no importa. No es para hablar mal de Irlanda.
Ahora, para ir al punto, creo que estamos en una situación complejísima y lo del modelo bonaerense, lo de nuestra forma de gobernar. Llegamos y era un desastre, era un desastre todo. Yo siempre lo marco con varias cuestiones, una tiene que ver con la Casa de Gobierno misma, uno dice ‘¿qué importa la Casa de Gobierno? Bueno, la Casa de Gobierno estaba destruida, de afuera llena de manchas de pintura por las manifestaciones. No importa. Le crecían helechos o no sé qué especies en las paredes, era un abandono absoluto afuera; adentro peor. Adentro peor. Y claro, era Vidal la gobernadora, en aquel momento orgullosamente bonaerense, pero si era una mudada, cruzó el Riachuelo de nuevo y encontramos que el problema no es la Casa de Gobierno, es que no gobernaban en la provincia. Esto sí es una particularidad.
La Provincia de Buenos Aires, 40% de la población, la provincia más rica, y más pobre y más desfinanciada, bueno, todas las contradicciones de la problemática que tiene la provincia de Buenos Aires, pero ya venía de antes que el gobernador o la gobernadora no vivía en la residencia para los gobernadores. Pero peor que eso, no trabajaba en la Casa de Gobierno, gobernaban desde la Ciudad de Buenos Aires, lo cual ya es como que ahora se gobierna en la Argentina desde Washington. Iba a decir ‘qué exageración’, pero no, bueno, cualquier parecido… Pero más o menos, ¿no? Más o menos. Entonces no estaba acá el Gobierno, no estaban los ministros, tenían un edificio allá en la Ciudad de Buenos Aires donde trabajaba Vidal, que vivía en la base militar de Morón. Bueno, un desastre, ya en lo simbólico, en lo observable, pero peor, las condiciones de trabajo a las que sometía, porque hay varios ministerios en Casa de Gobierno y varios edificios del Gobierno, imagínense, no estaban acá, estaban en otro lado, era control remoto. Gobernaban a control remoto, o más claramente, como no se puede gobernar a control remoto, no gobernaban. Había un desgobierno hace mucho tiempo y había una falta de proyecto para el Estado provincial y había particularmente, por eso cuando Walter decimos, bueno, un ministro de Trabajo de extracción sindical, que viene del palo sindical, que se dedicó a esto, bueno, es mucho más que eso porque veníamos de un momento donde en el Ministerio de Trabajo habían montado una Gestapo, montado un instrumento para investigar y para perseguir y para espiar a los laburantes, junto con algunos empresarios, para poder meterlos presos. Habían convertido esto en un instrumento de persecución de los trabajadores. El Ministerio de Trabajo, dicho así, bueno, parece historia antigua pero tiene una gravedad enorme, habían abierto, creo que eran 6 bases de la SIDE en el territorio bonaerense y, junto con esos espías, desde el Ministerio de Trabajo andaban buscando, bueno, fue Roby Baradel, pero fueron todos los compañeros de trabajadores estatales que estaban viendo cómo los podían escrachar, cómo les podían inventar algo, alguna causa, alguna cosa que, obviamente, es contra ellos pero no era para liquidarlos a ellos, era para llevarse puestos conquistas, derechos, condiciones, salarios. Cosas que hicieron de todas maneras, porque redujeron los salarios de los trabajadores de la Provincia como una política sistemática. Y veníamos de salarios que en la provincia de Buenos Aires no son buenos. Entonces, se dedicaron a eso.
Eso para tomar un ejemplo, después no había ministro de Producción. De la provincia de Buenos Aires se pueden decir mil cosas, pero está el 40% de la población, 35, 36%, pero está el 50% de la industria nacional en la Provincia y no había ministro de Producción. O sea, que veníamos de una época, realmente, de un vaciamiento, de un vaciamiento que llama la atención si uno quiere contra los preconceptos, contra las leyendas, digamos, se supone que el Gobierno de la provincia de Buenos Aires, de los gobiernos provinciales, tendería a ser, o se esperaría que sea, el más robusto. Entonces no era vaciar cualquier gobierno, era vaciar un gobierno de una provincia que se supone que es, por lo menos por envergadura, magnitud, muy importante en el concierto de las provincias argentinas. Así que, ya atacar o vaciar desde adentro, nosotros tuvimos nuestro topo que vino a destruir el Estado provincial desde adentro, ¿no? Que fueron gobiernos neoliberales, a veces disfrazados de populares, pero neoliberales al fin, liberales y neoliberales que vinieron a hacer un vaciamiento del Estado provincial en todas sus expresiones, en todos sus ministerios, en todas sus áreas. Así lo encontramos. Pero particularmente le habían declarado la guerra al trabajador estatal, cosa que empieza a pasar también. A los sindicalistas, a los sindicatos, a los trabajadores y, entre ellos, a los trabajadores estatales. En ese momento ‘son todos ñoquis, son todos ñoquis, no vienen a laburar’. También con una política que el neoliberalismo utiliza para el vaciamiento, voy a decirlo como si fuera una verdad general, el neoliberalismo suele hacer esto, suele desfinanciar, privatizar, vaciar, dejar sin funciones a determinadas áreas y después aparecer como si vinieran desde afuera y dicen ‘mirá que mal funciona esto’. Claro maestro, lo vaciaste vos, lo desfinanciaste vos, lo liquidaste vos y después vienen y dicen ‘anda muy mal, ¿qué hay que hacer? Y ahora cerrarlo, privatizarlo’. Es un método, parece que no, pero es un método, es un método, claro, es un método. Lo han hecho con empresas públicas, lo han hecho, me acuerdo claro, en los 90 que era ‘che, cuánto tarda la empresa estatal en traerte el teléfono’. Bueno, pero ustedes vienen vaciando la empresa. Claro, exacto, ‘ramal que para, ramal que cierra’. Todas estas liturgias que generan para atacar derechos, porque finalmente el objetivo central es que, bueno, desnaturalizar al Estado y sus funciones básicas, hacer que funcione mal el Estado, hacer que funcione mal el Estado y después quejarse de lo mal que funciona y terminar de liquidarlo y decirle a los trabajadores, en general al pueblo, ‘esto es una carga, pagamos todo, pagas tus impuestos y después no te da nada’, o ‘anda muy mal’, o ‘es muy malo’.
Entonces bueno, ahí hay toda una serie de trampas. Primero con respecto a los trabajadores del Estado. Claro, en la provincia de Buenos Aires ni venían acá, venían una vez por semana la gobernadora y los ministros no estaban, trabajaban en la Ciudad de Buenos Aires, primero trabajaban en el Banco Provincia, en el edificio del Banco Provincia. Ahí fue contra las jubilaciones del Banco Provincia y no la dejaron entrar más, los compañeros bancarios de La Bancaria, entonces se mudó al Rulero, creo, que es un edificio de Macri o algo así, porque siempre decía Sevel en algún momento, no sé si eso o no es. Después ahí tampoco pudo ir, entonces se muda al Museo Ferroviario que está enfrente, todas instalaciones en plena Capital Federal.
¿Y qué pasa con los trabajadores? Y, no les dan tarea ni siquiera, no les dan tarea y no les dan propósito y no los hacen parte. Entonces generan el peor de los resultados: la ajenidad del laburante con respecto a su instrumento de trabajo, a su lugar de trabajo, se le vuelve hostil, se le vuelve vacío y después eso desarrolla conducta, pero no es culpa del laburante, no es culpa del trabajador, es culpa de quien tendría que darse una política de condiciones de trabajo, de objetivos. Bueno, es eso. Entonces se va generando una decadencia y después te dicen, ‘bueno, el laburante del Estado, qué sé yo’, después eso justifica o el despido o el deterioro.
Yo veía, yo recorrí la Casa de Gobierno los primeros días, que me recibieron muy pero muy bien los laburantes, pero recorrí y, bueno, los baños todos detonados, destruidos, los edificios todos con goteras, malas condiciones de trabajo. Y bueno, y después finalmente se te vuelve tan hostil y tan ajeno que tampoco se cuida, que tampoco se cuida, que tampoco se siente propio y que se vuelve parte de elementos para expulsarte y para explotarte más y para exprimirte más. Y bueno, y tus jefes te desprecian y no te dan tarea. Y todo ese círculo vicioso cuyo objetivo final es crear una idea, instalar una convicción de que nada de esto anda, todo es una mierda, el que tiene un laburo es un privilegiado. Bueno, todo eso. Y a veces el instrumento de resistencia ante proyectos neoliberales es algo que sí puede ser. Bueno, déjense de joder, y cada vez desprenderse más y alejarse más del Estado mismo. Y bueno, y termina dándole de comer a los que dicen ‘ven, no van’. Pero bueno, es un objetivo, es un propósito, es un método. Donde después termina siendo parte, obligando a ser parte, al propio laburante. Bueno, había que romper eso. Había que romper eso, había que empezar a generar otra cultura del trabajo, y otra cultura del Estado, y otro objetivo para el Estado, y un propósito, y un proyecto. O sea, que era enorme, era muy grande, pero ¿cuál era finalmente la meta? Y bueno, ¿Quién es el Estado? El Estado somos nosotros. Y esa fue la primera definición, decía Walter, una definición central. La definición es que la provincia de Buenos Aires, que para mí es constitutivo, eh, tiene un problema con la identidad, con su identidad, con su ubicación, con su lugar, con su papel histórico. La provincia de Buenos Aires, bueno, imagínense, la podía gobernar Vidal, que le tenía un desprecio enorme, y entonces había que reconstruir eso. Y una de las definiciones es la que plantea Walter, que es lo que nosotros creemos. Que es que la provincia de Buenos Aires, que no tenía un lugar porque estaba la capital, que era la Ciudad de Buenos Aires, y el interior, que eran las demás provincias. Bueno, yo dije, ¿nosotros qué somos? Somos parte del interior de la Argentina. Y es toda una definición, el interior productivo, donde está… Bueno, y tenemos, compartimos más dificultades, más problemáticas con el interior, que obviamente con lo que plantea la Capital. Y no por ser antiporteño, por el solo hecho, y tampoco por los que habitan en la Ciudad de Buenos Aires, sino simplemente para marcar una diferencia entre un país centralizado, centralista y unitario, y un país federal. Entonces, esa definición.
Y después, hay otra definición importantísima, que es que el Estado lo hacemos los que trabajamos en el Estado. Entonces, esa fue la primera definición, creo, primera reunión. Yo dije, ‘bueno, acá estamos’, y yo tengo un papel acá, pero yo soy un trabajador del Estado. Y todos los ministros son trabajadores del Estado. Porque si no, se corre el riesgo de que por las funciones que uno tenga que cumplir se genere un abismo, una diferencia. Entonces, es cierto que cuando hay que discutir una paritaria, o cuando hay que discutir un convenio, cuando hay que discutir lo que sea, tenemos roles distintos, papeles distintos. Pero bueno, está bien, circunstancialmente estamos desempeñando papeles distintos. Pero quienes tenemos una responsabilidad institucional, quienes fuimos elegidos, somos trabajadores del Estado. Así que, esa definición era muy importante. Porque la lucha de los trabajadores del Estado por tener un Estado mejor, por tener un Estado más cercano, por tener un Estado más eficaz, por tener un Estado que empatice y que asuma la necesidad del pueblo, por un Estado que se sienta pueblo, bueno, en eso, lo que planteamos nosotros es ‘cuenten con nosotros porque somos trabajadores, somos laburantes del Estado de la provincia de Buenos Aires’. Así que, contra los trabajadores del Estado, el que se quiera meter, sabe que se mete con nosotros.
De esa definición surgió que venimos haciendo un trabajo, también, de generar confianza, de generar objetivos comunes, y esos objetivos terminan siendo objetivos que no son solo de condiciones de trabajo, porque se puede o no se puede, hay recursos o no hay recursos, se puede explicar mejor o peor, se puede alcanzar tal objetivo de tal organización, pero venimos teniendo una relación con los trabajadores y trabajadoras del Estado Provincial, donde lo que nos proponemos son objetivos que trascienden, que incluyen, pero trascienden también, el lugar que cada uno está ocupando dentro de la estructura del Estado. Es un intento, bueno, me animo a ir más allá, de refundación del vínculo entre el Estado y el pueblo, ¿no? Porque si no también, se genera esta idea ‘destruyan el Estado’. Pero, ¿qué sería? El topo que está destruyendo el Estado desde adentro y nadie dice ‘che, no toques al Estado’. Porque no entienden, no se comprende o no hemos sabido explicar que cada una de las escuelas donde mandan a los pibes es el Estado, destruir el Estado es destruir esa escuela, destruir el Estado es destruir el hospital, la ruta, el puerto, es destruir la caja con alimentos, el módulo alimentario que llevamos, eso es el Estado. Todo eso es el Estado y es destruir a la maestra, destruir al bombero, destruir al médico, destruir a la enfermera, o sea que el Estado somos nosotros y me parece que eso tiene que ser de dos vías y me parece muy importante en este periodo.
Porque tenemos la oportunidad de discutir, de polemizar, de disputar con una ideología que es extremista, que es una ultraderecha. Además de ser foránea, además de tener muy poco que ver con la estructura de sentimiento que tiene el pueblo argentino, con la cultura del pueblo argentino, lo vemos todos los días. Fíjense que hoy, porque estuvimos acostumbrados a gobiernos gorilas, que su problema era el peronismo, 70 años de peronismo, ahora están peleándose con la ideología woke, en la que presuntamente participamos todos nosotros. Yo no tengo ni la más puta idea de qué es la ideología woke, realmente, ni me gasté en entenderlo, porque me parecía como una enorme trampa, ahora tener que defender una ideología que no es la nuestra, con un nombre que nadie entiende, y miren la locura que estamos, quieren destruir la ideología woke. No sé, qué sé yo, capaz que hagan lo que quieran con la ideología woke, si no es de Argentina. No sé, podremos participar de cuestiones que ellos llaman ideología, están creando una ideología y tratando de aplicárnosla a nosotros, y después tratar de destruirnos.
Entonces yo creo que lo que nosotros tenemos que hacer hoy es dar estas discusiones y tener esta batalla. Nos invitan a una batalla cultural, dicen ellos, estamos en la batalla cultural, bienvenido, perfecto, vamos a la batalla cultural, qué problema hay, qué problema hay. Quieren discutir educación pública, quieren discutir escuela pública, quieren discutir universidad pública, quieren discutir hospital público. Bueno, acá en la provincia de Buenos Aires, la gran parte de nuestro territorio, si no hay escuela pública, no hay escuela; si no hay hospital público, no hay hospital, porque no hay ningún privado que vaya a hacer negocio para poner una clínica en un pueblo de 60.000 habitantes, lejano, distante de los centros urbanos más grandes, no va a haber, no hay, no funciona así. Entonces, si hay que discutirlo, y ahí creo que hay otra trampa con esto, cierro esto porque quiero decir algo sobre la justicia. Pero creo que hay que dar esa batalla cultural, y hay que darla frontalmente, y no les quepa ninguna duda, la ganamos, la ganamos por afano, por goleada la batalla cultural. Porque nuestro pueblo, cuando le preguntan, más allá de todas las campañas espantosas que están haciendo, más allá de todo el trabajo que están haciendo agresivo, violento, insultante, en red, de desprestigio, que sé yo. Por ejemplo, se meten con los cantantes, con los artistas populares, ¿ustedes creen que les va bien? Les va mal. Dicen ‘hay que privatizar todo’. Les va mal, no les va bien. Y si no les va tan mal como les debería ir, es porque nosotros estamos fallando, porque nosotros estamos fallando. Si son todos argumentos mentirosos, falaces, inexistentes, recetas que ya se utilizaron y fracasaron.
¿Qué nos van a decir? A ver, ¿cómo se arregla la Argentina? Privatizando Aerolíneas, YPF y los ferrocarriles. Ya lo hicieron, y fue un desastre, y fue la ruina de cada una de las provincias argentinas, tenemos pueblos fantasmas por la última vez que se les ocurrió ir contra el ferrocarril, nos quedamos sin aviones cuando privatizaron YPF, nos quedamos sin, perdón, Aerolíneas, nos quedamos sin petróleo cuando privatizaron. Nos dejaron, nos desabastecieron a un país como la Argentina. Entonces, ¿cómo no vamos a poder dar la discusión? No nos acobardemos.
Y sobre el papel del Estado, ¿qué nos quieren decir? ‘Vamos a una sociedad que sea solo sector privado, solo mercado’. No existe, no funciona, pero además no existe, no es un modelo real, no existe. Que ellos sirvan a intereses privados, que quieren actuar sin control, sin regulación y sin patria, bueno, eso es una cosa, otra que le quieran decir a un vecino o a una vecina del conurbano o del interior de la Provincia, es que prescinda del Estado que va a venir la mano invisible y lo va a venir a buscar con una ambulancia si tiene un problema. Entonces, me parece que estamos en condiciones de dar esa batalla cultural, y que la tenemos que dar, no sea cosa que después le ganemos una selección y sin haber dado la batalla cultural y que sigan rondando estas ideas de ultraderecha, estas ideas realmente absurdas, extrañas, y que entonces tengamos que pelearnos y seguir peleando y discutiendo. Discutamos ahora, lo están aplicando y miren cómo estamos. Y miren cómo estamos. Y quieren ir más profundo con los derechos laborales, a los jubilados que los cagan a palos todos los miércoles ¿Y qué están reclamando? Nada, que alcance la jubilación mínima o la jubilación para poder vivir y no alcanza.
Entonces bueno, creo que tenemos elementos para dar la discusión. ¿Cómo no la vamos a dar? Si además estamos convencidos, si además se ha hecho, lo hemos hecho y con todas las dificultades que tiene, ha dado muchísimo mejor resultado que esto, muchísimo mejor resultado y porque nos quieren dejar sin industria nacional, sin trabajo, sin país y ahí es mucho más amplio que el marco de vínculo, de relaciones, partidario, que nosotros hablamos. Podemos abrir el círculo para dar estas discusiones, bienvenido. Las cosas que dijo en Davos este hombre, no las cree nadie.
Entonces bueno, lo habrán votado a ver si solucionaba alguno de los problemas, que tampoco lo está terminando de solucionar, bueno, vamos a dar la discusión, estamos en condiciones. Y hay una prevención, una prevención, que es que defender al Estado, y esto lo he hablado muchísimo con los compañeros representantes de los trabajadores, defender al Estado no es defenderlo como está y decir ‘es perfecto’. Eso es también fundamental, porque a veces nos meten en esta trampa. Dicen ‘bueno, la escuela pública, ¿cómo anda?’ ‘Mal, es un desastre porque no pasan tal prueba, no saben tal cosa, no saben’. Entonces, ¿cuál es la conclusión? ‘Destruyámosla, cerrémosla, anda mal’. Y parece que nuestra posición tiene que decir ‘no, aguante la escuela pública, anda perfecta’, lo cual tampoco es verdad. Entonces, nos ponen a nosotros en una posición que no tenemos
¿Qué es defender la escuela pública? ¿Qué es defender el hospital público? ¿Qué es defender el sistema judicial? Es mejorarlo y transformarlo.
Compañeros y compañeras, la fuerza de la transformación tenemos que ser nosotros, no ellos, porque ellos vienen a destruirlo. Su transformación es erradicarlo y destruirlo, la nuestra es mejorarlo, ampliarlo, conservar lo que tiene de bueno y hacer lo que le falta de malo, aunque eso implique dar peleas también para adentro y al interior de nuestros propios compañeros, pero hay que hacerlo, hay que hacerlo, porque si no caemos en una trampa donde ganan ellos. ‘Miren lo que están defendiendo, miren, defienden la infraestructura, pero hay un montón de baches en la ruta’, entonces parece que nosotros estamos de acuerdo con lo que anda mal. No, hay que reconocer, hay que diagnosticar, hay que ver lo que anda mal y hay que transformarlo y hay que tener la valentía y el coraje de defenderlo a través de su transformación y reconociendo lo que falta.
Ahora, seguro, quitando los derechos, corriendo al Estado, corriendo a lo que tenemos para sustituir y para reemplazar y para reforzar lo que nunca en la vida va a poder hacer el sector privado, y no lo hace en ningún lado del mundo. Bueno, destruyéndolo vamos a estar muchísimo peor, 100 veces peor. Pero digo, hay que tener la valentía y el coraje de decir ‘esto anda mal’, y nosotros vamos a ser los que cuidándolo lo transformemos. Y esa es una tarea donde los trabajadores y trabajadoras tienen un papel central.
Y acá llego a donde quería llegar, a la justicia, al Poder Judicial. El Poder Judicial, que obviamente, lo que uno conoce como la corporación, la aristocracia, y no son los laburantes, esta no es la parte visible del Poder Judicial, es otra cosa, pero sabemos que ahí anidan a veces fuerzas muy conservadoras, muy subordinadas, muy colonizadas por intereses oscurísimos, opacos, que tienen vínculo en una parte del poder del establishment, de las corporaciones, bueno, está ahí. Y en países como el nuestro se ha usado, se ha empleado históricamente.
A ver, a San Martín lo acusaron de chorro, a Rosas lo acusaron de chorro, a Perón y Evita los acusaron de chorros, a Néstor y Cristina los acusaron de chorros, y utilizan como instrumento los fallos judiciales. Un poder que, a diferencia del Ejecutivo y el Legislativo, no le voy a explicar a ustedes, tiene una capacidad de autorreproducción, de endogamia decías, que permite también que determinadas conductas, determinadas actitudes, determinadas tendencias, permanezcan más allá de una situación general y más allá de la voluntad de quienes finalmente estamos, tendría que servir, que es el pueblo. Entonces, la justicia para aquellos que no tienen recursos es una cosa, para los que la tienen es otra, y la justicia es una cosa para los que son amigos y parte del poder y otra distinta para los que quieren enfrentarlo y transformarlo.
Eso yo, aprovecho, estamos en estos días, en los prolegómenos de lo que podría ser consolidar una condena a Cristina absolutamente injusta y convertirla en una proscripción. Estamos a días. Y bueno, así que ya vemos que la justicia, el Poder Judicial puede ser utilizado como instrumento de proscripción, de persecución. Yo les voy a decir algo, está feo dicho, ¿se acuerdan de la causa dólar futuro? No tiene nada que ver con esto que le está pasando a Cristina, pero la causa dólar futuro que estábamos Cristina y yo, duró 5 años, no podían ni explicar cuál era el delito, pero nos tuvieron. Tapas y tapas de diario, primero que era para favorecer…
Les cuento un caso porque lo conocí de adentro, a ver, el Gobierno actual está haciendo eso mismo, que es algo que hacen todos los gobiernos cuando tienen que trabajar, obviamente yo no estoy de acuerdo con el objetivo que tienen, pero el instrumento es intervenir en el mercado cambiario, en el mercado de dólar a término, llamado dólar futuro, una pavada, imposible. Y nos tuvieron, y bueno, yo estuve procesado con los bienes embargados, con permiso para salir del país, con la nada misma. Bueno, eso son, lo digo en primera persona porque eso es un instrumento, obviamente, de apriete, de persecución, de amenaza. U algún abogado cuando empieza el proceso, le digo, ‘che, pero esto es cualquier verdura, desde el punto de vista, ¿qué quieren hacer?, ¿qué van a demostrar?, no es sostenible en ningún lado, no tiene ninguna lógica’, y me dice, ‘no, no, seguramente esto no puede terminar en una condena porque no hay delito, ¿no?, es todo inexplicable’, pero me dice, ‘la condena es el proceso, la condena es el proceso’. Porque mientras tanto, te señalan, te ensucian, te persiguen, te limitan, bueno, como el caso de Cristina en estos días aparentemente, hasta pueden llegar a proscribir, como pasó en nuestra historia, bueno, 18 años en el exilio tuvo que pasar Perón.
Así que bueno, estamos hablando, estoy hablando, probablemente, con quienes mejor conozcan el funcionamiento, que son los laburantes, los que están todos los días, eso nos pasa, es un saber, es un conocimiento, que desde afuera no se puede tener, y en la teoría tampoco, hay que estar ahí, ustedes están ahí. O sea que yo creo que el Congreso, lo que ustedes están haciendo, yo veía, bueno, presentaciones de amparo, la conformación del Frente de Gremios Estatales, la participación en jornadas de lucha, el trabajo que están haciendo, el involucramiento, la participación, la presencia que están teniendo como gremio, como sindicato, en cada momento en donde se le pone un freno, se intenta ponerle un freno al Gobierno, fundamental, fundamental. Pero creo que hay que empezar a trabajar también en estas líneas de transformación, en estas líneas de transformación, porque tenemos que pensar el peligro que representa, el peligro que representa la posibilidad de gobernar el país y no saber qué hacer o cómo hacerlo, ¿no?
A veces la derecha sorprende porque viene con una Ley Bases, así, y hace todos los crímenes a la medianoche. El primer día ya te plantean, y después cuando le toca, obviamente son restricciones distintas, porque una cosa es hacerlo con los poderes fácticos a favor, o buena parte de la prensa, con los poderes internacionales, cuando va para ese lado circula de otra manera, cuando lo que se quiere hacer son transformaciones en favor de los sectores populares, de la soberanía nacional, de los trabajadores, del pueblo, bueno, es más difícil, no es que no sepamos o seamos torpes o tímidos, es mucho más complejo.
Ahora, lo que quiero decir es que está pendiente en este país, yo veía lo de México, sin ser un experto en la materia, que ahora van a ir a una elección, van a elegir los jueces, están haciendo un cambio de raíz, que se planteó ya con López Obrador, que ahora Sheinbaum aún está llevando adelante, yo no sé si eso es lo mejor, si sirve para la Argentina, sé que hay juristas, sé que hay especialistas, sé que hay investigadores, sé que hay abogados, sé que hay jueces, pensando. Bueno, yo lo que quiero es que podamos pensar desde la perspectiva de los trabajadores, tener también líneas centrales para la transformación, para la transformación en favor de los intereses nacionales, el pueblo, ni más ni menos que el Poder Judicial.
Me parece que esto es lo que tiene también el modelo sindical argentino, que nunca se planteó simplemente las reivindicaciones, primero, las que son sectoriales, siempre se planteó al movimiento obrero en su conjunto. Y luego, que se dio cuenta, se avivó, se avivó de que para mejorar las condiciones de los trabajadores, ya sean sectoriales o en general, no alcanza con la reivindicación solamente salarial, solamente sindical, solamente de condiciones, sino que hay que discutir también qué país queremos, porque finalmente es ahí donde se juega el partido grande, y en ese sentido yo creo que estos son momentos, bueno, donde estamos ahí aferrados de los instrumentos que tenemos para impedir un avance de esa motosierra, de ese topo, y que evidentemente hay una situación adversa a nivel nacional.
Pero yo digo, tenemos que hacer el doble esfuerzo, defender a los compañeros trabajadores, defenderlos en todas sus formas, en todas sus modalidades, en todos los sectores, en todos lados, pero además estar pensando estas cosas, porque reconstruir después de Milei el Estado, reconstruirlo, bueno, ¿cuál es el desafío? ¿Cuál es el desafío? Reconstruirlo y a la vez mejorarlo, y a la vez que podamos estar orgullosos de lo que estamos haciendo y de lo que tenemos.
Entonces, en ese sentido, yo creo que hay un esfuerzo enorme y que son las organizaciones sindicales las que tienen la posibilidad, los espacios y el conocimiento, porque esto para mí es clarísimo, uno puede estudiar todos los libros que quiera, pero hay que estar ahí, hay que estar ahí, verlo, conocerlo, la experiencia, la práctica, sufrirlo. Entonces, ahí me parece que, bueno, venía a ponerme a disposición, pero también sepan que el Gobierno de la provincia de Buenos Aires va a hacer todo lo que esté a su alcance para defender a los trabajadores y trabajadoras, que es al mismo tiempo defender al Estado y que es al mismo tiempo defender los derechos de nuestro pueblo.
Pero que también nos planteamos ese desafío de poder pensar, más allá, lo que queremos, lo que anhelamos, lo que deseamos, lo que soñamos y para eso hay que hacer un laburo donde yo ahí les pido colaboración, los necesitamos, queremos contar con ustedes, queremos tenerlos reflexionando, pensando, meditando, queremos tenerlos y queremos que sean también una fuerza transformadora porque, porque bueno, porque estamos en un mundo que tiene algunos elementos espantosos, bueno, tenemos la obligación, tenemos la responsabilidad histórica acá en la Argentina de mostrar otra cosa y acá en la provincia de Buenos Aires de mostrar otra cosa.
Así que bueno, de nuevo muchísimas gracias por la invitación, mucha fuerza, cuenten con nosotros y creo que, por lo menos por cómo asienten, me llevo también la seguridad de que podemos contar con ustedes. Muchísimas gracias.