Clase inaugural del nuevo curso del Instituto de Capacitación Política

Muchísimas gracias. Hoy me cargaron de elogios. Así que vamos a empezar con la clase. Voy a hacer unas breves aclaraciones. La primera es que luego de agradecer, por supuesto, a Julio, a todo el Consejo Académico, a Sebastián Tangorra, a todos los docentes, al cuerpo de docentes. Que, bueno, conozco a todos, a algunos más y otros menos, pero les puedo decir que no es acertado, es excelente la decisión, tanto del programa como del cuerpo docente.

A mí me prestigia compartir con ustedes este curso. Decía ahora los veo a todos con el cuadernito también, y la verdad que me llena de alegría, me llena de alegría realmente, Julio, hace tiempo, incluso en la etapa anterior, que veníamos hablando de la posibilidad de hacer un curso de capacitación. Uso un plural excesivo porque lo charlamos nosotros, pero lo organizó el ICP, lo organizaron de esta manera y me parece de una importancia difícil de exagerar, de una importancia difícil de exagerar. Voy a empezar por ahí. Dije que me iba a poner en modo curso, no discurso porque la intención es aprovechar esta primera clase inaugural, para hacer algo, algo similar a una clase, a un desarrollo, ¿no? No simplemente una presentación, no simplemente algo protocolar. Sino compartir con ustedes algunas ideas que preparé para hoy.

Digo lo de modo clase también, porque dediqué mucho, gran parte de mi vida a trabajar de docente, de investigador, lo decía recién Julio, di durante muchísimos años clases en la universidad, di clases en varias universidades, era  mi forma de vida y, obviamente, mi profesión, además de investigador del CONICET. Así que aprovecho hoy también para mandar un saludo grande y enorme solidaridad a los trabajadores y trabajadoras de las universidades nacionales, pero también del Sistema Científico y Tecnológico, el CONICET. El otro día hubo más despidos en CONICET, así que estamos viviendo horas trágicas, horas aciagas, digamos, para un sistema que tarda mucho, muchísimo, muchísimo esfuerzo, muchísimo trabajo, mucha dedicación, mucha inversión construir. Pero ayer, u hoy, lo escuchaba a Sturzenegger decir que habían hecho en un mes lo que a Macri le había llevado, seis, cuatro años, creo, cuatro años en un mes.

Y bueno, lo que está comprobando simplemente es que esa decisión, esa ejecución, esos resultados no es producto de una gran elaboración, de capacidad profesional, si quiera de capacidad política, destruir, sobre todo desde el Estado nacional, destruir, ajustar, achicar, echar gente, cerrar organismos, no es una tarea que sea distinguida o encomiable o de lo que haya que vanagloriarse en sí, ni tampoco en su ejecución. La verdad que no veo ningún mérito, ningún mérito, ningún mérito en dedicarse a echar gente y cerrar organismos que costó mucho construir y que tienen un papel importante.

Podríamos hablar de cada uno de estos organismos. Yo quiero decir que generar capacidad científica, tecnológica, universitaria, generar calidad y excelencia universitaria es una tarea que lleva, no años, generaciones, generaciones. Que Argentina tiene muchas peculiaridades, hoy iba a hablar de alguna en la clase de hoy, pero una que lo distingue de países parecidos y no tan parecidos, de países en vía de desarrollo pero también de países desarrollados, es tener una historia universitaria, no solo muy extensa, sino además descollante, tanto por su resultado, por lo que se dice siempre, los premios Nobel, pero hoy si uno mira los rankings de las universidades de la región y del mundo aparecen universidades públicas argentinas, así que eso no es algo que esté en discusión. Pero no solo por eso, sino por la producción académica, por la producción intelectual, por la producción también pedagógica que tiene la universidad pública argentina. Digo, es algo que nos distingue como país, es parte ya a esta altura del ADN que tiene la Argentina, que tiene que ver además con las dos tradiciones y partidos políticos más importantes que tiene el país. En el radicalismo se dio la famosa Reforma del ‘18, fue parte en realidad de la apertura democratizante que representó esa experiencia, el gobierno de Yrigoyen, que tuvo que ver, no ya con democratizar directamente y ampliar el voto, sino también democratizar la vida universitaria.

La Reforma del ‘18 a mí siempre me llamó la atención, esa reforma en Córdoba, la que los estudiantes pedían con ese manifiesto eliminar, no quiero extenderme sobre esto, simplemente decir que cuando vino después el Mayo Francés en el ‘68, en las paredes de París había pintadas diríamos ahora hablando de la Reforma Universitaria de Argentina. Es decir, que hizo historia universal Argentina en la reforma del ‘18. Abrir la universidad, hacer los cargos universitarios por concurso, con periodicidad, que no sean cátedras hereditarias, romper con una estructura más bien medieval, pero también dar participación a todos los elementos que forman parte de la vida académica, lo que hoy conocemos como el cogobierno, darle una autonomía para que tenga independencia de pensamiento, para que pueda tener pensamiento crítico. Bueno, todas cuestiones que tienen que ver con la universidad argentina, una tradición que tiene que ver también con el radicalismo y luego, lo que convirtió a esa universidad, que ya era de calidad, de excelencia, en algo que fuera accesible a todos los sectores sociales, que fue su gratuidad.

Y eso tiene que ver con una decisión del General Perón, que completa de alguna manera la particularidad de la universidad argentina y de sus resultados. Digo, después de etapas neoliberales muy fuertes de desfinanciamiento de la universidad, a mí me tocó ser docente investigador en alguna de esas épocas de ajuste, después de los ataques que sufrió la universidad también durante el gobierno de Macri. Bueno, después de todo eso la universidad argentina sobrevive todos esos embates, no ha podido ser ni arancelada, ni privatizada, lo hace con enorme calidad académica. Lo que demuestra en realidad que los que defienden principalmente a la universidad son sus trabajadores y trabajadoras, los estudiantes, la comunidad académica en su conjunto y la sociedad. Porque el otro día hubo una enorme marcha con pocos precedentes en la historia nacional en defensa de la universidad pública y eran, hablaban de un millón de personas en la calle y en todo el país y la verdad que los que salieron a la calle a defender la universidad pública, gratuita no eran solamente quienes la disfrutan de manera directa inmediata, por decir así, sino que salían familias enteras, que salían incluso sindicatos, organizaciones de todo tipo y gente que no que no tenían un vínculo directo con la universidad, pero que entendía la importancia que tiene para el país y para el futuro la universidad pública.

Así que, dicho esto quiero hablar un segundito al curso y después meterme en algunos elementos de contenido para dejarles algunas ideas, que después trabajarán en profundidad, o no, en los diferentes segmentos, porque esto que voy a decir no lo comenté con el cuerpo docente, así que veremos si algo de esto es inspirador o si le sirve más adelante. Pero lo tengo que decir, porque pensé hablar un poco de cada uno de los módulos o de los segmentos del curso, hacer unos comentarios, aunque sea breve, al respecto y después logré generar un caos organizativo porque dije que quería pasar algunas filminas, ¿no? que no estaba previsto, algunas diapositivas para hablar. Y bueno, así que agradezco también a la a la organización.

Quiero contarles también una intimidad, que es que Julio a partir de que habíamos combinado. Él me dijo si podía participar, tenía que ver mis horarios, le dije que sí, me iba mandando algo así como el termómetro, el marcador de cómo venía la cantidad de inscriptos, ¿no? Y ahí hay un indicador que debemos leer, Quevedo, debemos leer sociológicamente. Porque la verdad que el curso no ha tenido una difusión, específicamente y preparadamente general, es decir, no ha sido un curso que ha tenido una difusión demasiado premeditada. Ha sido un curso que se fue difundiendo a través de boca en boca, a través de diferentes de diferentes medios, pero no hicimos para esto un esfuerzo especial de difusión. En parte, porque es una primera versión del curso. En parte también porque Julio trabaja así, fue ministro de Justicia de mi gobierno en el primer mandato, fue ministro de Justicia del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner también.

E hizo algo que para mí todavía no logramos acomodar suficientemente nuestra estructura de sentimientos y de percepciones, que es que ganó la ciudad de La Plata. Recuperándola para el proyecto de la Provincia y el proyecto histórico, ¿no? Porque Julio tiene mucha historia en la ciudad, ¿no?

Creo que, vuelvo, podría estar un rato largo hablando de mi amigo Julio, pero creo que es importante ver que con una difusión moderada, tímida, prácticamente, por ejemplo, yo creo que no se difundió en mis cuentas. Creo que se hizo una difusión apuntando a un público, básicamente, platense o principalmente platense, y además relativamente dirigido a los interesados, vinculados a la militancia, a las organizaciones políticas. Así que es todo un dato que fuimos viviendo con  Julio, fuimos palpitando con Julio, porque todos los del día me decía ‘no puedo crear la cantidad de inscriptos’. Porque era mil, dos mil, tres mil, cuatro mil, cinco, seis mil, siete mil, ocho mil, nueve mil, diez mil, inscriptos en este curso.  Una cosa realmente extraordinaria por lo cuantitativo, pero sobre todo porque claramente viene a expresar una necesidad, viene a expresar una necesidad, ¿no? Si no, no podría ser de otra manera, obviamente no le dimos una intensa difusión, no fuimos a buscar, fue espontáneo y fue, prácticamente, casual que se haya generado un curso de esta envergadura.

Y creo que esto tiene que ver con varias cuestiones de época, algunas que van a contramano de las percepciones más generales y del discurso descriptivo sobre la época más establecido, que es que en esta época la juventud en particular, porque veo hasta donde me llega mi miopía, veo primera fila, con suerte, veo muchos jóvenes, muchas jóvenes. Así que, después lo veo a Cuto ahí que… Estela, sí.

Pero quiero decir, a contramano de una visión, de una descripción, de un diagnóstico de época que dice, primero que los pibes y las pibas están en cualquiera, desinteresados, apolíticos o en la sintonía y en la onda que estableció Milei, que tiene que ver, no para ponerme muy riguroso, pero por lo menos con algo vinculado al antipolítica, a modo de comunicación agresivo, superficiales, y después que todo ocurre, todo pasa en las redes sociales.

Que todo pasa en las redes sociales, que todo pasa en un centenar de caracteres o en un videíto corto, que para comunicar, para expresar ideas hay que amoldarse a la lógica, al formato del TikTok o del Instagram o de Twitter y entonces que esa es la limitación que tenemos, que la política… yo creo que hay una presión muy fuerte. Una presión muy fuerte.

Y no es sólo Argentina. Iba a hablar de Milei, pero me lo ahorro, ¿no?  No es sólo Argentina. Sino que, como un fenómeno de época, un fenómeno mundial vinculado a nuevas tecnologías, a fenómenos como la pandemia. Bueno, que tenemos que aprender a comunicar en 140 caracteres o en un videíto de TikTok porque sino no nos escucha nadie. Y no nos escuchan, en parte por el formato, en parte por el contenido, porque a nadie le interesa. Así que más o menos el desafío sería hacer política en esos modos escuetos,  telegráficos, mínimos, casi haikus digamos, palabritas, cositas, fragmentitos. Y bueno, uno por lo menos por la formación que tiene y la tradición que tiene teórica, conceptual, intelectual, tiende a pensar que, para no ponerse a hablar de filosofía clásica alemana, ¿no? Pero alguna correspondencia entre la forma y el contenido tiene que haber. Lo digo de otra manera: no se puede decir cualquier cosa en cualquier formato, no se puede.

Entonces me parece que, si bien no lo estoy despreciando, ni lo estoy ninguneando, ni lo estoy desconociendo, a los nuevos fenómenos de la comunicación, a las redes sociales, a la tecnología, a lo digital, a sus modalidades, a las conductas, a lo cultural, a todo lo que genera históricamente, no, no digo eso, y tampoco con esto voy a agotar una discusión que me excede y que es mucho más profunda y más larga. Pero lo que quiere decir es que hay cierto tipo de cosas donde el formato se vuelve muy tirano e impide que determinados contenidos, determinadas ideas, determinadas cuestiones, se puedan siquiera empezar a esbozar o transmitir. Entonces si me conceden que eso es así, la verdad que el formato termina siendo un modo, o adecuarse al formato, someterse al formato, termina siendo un modo, no sólo de tiranía sino una especie de autocensura y autoinhibición. Y autoinhibición.

Hay cosas que no se pueden explicar por Twitter, por más que uno haga un hilo y hay cosas que nunca se van a poder transmitir por TikTok. ¿Cuál era el riesgo? Que tampoco esta es la refutación cabal absoluta y terminal de esa hipótesis, pero el riesgo es que como esos formatos son los únicos formatos admisibles, entonces nos quedamos sin la posibilidad y nos tenemos que resignar a no siquiera probar o intentar ensayar, transmitir, ya no digo de otra manera, otras cosas que no se pueden transmitir sometidas a esos formatos. Claro, uno puede decir bueno, pero las clases, la universidad, las dos horas. Está bien, pero eso es una forma, llamémosla compulsiva. Compulsiva porque te inscribís en la facultad y después tenés que asistir a clase, tener la regularidad y entonces existe de esa manera. Este curso tiene esa cualidad como experimento social de época, que esto es absolutamente opcional y voluntario, que el que se inscribió acá es porque quiere venir a 24 clases de una duración mucho mayor que un videíto de TikTok, y porque tiene esas inquietudes y porque comprende que existen todos esos canales alternativos de comunicación, porque ahora dicen que con YouTube, con TikTok se ha democratizado totalmente el conocimiento.

Ahora, yo tengo la impresión de que esos formatos, y ni hablar de los algoritmos por los cuales uno puede dar o no dar, los algoritmos entendidos como el modo en el que uno, aparentemente según algún tipo de inteligencia o fórmula, termina recibiendo determinada, llamémosla información, u opiniones u oposiciones o propagandas, entonces al estar sometido a todo eso pareciera que hay otras cosas ya absolutamente perimidas y además por fuera de los intereses, de las capacidades de atención, y bueno, más todavía de la voluntad y la vocación, sobre todo de los pibes.

Así que yo lo voy a tomar exageradamente, medio en términos de, sí de lógica formal, y voy a decir que acá estamos refutando que lo pibes, las pibas, que nuestra militancia, que la sociedad en general esté dispuesta a someterse sólo a lo que le dice TikTok, a lo que le dice Instagram, a lo que le dice Twitter.

Que tal vez, es más llevadero, más sencillo, más fácil. Pero bueno, deja afuera y este era el punto, muchísimos contenidos que no entran en ese molde. Es como, y creo que es una expresión de Jauretche, ‘adecuar el cuerpo al traje y no el traje al cuerpo’. Bueno, el cuerpo del conocimiento, el cuerpo de la historia, el cuerpo de, incluso de la doctrina, no entra en esos formatos o hay que meterlo con fórceps, o peor, o es una especie de ‘lecho de Procusto’.  Ustedes saben que el lecho de Procusto era una cama de determinado tamaño que ponían a alguien ahí y las partes que le sobraban de su cuerpo, se las cortaban. Mito, pero yo creo que hay algo de eso. Hay algo de eso. Así que a mí me llena, la verdad, de alegría, me llena de satisfacción, y permítanme decir porque la palabra hay que usarla, de esperanza que haya 10.000 inscriptos en un curso casi clandestino de formación política.

Y, obviamente, también expresa un momento político, un clima de época, expresa muchas cosas, ¿no’, pero después en todo caso retomo algo de esto, pero que haya tantos interesados que repito esto, no es un secreto, no es que uno se inscribe y no es tampoco una obligación después transcurrir todo el contenido del curso. Pero hay gente de todas las provincias, de toda la Provincia, de La Plata, de otros países que tiene la vocación, la voluntad, las ganas, el deseo de escuchar, participar, aprender y reflexionar en no en una reunión, una charla, una conferencia. 24 clases. Yo cuando lo vi, Julio, te tengo que confesar dije entre una difusión tímida y la longitud del curso. No sé si yo me inscribiría, ¿no? Entonces me parece muy muy… Es esforzado, es esforzado, son 24 clases, así que la verdad que es una gran alegría y un reconocimiento tanto a lo acertado del contenido, del cuerpo docente, de la idea del curso, como de su necesidad. Porque ahí estaba el punto.

Yo creo que este curso que obviamente convive con otras experiencias, con otras propuestas de formación política, este curso expresa una necesidad de época contraintuitiva. Contraintuitiva, porque uno diría, ‘bueno, quién se va a querer comer un curso dos veces por semana’. Bueno y hay muchísima gente. Yo creo que hay muchísima más, por supuesto, porque si le hubiéramos dado una difusión más amplia, pero me parece, bueno, 10.000 está bien. Con 10.000 inscriptos está muy bien, así que felicitaciones de nuevo al ICP, a todo este esfuerzo, a todo este despliegue y sobre todo a todos los inscriptos en el curso, a todos los que van a asistir al curso. A todos ustedes, felicitaciones.  Gran decisión dedicar un tiempo, una parte de su tiempo a esto ¿Por qué? Porque, de nuevo, lo dejo para el final un poco más, pero sin formación política si no trabajamos en la formación política, y uno puede decir, el peronismo, el campo nacional y popular, puede decir la fuerza democrática, podemos ampliar y ampliar y ampliar. Pero yo creo que es más profunda la coyuntura que estamos hoy. O más determinante. Me parece que la Argentina, hoy, en la Argentina hoy, estamos experimentando, viviendo una situación bastante peculiar, bastante dramática pero, al mismo tiempo, bastante bizarra. No, no es un término sobre el que voy a hablar mucho, pero creo todos me entienden. Bastante bizarra de la que vamos a tener que salir.

Pero evidentemente esta etapa, hoy hablaban de desarmar cuestiones, Jorge, yo no te comenté, Taiana, pero cuando veníamos para acá, leí que Sturzenegger, con alegría, decía que van a desarmar un organismo que se ocupó durante el gobierno anterior, con Alberto, de la gestión de la llamada hidrovía. Lo que se llama estrictamente vía navegable troncal ¿Qué particularidad tenía ese organismo? Que participaban todas las provincias que se encuentran en el curso del Río Paraná y que están vinculadas a la vía navegable troncal y al río, no sólo por el tráfico de mercancías, por los buques, sino en su vida, en su cultura, en su historia. Y por primera vez se había generado un comité federal con representación de las provincias argentinas del que pudimos participar y estaba este señor que no lo votó nadie, Sturzenegger, que es conocido hace mucho tiempo, nuestro, por sus fracasos, porque, lo voy a decir con toda claridad, participó de las experiencias, desde el punto de vista de la de la política económica, en las experiencias más nefastas que tuvo el país, que desembocaron en fracasos estrepitosos, como fue el gobierno de la Alianza en su momento, como fue el gobierno de Macri en su momento también.

Así que bueno, qué puedo decir, festejando que le quitaba a las provincias, que le quitaba a las provincias, atribuciones en cuanto a cómo administrar la navegación del Río Paraná.

Yo le digo desde acá, modestamente, que a la provincia de Buenos Aires eso no le cae en gracia ¿no? No, señor Sturzenegger, no es dueño del Río Paraná.

Son recursos que, si bien el Gobierno federal tiene una intervención, los recursos naturales pertenecen a las provincias además, esa era la lógica de esto, así que desde ya digo que la provincia de Buenos Aires va a trabajar para que el dominio del Paraná vuelva a las provincias.

Mencionabas a Rosas, la navegación de los ríos, bueno, ese problema que tuvimos en aquel momento era justamente por las tropelías que querían hacer grandes potencias extranjeras con la navegación de ríos interiores.

El Misisipi, para los que miran con admiración lo que pasa en Europa o Estados Unidos pero después vienen a Argentina y uno se da cuenta que esa admiración no es porque quieren hacer en Argentina las cosas que esos países han hecho o hacen, que les parecen bien, sino que le quieren entregar a esos países los patrimonios y los recursos de la Argentina. O sea, que la admiración no era para que los argentinos hagamos lo mismo, sino para que hagamos lo contrario beneficiando a los extranjeros.

Entonces, el Misisipi, los ríos interiores de Europa. No, no es que… No tienen libre navegación ni nada parecido. Yo creo que el Misisipi se ocupa el ejército norteamericano de cuidarlo, no es que tenga una opinión u otra quiero decir que entienden lo estratégico y lo crucial de los recursos de la vida navegable. Esto que me parece que hoy está en juego, que hoy está en juego.

Pero digo,  ¿por qué un curso de formación política? Y bueno, por lo que decía Julio, por lo que decía ahí el videito, hay que entender lo que está pasando. Hay que entender lo que está pasando. No es fácil, no es obvio, no es trivial,  no es sencillo, no se explica en TikTok. Hay que entender lo que está pasando y para eso hay que comprender cuáles son sus antecedentes, sus raíces, la evolución histórica, cuál es la situación internacional. Hay muchas cosas que comprender, entonces, y me parece que eso lleva tiempo y esfuerzo y dedicación, tanto para quienes quieren transmitir su punto de vista como para quienes quieren aprenderlo y quieren comprenderlo y quieren reflexionar sobre eso, discutirlo y elaborar sobre eso. Entonces es crucial y siempre lo es, pero probablemente este sea un momento donde, sin formación política, sin formación de cuadros militantes, sin formación incluso de sectores que no se reconocen o perciben como militantes, pero que tienen intervención política porque nadie puede estar por fuera de la intervención política sin esa formación, la verdad que no tenemos destino. No tenemos destino.

Entonces, por más que aparezcan dirigentes con capacidades, con méritos, necesitamos, y hoy más, que nunca que eso ocurra. Ahí yo creo que está la clave del volumen de la inscripción, que seguramente junto con otros esfuerzos de este tipo, y con este mismo curso cuando se de nuevas ediciones, va a seguir avanzando. Así que, hay una necesidad de comprender, de entender, de formarse, de conocer que me parece que es un dato no menor, no menor porque nos dice lo contrario.

Y a veces cuando la derecha te da como diagnóstico una situación en la que uno, bueno, tiene dudas, pero lo dicen terminante, lo dicen de manera terminante, como acabada, como si fuera resultado, no sé, harán una encuesta los opinadores, dice ‘bueno, lo pibes, las pibas, ya están más allá, no les interesa nada, no les interesa la historia, no les interesa la política, están despolitizado y no van a hacer nada al respecto, y están en otra, les gusta solamente todo ese mundo digital’. Bueno, uno ve otra cosa, pero a veces hay un riesgo con estas con estos postulados, con estos axiomas de la derecha, hay un riesgo que, a fuerza de repetirse y la fuerza de aparecer, de aparecer, aparecer, y que se empiecen a difundir y a reproducirse por todos lados, hay un riesgo grave. El riesgo grave es que esos postulados de la derecha calen tan fuerte y tan profundo que nos lo creamos nosotros, ¿no? Porque yo se lo atribuyo en parte puede ser a una equivocación, ¿no? Puede ser una equivocación, pensaban que pero no era. Pero yo le atribuyo también una intencionalidad. Una intencionalidad. Establecer que a la juventud no le interesa la política o que ahora está con, simplemente con… Que no está mal, no las estoy denostando, pero quiero decir, que te pueden interesar, te pueden gustar, puedes jugar con el telefonito, puedes estar todo el día, lo que sea, pero eso no significa que no tengas por fuera de eso otros intereses u otras inquietudes, y que no estés dispuesto a hacer otros esfuerzos o a explorar otros formatos. Bueno, pero qué veo yo que a veces son campañas. Que el punto no es que a los jóvenes, a los jóvenes no les interesa, sino que hay sectores, hay sectores  que trabajan de manera, a veces muy pero muy organizada, a veces sofisticada, a veces casi científica, para instalar estas ideas, para instalar estos diagnósticos, no porque sean y porque sea el resultado de un proceso que desconocen, sino al revés, para producirlos, para generar ese desinterés que acusan que existe.

Están cómodos y hasta lo desean, entonces lo establecen como una verdad, ¿qué problema hay con eso? Y bueno, creerse esas mentiras. Creer que porque digan, bueno, y tantas veces, me acuerdo con Vero cuando estábamos en campaña electoral, ¿te acordás? Cuando estábamos en campaña electoral en la provincia de Buenos Aires en el año del ‘16 al ‘19, todas las encuestas decían que ganaba la entonces gobernadora cualquier elección, todas, eh, 100%, por una diferencia, Vidal, que ganaba caminando. Que de hecho tenía que decidir si iba a ser gobernadora o iba a ser presidenta o reina de Java, porque lo que quisiera podía serlo, porque tenía un apoyo, incluso Macri estaba en ese momento cachuzo. Bueno, ahora, si entonces estaba… no importa. No importa.

Pero Vidal era la esperanza de todo ese sector de la derecha, y no se le podía ganar una elección. ¿Qué riesgo había? Y bueno, creer que eso era verdad, y actuar en consecuencia, que era desánimo, acuerdismo. Pasa ahora a veces con Milei, que alguien dice ‘a Milei le va bárbaro en las encuestas’, entonces, ‘cómo me voy a poner a Milei si a él le va bárbaro en las encuestas, la sociedad quiere esto, banca esto, le gusta, yo tengo que plegarme porque si me opongo perderé caudal electoral, perderé imagen, perderé eventualmente votos y después puede ser que pierda la elección en mi distrito, o en donde sea’. Entonces leen las encuestas, leen estás corrientes de opinión, las toman como verdaderas y después actúan en consecuencia.

Bueno, si nosotros hubiéramos hecho eso, creerle a esas encuestas, creerle a ese clima de época, creerle a esos opinólogos, creerle a esos encuestólogos, Vidal probablemente hubiera ganado la elección. Porque a fuerza de instalarlo finalmente, si todos nos comportamos como si fuera verdad, termina siendo. Y entonces uno después se pregunta ¿si fueras ellos, qué harías? Y bueno, le diría tal cosa. Entonces yo creo que ahí hay un gran problema que tenemos nosotros, que se rompe o se desestructura con formación política. ¿Qué es? Que la verdad, si algo a mí me parece repugnante y espantoso, son los dirigentes políticos que actúan según una encuesta que le dan. Repugnante.

Porque es como que consagra el oportunismo. Entonces dice ‘¿qué dicen las encuestas?’,  ‘entonces la gente opina esto’, ‘entonces voy a hacer esto porque le viene bien a la gente’. Y bueno, así no podes más que equivocarte o tener una visión o absolutamente, o un accionar, o absolutamente subordinado a intereses ajenos y por tanto contrarios a los intereses que tenés que representar, o directamente estéril, o finalmente miserable. Entonces creo que todo eso, para salir de eso, se requiere que haya una forma de discusión, de comprensión, de pensamiento que sea más profundo. Y que vaya un poco más allá.

Y no alcanza con que sea, como decía recién, de la dirigencia política, tiene que ser de las bases. Tiene que ser de las bases. Tenemos que estar dispuestos a hacer ese trabajo y además, después a recibir esas respuestas, esas opiniones, esas posiciones y poder, poder construir colectivamente. Yo creo que eso es tremendamente importante.

Luego, para no tomarme demasiado tiempo, ¿no? que si no podemos hablar de esto y quería hablar de algunas cosas que tienen que ver con el contenido del curso. El curso se organiza de una forma tremendamente acertada. Tiene un primer módulo que se trata del mundo, con especialistas en historia, en economía internacional, en coyuntura mundial. Después tiene otro que se llama América Latina, o sea, va del mundo como si fuera una lente que va haciendo zoom, ¿no? Entonces empieza del globo terráqueo. Luego se posa en la región. Luego aumenta más y va hasta Argentina. entonces otro módulo de seis clases más es sobre Argentina. Y después aumenta de nuevo y se pregunta por el movimiento nacional y popular.

Ahí quiero decir porque es acertado empezar, lo decía Perón, ¿no? ‘La política es política internacional’ decía eso. Decirlo es fácil pero comprender, estar informado sobre la situación de la política internacional, es algo a veces complejo. Ustedes habrán visto que no pasa en todos los países del mundo y acá hay alguna excepción, pero general, por ejemplo, en los noticieros, en las formas habituales de informar y en las secciones internacionales de los diarios, el panorama que hay sobre la situación internacional, la coyuntura y la actualidad, suele ser bastante pobre o escueto, o a veces nulo.

Nos enteramos muy poco, nos enteramos, ¿no? Hay países y hay lugares donde yo he visto noticieros, que uno pone el noticiero más visto y hay una sección internacional densa, con análisis, porque son fenómenos…. Bueno, no es una crítica a eso, simplemente una descripción entonces.

Enterarse del panorama internacional, si quiera saber lo que está pasando en el resto del planeta ya es complicado. Ya es complicado. No está al alcance de la mano. Sabemos que por las redes nos llegan cuestiones globales, pero que las redes no dan ningún certificado de autenticidad, no cuentan con un sello. La verdad que aún lo que uno cree que es la fuente, hasta puede ser falsa la cita de esa fuente. Así que bueno, muy complicado enterarse por las redes de nada, que uno diga esto es más o menos cierto y confiable.

Y cada vez peor porque con la inteligencia artificial, con la reproducción, la mímica, ¿no? Esto de los fakes, pero los deep fakes, todo esto que hablan que te pueden reproducir tu cara, tu voz diciendo cosas que no son, cada vez va a ser más complicado. Esto es tremendamente claro.

Pero fíjense, parte de lo internacional, va a lo regional, América Latina, termina en Argentina y después hace eje, precisamente, en el Movimiento Nacional y Popular. No hace eje en cualquier cosa de la Argentina y a mí me parece bien, muy acertado, en realidad ineludible. Cuando uno lo pone en relación con lo que decía antes. ¿Por qué? Porque el Movimiento Nacional y Popular, yo diría el peronismo, pero para ser más amplio, el Movimiento Nacional y Popular es el instrumento de transformación social más poderoso que tiene nuestro país.

O sea, que ponerse y hacer un esfuerzo de comprender, de conocer la historia. Bueno, veremos qué enfoque le dan los docentes, del Movimiento Nacional y Popular es una forma de ponerse después de hacer una mirada y tener una mirada sobre la situación sobre el país, la región y el mundo. Bueno, yo les digo, no nos va a gustar lo que van a ver, no les va a gustar. No les va a gustar. Ahora la pregunta que surge es cómo lo transformamos.

Bueno, ¿cómo lo transformamos? Lo transformamos con el Movimiento Nacional y Popular, o sea, que no es cualquier sujeto el que se va a estudiar, sino el sujeto de la transformación de la Argentina. Y me parece que en ese acierto de la elección de temas, que me excede a los de hoy, yo voy a hacer algunos comentarios, veremos cuántos, sobre cada uno de los segmentos. Particularmente voy a empezar con el tema mundial, que son, llamémosla, postales, pinceladas, comentarios que después seguramente dan para mucho más desarrollo. No pretendo agotar ningún tema, ni le voy a poner título, simplemente quiero hacer algún comentario sobre esto para compartir con ustedes, que son inquietudes que… inquietudes, algunas hipótesis, algunas opiniones que tengo yo sobre estos tres temas.

Dije eso porque esta no es una clase articulada ni sobre el mundo, ni sobre la Argentina, ni sobre Latinoamérica, ni sobre el Movimiento Nacional y Popular. Así que mi idea es compartir algunas ideas, impresiones para que ustedes tengan.

La primera es sobre la cuestión mundial, que hoy le decía Julio, incluso cuando estaba pensando de qué hablar hoy, me acordé de algo que es un poco de mal gusto porque es un artículo que escribí, ¿no? Y es mal gusto en el sentido que es una clase y no tiene bibliografía, sino solamente un artículo que escribí hace mucho tiempo, junto a Pablo Ceriani, que tiene que ver con una coyuntura internacional que ocurría, que para mí ha tenido hondísimas consecuencias. Entonces, quería hablar de esto para compartir algunas ideas que después desarrollarán eventualmente, o refutarán, o profundizarán, o adherirán a lo largo del curso.

Pero les cuento de qué se trataba ese artículo, que no leía hace un montón, además que agarré, lo leí, lo vi y quería compartir con ustedes. Tiene que ver con la crisis de 2008. La crisis que se conoció por uno de los elementos trágicos que tuvo esa crisis de 2008, que es la crisis de Lehman Brothers. ¿Les suena? Probablemente algunos la vivieron, nosotros la vivimos en diferentes circunstancias, otros no la recordarán por haberla vivido, pero fue un episodio… y acá paso, no sé si esto es así. Ahí está, miren qué gráfico (muestra filmina). Suficientemente, bueno, ¿se entiende? Pasamos al próximo, no. Miren este gráfico es un gráfico del crecimiento, de la variación, del Producto Bruto Interno, o sea, de la producción global, pero además del mundo entero. Este es el producto bruto interno, producto interno bruto, del mundo entero, de todos los países sumados. La fuente es el Banco Mundial. Parte de los noventa, llega hasta prácticamente el presente, hasta 2024.

Como ustedes verán, tiene una trayectoria más o menos predecible y más o menos estable el crecimiento de la producción de todos los países juntos, más o menos estable, y tiene solamente dos episodios, acá estamos viendo 35 años de la historia económica mundial, dos episodios dignos de mención.

Uno es la pandemia, que es esa V corta, ¿no? Está de moda llamarlo V corta ahora, aunque con algún desconocimiento del alfabeto. Llaman a lo que está pasando en la Argentina V corta, porque se suponía que iba a caer y en marzo empezaba a crecer la producción en la Argentina. Pero ahí sí, ven, una caída fortísima. Fue uno de los episodios de caída de la producción más grandes de los que tenga memoria la historia del planeta, ¿no? O, por lo menos, del capitalismo en el planeta, la pandemia.

Pero fíjense, uno podría agarrar la crisis del ‘30, no quiero discurrir sobre esto sino sobre lo que les iba a contar. Hay otro episodio, más o menos de la misma magnitud, más o menos la misma magnitud que la pandemia que ocurre un tiempo antes, que es la crisis de 2008. ¿Lo ven ahí? Es la otra caída fuerte que tiene ese gráfico. En el resto uno podría decir, si no estuvieran esas dos anomalías, uno podría decir la variación del producto del mundo en los últimos 30 años, 35 años fue más o menos estable.

La tasa de crecimiento anduvo entre el, no sé, con caídas y qué sé yo, pero más o menos por el 3%, capaz que el 4%, excepto estos dos casos, crisis muy profundas. Una fue la crisis de 2008, conocida como crisis de Lehman Brothers porque Lehman Brothers era una compañía de crédito norteamericana que fundió. Fundió Lehman Brothers, pero les cuento otra cosa que fundió, la General Motors. Fundió en esa crisis, varias casas, varias firmas de crédito hipotecario, también fundieron. Es decir, fue una crisis profundísima, se ve ahí una caída del producto mundial, una contracción, un achicamiento de la producción mundial como hay pocos episodios en la historia contemporánea, la crisis de 2008.

¿Por qué hago énfasis en la crisis de 2008? ¿Qué es lo interesante? Bueno, lo primero tiene que ver con esto del sentido común, los opinólogos, el pensamiento dominante. Creo que el artículo se llama algo así como ‘Teoría económica y… Teoría y crisis económica’,  una cosa así, y está escrito en esos días, en el 2009, a principios del 2009. Pero era un artículo sobre la crisis de 2008. ¿Qué es lo que llamaba la atención? Que la crisis de 2008, miren la catástrofe que es en términos productivos, pues si cae de esa manera el producto global, quiere decir que hay desempleo, millones de desempleados en Europa, en Estados Unidos, la tasa de desempleo de las más grandes, quitando la anomalía de la pandemia que es de otra naturaleza, ¿no?

Entonces la crisis de 2008, ¿qué particularidad tuvo? Que todos los especialistas, los expertos, todos, los teóricos, los académicos, por supuesto que el periodismo, los formadores de opinión, todos cuando se desencadena la crisis de 2008, cuando empieza la crisis de 2008 dicen que es una crisis básicamente de las hipotecas norteamericanas y que no va a haber contagio.

Lo decían todos, uno de nuevo, no sabe si eso es producto de la ignorancia, el desconocimiento, o la voluntad y el interés.

Si lo que estabas diciendo es ‘no va a pasar u ojalá no pase’. Porque obviamente si uno dice ‘hay una crisis hipotecaria’, cuando empieza. La crisis empieza porque hay un montón de gente que no puede pagar su hipoteca. Hipoteca de las casas que en Estados Unidos, no es cierto estrictamente, pero hay más hipotecas que alquileres, la gente va comprando la casa a 30 años en lugar de alquilarla y en lugar de ser dueño, porque probablemente venda la hipoteca antes de terminarla de pagar la casa. Pero hay muchas cosas que se compran a crédito en la economía norteamericana, o sea, son familias endeudadas para comprar una casa. Bueno, de pronto empezaron a no poder pagar su hipoteca, pero decenas de miles, cientos de miles de personas. Entonces entraron en cesación de pago, en incumplimiento. Los que estaban viviendo en casas que no eran suyas, sino que estaban pagando la hipoteca, es decir tomaron un crédito para comprar la casa y después con su sueldo y van pagando la cuota.

Entonces dijeron ‘miren, acá es un problema del mercado hipotecario porque alguien le prestó a gente que no debía prestarle, a familias, a familias pobres’. A familias pobres, decían. Y las llamaron las hipotecas, un nombre más elegante, ‘hipotecas subprime’, o sea abajo de premium. Era que le habían prestado plata a hogares, a familias norteamericanas, a trabajadores y trabajadoras norteamericanos que no tenían o muy buen sueldo o un trabajo seguro y, sin embargo, habían sacado la hipoteca, alguien les había dado la hipoteca. Entonces le empezaron a echar la culpa a los ñatos que dieron hipoteca a toda esta gente que ahora no la estaba pudiendo pagar.

Pero voy a la descripción, decían ‘bueno, acá no va a haber una crisis económica, acá hay un problema en las hipotecas, veamos cómo se zafa de las hipotecas’. La particularidad, ¿cuál era? Que esto pasaba en Estados Unidos. ¿Y cómo se reaccionó? ¿Cómo reaccionó el mercado? Echando a la gente de la casa. Eso se llama, en España lo llaman desahuciar, ¿no? Acá, desalojo. Hubo una ola de desalojos. Veíamos en la tele un montón de familias norteamericanas viviendo en parques con carpas, con casas rodantes, es decir como pudieran. Pero no tenían casa, no podían pagar hipoteca, los habían echado. Y todas las casas, todas las propiedades volvieron a los bancos que eran finalmente, o estas instituciones, los dueños del departamento y de la deuda sobre el departamento, ¿no?

¿Cuál es la primera observación que se puede hacer? Que había un problema, que yo marco en este artículo, en este comentario que es que la teoría económica, la teoría económica convencional, la que enseñan en la mayoría de las facultades, el programa de estudios de economía, tanto en la Facultad de Económicas para el que va a ser economista o administrador, contador, lo que sea, como en la Facultad de Sociales o donde sea, les enseñan una teoría económica que niega la crisis, no les enseñan teoría de la crisis.

Es más, más o menos toda la teoría económica, la teoría económica -llamémosla- científica, teórica, que está dotada en general de toda una herramental, todo un aparato matemático, fórmulas. Bueno, yo dediqué mucho de mi vida a enseñar esos modelos, también, modelos se suelen llamar. Bueno, en esos modelos no hay posibilidad de crisis, si hay posibilidad de crisis tendrá que ver con algo como la pandemia, algo externo que afecta al sistema económico. Pero el sistema económico, enseña la teoría convencional, tiene anticuerpos o tiene sistemas, mecanismos homeostáticos, mecanismos compensatorios que hace que nunca pueda haber una crisis. Y es la teoría económica establecida más o menos después de la crisis del ‘30. O sea, los economistas decían ‘podía haber crisis, hubo una crisis, pero ya aprendimos, ya sabemos cómo, nunca más va a haber una crisis’.

Es interesante, la teoría económica se ocupaba de negar la crisis, entonces cuando empieza esta crisis hipotecaria dicen ‘esto no va a tener contagio y no va a haber crisis’ ¿Por qué también? Porque no hablan ese idioma, no saben cuáles son los mecanismos. La teoría convencional, el pensamiento oficial, el mainstream, el pensamiento ortodoxo no explica la crisis, no la comprende, no la explica, la niega y es más, fundamenta su imposibilidad. Lo digo en terminología más clara, el mercado funciona solo, es eficiente, funciona bien, entonces si nosotros dejamos que el mercado actúe libertad, jamás se puede producir una crisis. Por eso esto de echarle la culpa a los tipos que dieron estas hipotecas, pero eran millones o miles o cientos de miles de hipotecas. O sea, que no eran dos señores en una estafa, era un sistema que no estaban pudiendo explicar. Bueno, ¿qué pasa? Para hacerla corta, era una crisis hipotecaria y norteamericana y nada más. Luego dicen ‘pucha, salió mal, se contagió’.

¿A dónde se contagió? Al sistema financiero norteamericano, ya no a los que daban la hipoteca, o sea el préstamo para que te compres la casa, sino a todo el sistema financiero, a los fondos de inversión, a los fondos, acá los conocemos como fondos buitres, fondos de riesgo, hedge founds. Se contagió a todo eso, y empezaron a quebrar esos fondos. Y después se contagió a las aseguradoras también. Es decir, se armó un descalabro en el sistema financiero norteamericano infernal. ¿Y qué dijeron los economistas oficiales? ‘Bueno, está bien, es una crisis, no hipotecaria, sino financiera, más general, pero norteamericana y no se va a contagiar, y no se va a contagiar’. Y bueno, pucha, pasó un tiempito y empezó a afectar, como ustedes lo ven porque esto no son hipotecas, ni título ni timba, esto es producción, son cosas que produce la economía, se contagia a la llamada economía real, a la producción, a la esfera de la producción. Entonces, dicen ‘bueno, está bien’, ya sin mucha alegría porque ya habían pifiado varias veces, pero dicen ‘está bien, se contagió al sector real, al sector productivo, pero sólo norteamericano, ya que es una crisis estadounidense, punto’. Bueno, pasó el tiempito y entró en recesión, y después se iniciaron las quiebras, Europa, buena parte de Asia y el tercer mundo, América Latina. Es decir, fue una crisis mundial que generó una secuela de caída de la producción, de quiebras, de desempleo masivo, masivo.

Es decir, primera conclusión: la teoría económica tuvo, en la crisis de 2008, los economistas, académicos, prestigiosos, oficiales, los organismos multilaterales que decían exactamente lo mismo, las consultoras, las agencias de calificación de riesgo, importantísimo, no voy a detenerme hablar mucho, pero son unos actores muy importantes del sector financiero porque son como empresas pero terceros objetivos que te dicen cuánto riesgo hay en una inversión, y vos le haces caso y pones tu guita. Bueno, un fracaso absoluto, fracaso en toda la línea. Que además, generó en el terreno de las ideas, por decirlo así, un fracaso muy fuerte también en la teoría económica oficial.

Vimos que la tapa de las revistas, bueno estas, The Economist, el Time, las revistas de los países centrales lo ponían a Keynes en la tapa, que a esa altura estaba bastante desprestigiado, te aparecía Marx, creo que había una tapa que decía ‘tenía razón’, te aparecían teóricos heterodoxos. ¿Por qué? Porque estaban tratando de echar mano y buscar alguna teoría que explicara por qué había eso que teóricamente era imposible, que ellos habían negado su sola posibilidad. Pero peor que eso, porque como la teoría era impotente para explicar lo que estaba ocurriendo, tampoco había ninguna claridad sobre las herramientas y los instrumentos de los Estados nacionales, de los organismos de crédito que se podían emplear para sacar al mundo de la depresión que se estaba formando, y tampoco tener un pronóstico de hasta dónde iba a llegar.

De más está decir, esto tiene varios años de desarrollo, por lo menos dos años muy fuerte de desarrollo y después dos años más de recuperación, o sea que cuatro años donde estaban totalmente a ciegas los economistas oficiales, hasta ahí grandes especialistas, grandes popes de la economía absolutamente prestigiosos. Y bueno, no la predijeron, luego dijeron que, que no se iba a extender, después dijeron que se iba a limitar a un solo país, y después, y bueno y después fracaso absoluto.

Esto tiene algún interés y deja algunos aprendizajes, algunas lecciones, algunas ideas, pero no voy a eso, no voy a eso. De qué quería hablarles hoy, que está puesto en este artículo, pero este artículo es del 2009, o sea que son algunas reflexiones. El artículo se lo pasé a Julio si después lo quieren ver, es de difusión, no es un artículo teórico, ni académico, es un artículo de difusión sobre este episodio. ¿Y cuál es mi punto? Que en ese momento, bueno, se va todo al bombo, se va todo al bombo, nadie lo pudo explicar, nadie lo pudo predecir, nadie supo. Me acuerdo que uno de los episodios más embarazosos es que en ese momento era presidente de Estados Unidos, Bush, George W. Bush, ¿no?, y estaba por cambiar por Obama, era ese momento. Pero cuando se desencadena la crisis el presidente es Bush, un tipo de los republicanos de ideas ortodoxas, liberales. Y Bush va al Congreso norteamericano y da un discurso, para mí histórico, donde Bush dice ‘lo que les voy a pedir está en contra de todo lo que yo creo, de todo aquello que yo dije siempre, pero se los tengo que pedir’. Y le pide al Congreso norteamericano un plan de ayuda, un plan de intervención estatal, que tenía algo así como dos o tres veces, sino más, la dimensión del Plan Marshall, que saben que el Plan Marshall fue el plan de reconstrucción de Europa después de la Segunda Guerra Mundial. O sea, era un plan de ayuda sin ningún precedente, multimillonario. Estados Unidos, desde el Estado, transfiriéndole plata, millonadas, al sector privado para salir de la crisis. Bush dice ‘si no hacemos esto, el sistema tal como conocemos no va a andar más’. Es decir, él confiesa que lo que está pasando era algo que él no podía ni siquiera concebir y solicita algo que jamás pensó que iba a pedir: la intervención del Estado para salvar a las empresas privadas.

Y es interesante. Bueno, después van a poder leer y no quiero extenderme demasiado sobre esto. Lleva adelante un plan de salvataje, porque el Plan Marshall fue un plan de reconstrucción de Europa después de la destrucción. Ustedes deben haber visto fotos de ciudades como Londres, París, la propia Berlín, todas destruidas por los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial. Había que reconstruir los edificios, pero había hambruna. Se habían destruido las fábricas, se habían arrasado los campos, no había alimentos. Entonces era un plan también de asistencia y ayuda de Estados Unidos a Europa, básicamente con crédito para comprar alimento y también para adquirir bienes de capital, máquinas, todas de un solo país de Estados Unidos. De Estados Unidos.

Es increíble el Plan Marshall cómo consolidó después de la Segunda Guerra Mundial el dominio norteamericano también sobre la economía europea. Era prácticamente imposible. Fíjense eso, es interesante también, le daban plata, crédito, para comprar alimentos en Estados Unidos. O sea, que fue un plan de estímulo inmenso a la economía norteamericana ¿no? Porque empezó a tener una demanda gigantesca. Después de la guerra, además, Estados Unidos donde no había caído ninguna bomba en su territorio y había pocos muertos. O sea que la reconstrucción de Europa tuvo este papel y tuvo el papel también de excluir a otros países, por ejemplo Argentina. No se podía usar el Plan Marshall y los recursos del Plan Marshall para comprar productos argentinos, sólo norteamericanos.

Entonces fue un instrumento de consolidación del dominio norteamericano en la Segunda Guerra Mundial. Le pedía tres veces más Bush al Congreso norteamericano. Pero, ¿para qué? ¿Para salvar qué? A los bancos, a los bancos norteamericanos. Lo que querían hacer es comprarle las deudas impagables, en ese momento se llamaban activos tóxicos, ¿no? En un eufemismo, eran incobrables. Sí, deudores incobrables. Pero venderlos. Los bancos lo podían vender al precio pleno. ¿A quién? Al Gobierno norteamericano. O sea, el Gobierno norteamericano pasó la aspiradora, se quedó con todos esos títulos basura, que no se podía pagar más y se los pagó al precio anterior, al precio necesario a la banca norteamericana para que no fundiera.

O sea que fue un salvataje de la banca, principalmente norteamericana, luego Europa termina haciendo algo parecido. Pero repito, un neoliberal, ni hablar un liberal libertario, el que quiere destruir el Banco Central. Yo lo veo muy sanito, pasé el otro día, digo para el que quiera de ahí, están timbeando, se están llevando el oro. Pero no lo han roto, miren que si lo rompían no se podían afanar el oro argentino para hacer algún negocio todavía turbio y desconocido. Así, que a mí me llamaba la atención, dudaba que cuando andaba con el palo y la piñata fuera a destruir el Banco Central de la República Argentina. No, no ocurrió. Pero bueno, fue el Banco Central norteamericano, la reserva federal, la que salva los bancos norteamericanos adquiriendo los activos. Porque esos activos eran hipotecas de personas que no podía pagar más, no podía pagar la hipoteca, no llegaba a pagar la hipoteca. Muchísimas familias norteamericanas no podían pagar la hipoteca.

Pero, ¿Qué había pasado? Como le estaban prestando plata a esos subprime, digamos hipotecas a sectores que tenías riesgo de que no pudieran pagar la hipoteca, que con su ingreso habitual no se podía explicar por qué le daban un préstamo por no sé, 200.000, 300.000 dólares,  se lo daban, pero probablemente había alguna probabilidad de que no lo pudiera pagar. Entonces hacían como globos de hipotecas ¿no?, conjunto de hipotecas, de miles de hipotecas, que todos los meses cobraban la cuota, y con esos paquetes de hipoteca generaban un título, que a su vez lo vendían. El que compraba el título cobraba, no la hipoteca de una persona, sino la hipoteca de 1.000 personas juntas, con lo cual el riesgo bajaba. Pero entonces, esos títulos, que ya no son títulos de propiedad de algo, sino derechos de recibir una renta, un ingreso que proviene de otra cosa que es la hipoteca. Por eso se llaman derivados. Esos títulos, a su vez también tenían un riesgo. Entonces generaban seguros por si no se podían cobrar esos títulos, que tenían otro nombre, Credit Default Swap.

O sea, una cantidad de instrumentos especulativos, de bonos basura, de cosas dudosas, que circulaban y generaron un globo de especulación inmenso. Hubo un festival especulativo basado en gente que laburaba y quería comprar su casa. Lo que generó una burbuja de construcción porque empezaron a dar créditos.

Entonces eso sostenía también la economía norteamericana con niveles de demanda grandes. Entonces armaron todo un sistema especulativo que explotó por los aires de una forma inesperada porque todos decían ‘puede haber un tipo que no pague su hipoteca, porque se queda sin laburo, no paga su hipoteca. Pero no importa porque el restante 999 va a pagarla, entonces vos no vas a tener un problema. Y además le damos un seguro, así que si dejan de pagar podés cobrarte el seguro’. El seguro, las hipotecas todas juntas todo eso además se compraban y se vendían como título de mercado, otro instrumento paralelo de timba.

Entonces generaron todo ese ese festival de títulos basado en el mercado hipotecario, pero entonces después, lo que empezaron a fundir, eran los bancos que tenían parte de ese título, las aseguradoras que habían asegurado, las casas financieras no hipotecaban, entonces explotó todo por los aires. Sistema que explotó por los aires. ¿Cuál era el fondo de esto? A esto me refiero un poco acá ¿Cuál era el fondo de esto? No que habían dado hipoteca mal, sino que los salarios en Estados Unidos venían estancados, estancados de aproximadamente la década del ‘80. O sea que la clase trabajadora, el movimiento obrero, los laburantes norteamericanos tenían unos ingresos que estaban planos, que estaban topeados, que iban así y no crecían y que no daban claramente para comprarse una casa, comprarse un auto, es decir que el crédito venía sustituir esa parte del consumo que no venía el salario, y que estaba estancado.

Pero ahora ¿qué pasaba? Que esos créditos dependían todo de la tasa de interés. Entonces, en uno de estos momentos los magos estos de la tasa de interés, subieron la tasa de interés para bajar la inflación, el salario quedó fijo y nadie pudo pagar el crédito. Y se fue todo el demonio. En la economía norteamericana, luego por esto, y terminó siendo una crisis mucho más profunda de la que se esperaba con causas mucho más profundas.

Y a eso voy. ¿Qué empezaron a decir los especialistas? Ya los expertos, ya derrotados. Derrotados porque no la habían predicho, no le habían explicado, no sabían qué hacer, pero ¿que empezaron a decir? Y bueno, todo este sistema que funciona así está con alfileres, es muy frágil, es muy inestable, y está fuera de control. Porque esos títulos los emitían bancos que eran bancos del extranjero, o bancos en paraísos fiscales, y que entonces se escapaban de la regulación de cada país. Se escapaban de la regulación de cada país.

Entonces se armó una un proceso especulativo, una timba que terminaba siendo lo que estaba atrás de que un laburante pudiera tener una casa donde vivir, pero que lo que pasaba del otro lado que se estaba sosteniendo todo un sistema que era no sólo frágil y vulnerable, sino eventualmente falso, ficticio, pero que además estaba fuera de la regulación del Gobierno norteamericano, de los gobiernos europeos y esto tenía que ver con los paraísos fiscales.

Entonces, ahí parece que se dan cuenta del enorme desastre que había, del enorme descontrol que había en la economía mundial vinculado a empresas que producen en un país pero tienen su sede en otro, a títulos, títulos especulativos que lo generan… Bueno, ahora lo vemos con las criptomonedas. ¿Qué pasa si de repente se cae la aplicación y no te paga la criptomoneda? ¿Qué autoridad regula? ¿Qué autoridad regula? ¿Qué autoridad cuida, no sólo que no haya desastre sistémico, sino que no haya estafas menores? ¿Qué garantía hay?

Bueno, históricamente eran los estados nacionales. Vos depositas en un banco en la Argentina y el que certifica eso en un banco privado argentino, el que certifica que eso está bien, que tu guita no la timbean, que no se van a escapar con esos recursos, es la autoridad monetaria del país, es el Estado del país, es el Banco Central. Si nadie certifica, y bueno, se puede generar especulación, de la especulación, de la especulación. O estafa, o sistema de estafa piramidal o, directamente, ya no estafa sino grandes mecanismos de extracción y de quita de recursos de un lado a otro sin control.

Caen en la cuenta de que todo esto se creó adelante de sus narices y que cuando dicen, ‘no, porque acabo un proceso especulativo y crearon estos títulos este colaterales, y demás este instrumento, y nadie, no le tuvieron que pedir autorización, o no sé qué’. Y esto, ¿cuál era el problema? Puede volver a pasar igual. No tenemos cómo evitarlo de nuevo. Esto puede, ahora termina y empieza de nuevo. Y de nuevo una burbuja, de nuevo los créditos, de nuevo funde todo, de nuevo la gente en la calle, de nuevo la crisis.

Entonces dicen, ‘esto hay que controlarlo’. Y entonces ¿qué dicen? ‘Hay que generar una nueva arquitectura financiera internacional’. Esa fue la conclusión. Tiene que haber algún organismo, algún instrumento, que no puede ser sólo nacional, o que tiene que surgir de acuerdos entre países que controle que esto no vuelva a ocurrir porque si no yo lo controlo acá y me aparece allá, se va ya, y entonces a esas, lo llaman mamushkas o cajas chinas, vieron que son cajas más chiquitas y adentro de una más grande, más grande, más grande y al final ¿Quién es el dueño de todo eso? ¿Quién tiene la responsabilidad? ¿Dónde está el recurso? ¿Dónde está el dinero? ¿Quién controla todo eso? Bueno, había que cambiar la arquitectura financiera internacional porque había una fragilidad financiera que afectaba al planeta entero y que podía terminar así. Conclusión unánime.

Encuentros del Banco Mundial, del Fondo Monetario, encuentro de la OEA, encuentro de todos diciendo, ‘vamos a hacer, ahora sí, una arquitectura financiera’. ¿Qué estaban confesando ahí? Que los Estados nacionales, que los países, que los gobiernos, aún los más ricos y poderosos del planeta, no tenían instrumento de capacidad de regular las finanzas internacionales. No tenían. Yo creo que la principal conclusión de esto es el alcance limitado, por no decir la impotencia y la incapacidad de los Estados nacionales, del Estado nación, moderno, histórico, de controlar los flujos de los movimientos de la acumulación global. ‘No podemos, no llegamos, no sabemos’ y después termina así.

Es decir que, mensajito para el Gobierno nacional: la economía de mercado parece que no funciona tan bien, parece que sí hay fallas de mercado… Y qué fallas eh, voló todo por el aire, inesperadamente explotó todo.

Y agrego más, porque esto no tiene mucho que ver con lo que discutían los economistas oficiales, pero para mí es una de las cuestiones centrales, que indicamos en esta nota, en este artículo, pero que es mucho más profundo y mucho más largo para estudiar y para para analizar. Que tenía que ver no con lo financiero el movimiento de dinero, de títulos, la timba, los ahorros, la riqueza, no con eso. Que ya vimos que se transnacionalizó y que se globalizó de la peor manera, porque entonces estás peleando con un alfiler, con un escarbadientes contra un proceso inmenso que manejan otros. El otro problema que había tenía que ver con la producción, cómo estaba desarrollándose la producción, porque se enteran ahí, se enteran ahí o pareciera que se enteraron ahí. Dicen ‘Estados Unidos tiene grandes problemas y más precisamente desequilibrios macroeconómicos. Grandes desequilibrios macroeconómicos’. ‘La economía norteamericana…’, dicen, ahora con escándalo porque esto pasa hace décadas que Estados Unidos, primer potencia mundial, tiene déficit fiscal. Déficit fiscal de Estados Unidos tiene hace décadas. Hace décadas. O sea que es el famoso ‘haz lo que yo digo pero no lo que yo hago’. Es el famoso sufrimiento, las vaquitas son ajenas. Décadas y décadas de déficit fiscal, y décadas y décadas de déficit comercial, o sea importa más de lo que exporta. Dice ‘y eso son inmensos desbalances macroeconómicos. Esto es una aberración’. Hacía décadas que pasaba.

¿Qué venían diciendo? ‘No hay problema, esto funciona bien porque Estados Unidos puede emitir dólares, porque Estados Unidos tiene instrumentos, porque Estados Unidos lo financia el mundo, el ahorro del mundo va a parar a Estados Unidos. Estados Unidos lo presta y consume. Entonces todo esto está financiado. Quédense tranquilos. Quédense tranquilos’. Y explotó. Entonces me refiero a esto, simplemente, para llegar al punto al que quiero ir del tema mundial.

¿Qué es lo que observan? Que la economía norteamericana funciona con déficit público, con déficit fiscal y con déficit comercial, con déficit externo muchísimo tiempo. Y ¿por qué? Bueno, básicamente porque Estados Unidos, sobre todo en la década de los ochenta, se desindustrializó. Exagero, por supuesto, pero lo digo así de manera simple. Se desindustrializó. ¿Qué es lo que hizo? Localizó buena parte de la producción de las empresas norteamericanas, las automotrices, las textiles, en otros países. Son empresas norteamericanas pero no trabajan, no producen en Estados Unidos ni con norteamericanos sino que producen en Japón primero, en Vietnam, en Singapur y, principalmente, en China. Toda la producción, la línea de montaje, las empresas, las fábricas a China. No todas, por supuesto, pero lo digo simplificadamente. Mandan todo el proceso productivo a China.

¿Entonces qué es lo que pasa después? Son productos chinos, son productos norteamericanos, son empresas norteamericanas, pero en términos de las cuentas de Estados Unidos son importaciones. Recuerdo cuando yo chico, cuando yo tendría 10, 12, 15 años todas las etiquetitas decían ‘Made in USA’. Made in USA. Ahora no se encuentra, pero ni el teléfono celular, ni la computadora, ni la pilcha, ni la zapatilla, nada es ‘Made in USA’. Dice ‘Made in China’,  ‘Made in Singapur’,  ‘Made in Taiwan’. O sea, que relocalizaron todo el proceso productivo afuera de Estados Unidos. Con lo cual, si el pueblo norteamericano consume productos de empresa norteamericanas las tiene que importar de China, de Singapur. Es decir, que el déficit comercial, las importaciones necesariamente superan a las exportaciones, porque el consumo norteamericano es de productos de empresas norteamericanas pero no producidos en Norteamérica. Nota al pie: este era el punto de Trump, ‘América para los americanos’. Traigamos esas empresas, las automotrices, el llamado cinturón del óxido, Chicago, toda la industria automotriz, son todos galpones vacíos. Los autos se producen en China, para simplificar. O, a lo sumo, en México pero no adentro de Estados Unidos con laburantes norteamericano. Entonces eso ya no, de esto los economistas oficiales ya no hablaban, eso generó un estancamiento del salario industrial en Estados Unidos y una desindustrialización de Estados Unidos. Miren lo que estoy diciendo, Argentina tuvo una etapa desindustrializadora, Estados Unidos también y Europa también, relocalizaron la producción en otros países. Entonces generó enormes desbalances, y no es solo que el Estado nacional de los países más poderosos no dominan las finanzas de ese país, los ahorros de ese país, las inversiones financieras de ese país, nada, sino que tampoco dominan la producción, ni las ganancias.

Porque ese es el otro lío, una empresa norteamericana produce en China, arma otra parte del producto en algún lugar de Sudamérica, otra parte la trae de África, todo eso después son ganancias que aparecen no en Estados Unidos, sino en empresas que tiene en paraísos fiscales, en terceros… Entonces tampoco pueden cobrar impuestos. Esto es lo que pasó.

¿Cuál es la conclusión? Y para llegar al punto que quería. Hay una desadecuación, un desacople entre los alcances de los Estados nacionales en materia económica, productiva, tarifaria, monetaria, financiera de los Estados nacionales, de los países, con respecto a cómo ocurren las cosas en realidad.

A mí me pasó en aquel momento, como ministro de Economía, ir a algún G20. Incluso fui alguna vez que Cristina no pudo ir, yo, ministro de Economía, fui al G20 para esas reuniones. ¿Y qué decían los presidentes de los países del G20? ‘Nos piden más salud, nos piden más educación y no le podemos cobrar impuestos’, porque además una vez que empiezan a bajar los impuestos en otro lado -miren el caso de empresarios argentinos que se van a Uruguay porque paga menos impuestos-, entonces la riqueza, la fortuna, la empresa original es de acá, el trabajo es de acá, el cerebro, el nervio y el músculo es argentino, pero la ganancia y la riqueza la ponen afuera y no pagan los impuestos. Y eso no es un fenómeno únicamente argentino, dicen ‘es un fenómeno mundial’, está todo fuera de lugar, está todo patas para arriba. Ahora, un mensaje de esos empresarios: si la guita la hicieron acá, si la guita la hicieron acá, vengan y paguen los impuestos en Argentina. No es un mérito no contribuir al país, a la educación, a la universidad que te dejó llegar hasta donde llegaste, no es un mérito, no es de patriota.

Entonces, si los Estados nacionales ya no pueden tener esa respuesta, no pueden dar la calidad y la cantidad de servicios públicos que se necesitan, no pueden hacer la inversión que se necesita, entonces era esta la queja. ¿Cómo se solucionó esto? Y esto es lo que agrego hoy, nunca se solucionó. ¿Está mejor que la crisis de 2008? Está claramente peor. Lo que sin teoría, porque su teoría no explica ni habla de crisis, pero por lo menos en la descripción y en la palabra, dijeron que era el origen o tenía que ver con la crisis, no es que se mejoró, se dominó, se reguló, todo lo contrario: está peor.

Ayer, todavía están tratando de explicar si la caída de la bolsa catastrófica, ¿no? de Japón, cuál fue la causa. Después empezaron los mercados, digamos, de Europa, de Estados Unidos, argentinos, latinoamericanos, hubo un crack bursátil enorme, inmenso. ¿Causa de eso cuál es? Y bueno, la verdad que no hay instrumentos y no hay herramientas de gobierno, y no hay regulación, y no hay control, no hay nueva arquitectura financiera internacional. Y yo diría, no mejoró mucho tampoco la división internacional del trabajo, las cadenas globales de valor, la relocalización de la producción. Se produce en un lugar, se consume en otro y todo por fuera del alcance de los gobiernos y por fuera del alcance de cualquier institución internacional que le trate de dar alguna lógica. Bretton Woods, los acuerdos de Bretton Woods, los acuerdos de la posguerra, tenían ese objetivo. Bueno, evitemos que haya enormes desbalances porque asociaban eso a la guerra que ocurrió. Entonces, tenemos que generar instituciones globales internacionales que puedan dar respuesta. Bueno, eso está peor. Todo eso está peor, está más flaco, más débil, con menos alcance.

Entonces, primera cuestión, que yo marco con la crisis de 2008, pero que dura hasta hoy, esta crisis no está resuelta. Lo que está viviendo el mundo son remezones, son nuevos episodios de una crisis no resuelta, que tampoco es que se inició ahí, sino que, como digo, venía incubándose y se manifestó ahí. Y no se ha dado ninguna respuesta. Me animo a decir,  peor. ¿Pero qué vemos hoy, que no se veía en ese momento? Que sí marcábamos en este artículo: China, Oriente, en Oriente, en China pero más que eso, China, India varios países de la región, se produce, funciona el sistema fabril del mundo. Y los países llamados ‘occidentales’, que se creen los dueños del mundo, están ante esta situación, por lo menos, incómoda. Y en el medio el capital, las empresas, y bueno, se radican en un paraíso fiscal, buscan qué les conviene, se dividen en tres y no pagan impuestos en su país de origen, ni en ninguno probablemente. Entonces, estamos ante una nueva situación, ante una nueva estructura productiva internacional que trae problemas como la crisis de 2008, pero trae otros problemas también que hoy estamos viendo. Porque esto tuvo forma de crisis, primero bursátil, financiera, hipotecaria, luego real, luego laboral, luego de desempleo, pero hoy estamos con el mundo en guerra y que hoy a nadie se le escapa que eso tiene algo que ver, aunque no lo puedan explicar bien, con una nueva conformación de la estructura económica mundial, donde China, que antes decían ‘bueno, no, pero es atrasado, pero no tiene tecnología, pero no tiene originalidad, pero siempre copia, pero bla, bla, bla, bla’, y bueno, hoy claramente parece estar configurándose un mundo muy distinto al que teníamos muy poquitos años atrás, ya a nivel de política internacional, es decir que hay un mundo distinto.

Esta crisis fue una de esas expresiones de estas transformaciones. Es decir, que hay transformaciones económicas, productivas, tecnológicas mundiales que después te explican los líos que ves en la superficie, los problemas que siempre lo atribuyen ‘bueno, porque no quiso entrar a la OTAN, salir de la OTAN, hacer tal cosa, hacer tal otra’, pero hoy a nadie se le escapa que esos conflictos tienen que ver con la configuración económica y con algo que amenaza en convertirse en una suerte de nueva guerra fría, bloques, ¿vieron? Entonces, esto que está pasando ante nuestros ojos, tiene todo un derrotero, toda una evolución, toda una historia.

Entonces, voy al punto, estamos ante un mundo que en lo financiero, es frágil e inestable, pero no porque haya timberos, porque haya facinerosos, porque haya gente que hace la vista gorda, sino porque la estructura económica mundial no es la que era en la posguerra, es distinta. La producción es distinta, la tecnología, el comercio, la radicación de empresas, las finanzas, todo es distinto. Estamos ante un mundo, llamémoslo, ante un mundo que está en una transición, en una transición. Había una potencia después de la caída del muro, una potencia que era Estados Unidos, había un mundo que parecía homogéneo, y bueno, hoy nadie puede repetir esas cosas que se decían en los noventa, ni nadie puede repetir lo que se decía en 2008, así que, además es vertiginosa. Estamos en un mundo en transición, que además ahora está en guerra.

Les voy a decir algo que tal vez se ha naturalizado, hasta hace poco nadie hablaba de la Tercera Guerra Mundial. Nadie hablaba del uso de armas nucleares, porque eso era un tema de la Guerra Fría, era un tema de la Unión Soviética por un lado y Estados Unidos por el otro y sus amenazas y sus cuestiones, pero a partir de la caída del muro, parecía que ese era un tema de cómo vamos desarmándonos y desactivando todas esas armas porque… Y hoy, no sé, en los medios de comunicación que hablan de la situación mundial, se habla permanentemente de la posibilidad del uso de armas nucleares, y de que eso desencadene un conflicto que podríamos llamar ‘Tercera Guerra Mundial’. Es decir, el mundo está en una transición, en una transformación profunda y vertiginosa de la que vamos viendo fotos, episodios, hacemos comentarios, pero yo quería marcarles esto, y sobre todo la cuestión de los Estados Nacionales, de la falta de alcance, de la falta de potencia, de la falta de capacidad, de la falta de herramientas de un Estado Nacional para morigerar, para reducir los efectos de estas enormes tormentas que se van generando, para dar respuesta a la sociedad, al pueblo con sus necesidades en una situación como la que muy rápidamente describí recién. Un Estado nacional, y bueno, es algo así, exagerando, hojita al viento en estas grandes tormentas.

Entonces ahí vamos al segundo punto, al segundo punto que tiene que ver con la situación latinoamericana. No voy a hablar mucho de eso, lo único que voy a decir es que hay que ser muy miope o estar muy colonizado para no reconocer que dada esta situación, dada está peculiaridad, este estadio histórico del sistema en general, de su historia, hay que ser realmente, desde el punto de vista ideológico, muy subordinado para no comprender que un Estado nación con tu gobierno y con tu país, no alcanza, no alcanza para dar respuesta a esto, que hace falta pertenecer, formar parte de conjuntos de países que comparten historia, comparten cultura, comparten región, comparten… Es decir, que la respuesta a esta situación no es entregar todo a determinadas potencias. La respuesta a esta situación, para darle soluciones, para darle protección, para darle acompañamiento a tu pueblo, es en nuestro caso, la integración latinoamericana, que no es una cuestión que se hace más necesaria y más urgente con una coyuntura y una situación internacional de esta naturaleza, que tampoco sé si es suficiente, pero por lo menos te da un marco y un espacio de acumulación, un mercado, se llamaría, más robusto, más grande, más estable, donde se pueda empezar a generar instrumentos y herramientas.

Pero esa integración no puede ser solamente comercial, ‘nos compramos y nos vendemos’, que eso es lo que uno diría del diseño original del Mercosur, tiene que ser una integración más profunda. Tiene que ser una integración más profunda, tiene que ser una integración también energética, también productiva, también tecnológica. Así que, luego habrá, bueno, en el tramo que van a hablar de Latinoamérica, se dirán muchas cosas, pero yo, poniéndolo en orden con esta cuestión, creo que hay una nueva estructura económica mundial, una nueva estructura, una estructuración también geopolítica muy distinta y que requiere respuestas distintas, marcos analíticos distintos, comprensiones distintas y sobre todo, medidas y decisiones e instrumentos distintos. Yo veo que esa solución está en el orden de la integración regional. Y digo esto porque, a mí que me tocó formarme, bueno, Vero, que nos tocó formarnos a veces, yo hice la carrera en los noventa donde se decía ‘bueno, no, ahora el mundo es tal cosa, el fin de la historia, el fin de las ideologías, el fin de todo’, ¿no? Hay una sola potencia, una sola hegemonía, un imperio que domina todo y todos los demás, bueno… Y para colmo anda bien, genera prosperidad y que es simplemente aplicar un recetario, que era el Consenso de Washington, privatizar. Así que hago un comentario, privatizar, desregular, correr al Estado, bueno, todo que les debe sonar similar a lo que estamos escuchando hoy. Desindustrializar, porque, para qué vamos a tener industrias, dediquémonos solo a la producción de materia prima, insertémonos así, insertémonos en el mundo así, de una manera subordinada, de una manera semicolonial, lo digo porque fue la inserción originaria de los países como el nuestro. Bueno, hagamos eso. Todo lo demás fracasa, todo lo demás no funciona.

Yo quiero decir que ese discurso de la década de los noventa, excluía la posibilidad de la unidad latinoamericana. Entonces, dos comentarios con respecto a eso. Uno primero que te decían ‘bueno, eso es historia antigua, eso es algo romántico, están las canciones de fogón, están esas cosas pero no, olvídense, eso no va a pasar, no va a existir más’. Por eso yo quiero decir que a los que decretan y a los que festejan que el peronismo, el campo popular o la unidad latinoamericana no existen más porque se quedaron en el tiempo, están totalmente equivocados y se los muestra la historia. Ya lo dieron por muerto allá atrás y vinieron Lula, Néstor, Pepe, Evo, vinieron a mostrar  que era exactamente al revés, que era una posibilidad mucho más potente de desarrollo de los países y de las experiencias nacionales. Así que, bueno, esa es una conclusión.

La otra conclusión que saco es que hoy el programa económico de la Argentina, de los Caputo, de los Sturzenegger, de las Bullrich, ese plan económico que Milei compra llave en mano, ¿no? Porque no es el plan libertario de la campaña. No están Lemoine y Marra rompiendo el Banco Central, no están dolarizando nada, nada. Compraron el pase de Caputo, de Bullrich, de Sturzenegger, programa llave en mano, DNU 70, Ley Bases. Así que para colmo, te diría que están llevando adelante el plan económico de los que perdieron la primera vuelta. Ni siquiera, ¿no? No sé si no decir menos mal, pero es ese plan, es ese plan. Ese plan es del Consenso de Washington. Es anacrónico. Es anacrónico y no es porque lo diga yo porque, bueno, porque veo que otras discusiones son las que hoy priman. Hoy todos los países, aún con gobierno llamémoslo de derecha, aún los países con gobierno de derecha están con un discurso, con una propuesta, con medidas, llamémoslas, nacionalistas, nacionalistas. Es una era de nacionalismos y a nosotros nos toca un Gobierno antinacional, que está fuera de época. Incluso en los países que admira hay… incluso en los dirigentes, cuando habla con Meloni, cuando admira  a Trump. Nacionalistas, nacionalistas. Nadie está por los… por el mundo diciendo ‘vótenme que voy a regalar nuestros recursos naturales, que voy a desindustrializar el país, que voy a sacar los métodos de producción nacionales, que no me importa la industria nacional, que no me guste… que no me importa el trabajo nacional, que es despreciable, que hay que liquidarlo’. Nadie, no existe, es anacrónico. Aún de las experiencias que admiran es una… por eso yo decía bizarro. Por eso decía, porque ahora yendo a lo nacional. La verdad es que estamos en una etapa donde, probablemente, por esta situación internacional, ¿qué dicen los dirigentes políticos? ‘Tengo que cuidar a quien voy a representar, tengo que cuidarlos, tengo que protegerlos’. Aún con razonamiento no solo nacionalista sino, incluso, que tienen elementos de xenofobia, que tienen elementos contra otros pueblos, contra la inmigración. Tienen todo eso, pero, ¿cuál es el origen?  Voy a defender, voy a cuidar, voy a proteger. Es decir, que yo quiero explicarle a Milei que cuando Trump dice ‘América para los americanos’ habla de Estados Unidos, no Argentina para los americanos. Y que es una posición de cuidar lo propio, de desarrollar y por más que haya dificultades, problemas que las hay de todos lados, es así. Así que estamos viviendo una etapa donde, por muchísimas, por muchísimas circunstancias y tengo… me quedan como 100 filminas. Así que voy a voy a cerrar acá.  Después otro día,  tal vez si me invitan y tengo tiempo.

Pero quiero decir algo que va a lo del Movimiento Nacional y Popular, y que creo que hay que destacar. Bueno, evidentemente estamos en un mundo en crisis, evidentemente esa crisis internacional tiene manifestaciones en todos los países, más allá de las circunstancias, más allá de las particularidades, más allá de los problemas, más allá de los errores que hemos cometido. Más allá de todo, hay particularidades de los países, de su problemática, hay hoy grandes dilemas de la inserción internacional. Quería hablar de un país agroexportador contra un país industrial, quería hablar del mercado interno contra vender todo para afuera, quería hablar del uso de los recursos naturales. Hay muchas discusiones que hay que dar y que hay que hacer en este marco.

Ahora y para terminar, evidentemente son discusiones muy profundas. De todo lo que está pasando yo creo que hay un elemento novedoso y destacable que es que nunca habíamos escuchado en el último tiempo alguien que nos diga, no que ‘quiero volver a determinado lugar o que quiero…’, sino que te quiere convertir en 35 años en Irlanda, para finalmente volver al siglo XIX. Esa es la gran propuesta política. Dentro de 35 seremos Irlanda, igual al agroexportador del siglo XIX. Es un disparate. Yo no quiero ser Irlanda, ni quiero ser… No quiero ser, no tengo nada contra Irlanda, queremos ser argentinos, queremos ser bonaerenses. Estamos orgullosos de eso y hay mucho por solucionar, hay mucho por mejorar, hay mucho por hacer pero claramente no es por ese lado. Y lo que digo de este curso, no vamos a poder transformar una realidad si no la comprendemos, si no la comprendemos. A veces se planteaba que está por un lado la militancia territorial, la militancia en la básica. Por el otro lado, lo intelectual, lo teórico. Y por supuesto que hay una división del trabajo, por supuesto que hay compañeros y compañeras pero necesitamos una militancia integral. El que está en la cuestión intelectual tiene que ir a la básica pero el que está en la básica tiene que formarse, y no es contradictorio Es difícil, es laborioso, se necesita un esfuerzo pero yo creo que es la clave, y es la clave también de esto: para transformar una realidad que no nos gusta, y no habló de lo electoral y no hablo de lo coyuntural solamente, nosotros queremos el desarrollo de la Argentina, queremos la felicidad del pueblo, queremos la grandeza de la Nación y realmente en una situación tan novedosa, en una situación tan dinámica, en una situación tan compleja esto no es trivial, no es trivial.

Lo que al principio decía del Tik Tok, lo que decía también las subjetividades, también la comunicación, también las relaciones personales, familiares, las relaciones sociales en general, todo está cambiando y cambió. Así que hace falta un esfuerzo muy, muy grande. Y yo creo que nosotros tenemos la obligación desde el campo popular, desde el campo nacional no sólo de cuidar, proteger, resistir políticas que claramente van en contra de los intereses de la Nación y del bienestar de nuestro pueblo. Pero no sólo eso, tenemos también la obligación de transformar y de plantear una transformación y de plantear una transformación que sea a la vez compleja, como lo que tiene que ser, pero fácil de comunicar y de explicar. Que se puede explicar a dónde queremos ir y cómo lo queremos hacer. Tenemos una obligación, para transformar hay que comprender, para transformar hay que comprender. Pero una vez que uno comprende o que está en el camino de comprender tiene que saber también que eso no se comprende en la torre de marfil. Se comprende con el pueblo y junto al pueblo. Porque esa transformación, para que ocurra, tiene que ser producto de la organización, de la movilización y de la lucha. Así que comprender, transformar, luchar y organizar. Muchas gracias.