Convenios estratégicos con el Consejo Federal de Inversiones (CFI)

Buenos días a todos y a todas. Primero, agradecerle particularmente a los intendentes e intendentas de diferentes municipios de la provincia de Buenos Aires que nos acompañan hoy, y por supuesto que a Ignacio Lamothe, que preside el CFI, y con el que venimos trabajando mucho, además con grandes novedades para la provincia de Buenos Aires, y que hoy estamos consolidando y poniendo en marcha nuevas líneas, absolutamente innovadoras, muy importantes para nosotros, sobre todo en circunstancias como las actuales. 

El interés que manifestaron todos los intendentes e intendentas de acompañarnos en este acto, un acto donde se llevan adelante y se firman convenios vinculados con el Banco de la Provincia, con cuestiones de crédito, con proyectos especiales, con cuestiones de cultura, de arte, con capacitaciones, con la cuestión del acceso a las garantías. Importantísimos proyectos en todo el territorio de nuestra provincia. Que tienen que ver también y resaltan en una época de gran, creo yo, confusión con respecto al papel del Estado. No me ánimo a decir con una modificación, con una reversión, con un cambio de ideas general sobre lo que debe hacer el Estado. 

Yo lo quiero decir desde acá, y con el mayor respeto del que puedo hacerlo, al Presidente de la Nación, que los argentinos y argentinas, los y las bonaerenses, los intendentes e intendentes, las organizaciones intermedias, en fin, el pueblo  de la provincia de Buenos Aires no está de acuerdo con que hay que destruir el Estado.

Yo diría y creo que en esto puedo apoyarme con toda certeza y tranquilidad en lo que ocurre diariamente en nuestra provincia, en cada una de las recorridas nuestras, de cada uno de los ministros y ministras, de la Vicegobernadora por el territorio provincial, hablando con los actores de carne y hueso, reales, no con las redes sociales, sino con los que están, los que desenvuelven su vida, los que tienen dificultades, los que llevan adelante las tareas, la producción, los que sostienen diferentes entidades en toda nuestra provincia vinculadas a clubes de barrios, a acción barrial y, además, a decisiones y organizaciones solidarias. 

Bueno, en toda la provincia de Buenos Aires, yo no he escuchado nunca a nadie, por más que se queje, por más que diga falta tal cosa, tal cosa no me gusta, nunca escuché a nadie decir que quiere menos escuelas, menos hospitales, que quiere menos emprendimientos productivos, que quiere menos rutas, que quiere menos infraestructura, que quiere menos apoyo del Banco de la Provincia, que no quiere la Cuenta DNI, que no quiere al Gobierno provincial. Es más, siempre nos piden más Estado. 

Así que advierto al Presidente, se equivoca mucho si piensa que a la Provincia de Buenos Aires le va a ganar con campaña de trolls desde redes sociales a la mentalidad, a la historia, a la construcción, a los sueños, a los anhelos de nuestra provincia no se los puede vencer con estas ideas absolutamente equivocadas, y además, trasnochadas y anacrónicas.

 Y lo digo con total certidumbre lo que estoy diciendo. Y probablemente la firma de estos convenios hoy, que viene trabajando con muchísima intensidad Cristina Álvarez Rodríguez, yo pido que también valoremos el esfuerzo de funcionarios públicos que todos los días, y sus noches, trabajan para el bienestar y el mejoramiento de la provincia de Buenos Aires. Gracias, Cristina.

Pero decía el CFI, la acción del CFI, su propia historia, que es una historia de federalismo y su vigencia no sólo en la provincia de Buenos Aires, en las 23 provincias argentinas, su vigencia, su importancia, demuestra que está totalmente equivocada esa ideología, que no es por ahí. Que podemos tener dificultades, pero no es por ahí. Ese camino es una vía muerta que no lleva a ningún lado.

Y además que parte de falsas antinomias, de falsos dilemas, de falsas contradicciones. La verdad que hoy nadie en la Argentina, aunque sea el discurso oficial, tiene que elegir si quiere un país, o su provincia o su barrio con 100% de Estado o 0% de Estado y 100% de mercado. Es mentira. Y además no existe en ningún lugar del mundo. 

Lo que sí vemos, por el contrario, es que donde actúan los mecanismos de mercado, donde actúan las empresas, evidentemente hay actividad, hay trabajo, en nuestra provincia de Buenos Aires la mayor parte del trabajo es trabajo que da el sector privado. Así que no tenemos dificultad en reconocerlo, en decirlo.

Lo que sí es cierto es que los mecanismos de mercado, el libre mercado, produce fenómenos que el Presidente de la Nación desde una perspectiva conceptual, repito, equivocada y además totalmente marginal dentro de la teoría económica. Es decir, nadie sostiene esas ideas. Estamos sometidos a un debate que no existe prácticamente, que no existe y no defiende nadie.

Es claro y es sabido, y lo vemos hoy, por ejemplo, en la campaña por ejemplo presidencial de Estados Unidos, un país tan diferente, tan distante, tan contrastante con la realidad nacional, pero nadie dice y nadie propone lo que propone Milei como una salida a los problemas que todos reconocen que tienen. Yo diría más bien lo contrario. Todos saben que los mecanismos de mercado, las leyes de mercado, no quiero decir leyes naturales, pero las leyes ya conocidas desde centenares de años a esta altura, marcan que el mercado cuando actúa solo, sin regulación, genera fenómenos que tienen que ver con la concentración de los ingresos, de la actividad económica, fenómenos que después terminan en mercados que funcionan mal.

Por eso lo vemos al Presidente luchando con fantasmas y diciendo ‘no existen las fallas de mercado’. No son fallas del mercado. Hay cuestiones en las que el mercado, la actividad privada, fracasa. Fracasa con respecto a determinados objetivos que no los tiene el privado y que es normal y es natural que no los tenga.

¿Qué busca un empresario pequeño, mediano, grande? Más allá de sus atributos personales, éticos, más allá de sus ideas, más allá incluso, de sus ideologías, que pueden tener que ver con la solidaridad, que pueden tener que ver con los más altos valores que tenga el ser humano. Pero así y todo una empresa tiene como objetivo generar ganancias. Es su definición. No se puede esperar otra cosa. Y está muy bien y funciona muy bien en determinados ámbitos, en determinados aspectos, en determinadas cuestiones.

Pero hay otros lugares, llamémoslo de vacancia, de a veces de falta de llegada, incluso de percepción de la existencia de determinados problemas, en donde la empresa privada no puede dar respuesta. Y lo vemos cada vez que recorremos la provincia de Buenos Aires, pequeñas localidades de 10.000, 20.000 habitantes donde claramente hay negocios que no van a ser rentables por la envergadura, por la magnitud, por el tamaño, por la escala, diríamos los economistas, de ese mercado. Y a veces también, en conjunto con eso, por el nivel de poder adquisitivo general que hay. Es decir, no hay recursos suficientes para generar negocios rentables en determinados ámbitos.

¿Está bien o está mal? No es un juicio de valor. Esta es la situación real, esto lo que existe y que vemos en los 300.000 kilómetros que tiene nuestra provincia de Buenos Aires, en sus 135 municipios. Donde hay lugares donde nunca se va a instalar un gran centro privado vinculado con la salud. Y no es porque yo lo diga o no lo diga, porque esté de acuerdo o no esté de acuerdo. Son cosas que efectivamente ocurren y nadie ha prohibido. Nadie ha prohibido que en Belgrano aparezca ¿no? una clínica Los Arcos. No está prohibido, pero no va a pasar por la cantidad de población, por su poder adquisitivo. No es negocio hacer eso. Es una inversión demasiado grande para que eso ocurra.

Lo mismo pasa con lo privado en materia educativa. Es imposible que aparezca una enorme universidad privada en regiones alejadas y poco pobladas de la provincia de Buenos Aires. No está bien ni está mal. No es negocio.

Pero, ¿qué pasa? De esta manera, esa concentración económica que tiende a localizar sus actividades en lo geográfico en determinados lugares y en lo económico, ahí donde está el poder adquisitivo, la rentabilidad, el beneficio, la ganancia, y está bien que sea así. Porque así tenemos enormes emprendimientos, importantísimas empresas, enormes shoppings en determinados lugares de la Provincia, y en otros tenemos tal vez un almacén, seguramente no hay emprendimientos privados de educación y casi en 100 municipios de la Provincia no hay emprendimientos privados vinculados a la salud. 

¿Qué es lo que termina ocurriendo? Que el único prestador es el Estado, estén de acuerdo o no con esta ideología que pregona el Gobierno nacional. Es lo que ocurre y es lo que pasa. Y no en la Argentina exclusivamente, en toda la región y en todo el planeta es así.

Por eso, la idea de distribuir mejor los recursos, los accesos, la riqueza, la idea de localizar determinadas prestaciones en lugares donde el mercado no va o no llega porque no tiene un interés económico o rentable para hacerlo. Bueno, no es que se nos ocurrió a nosotros. La idea de que el Estado tiene que generar una mayor equidad, la idea de que el Estado tiene que posibilitar el desarrollo.

Porque yo de esto siempre hablo, y cuando visito, he visitado de los municipios que están aquí, del interior de la Provincia pero también lugares del conurbano donde no llega llamémoslo el privado, el mercado, la gran empresa, no llega, no alcanza, y entonces empieza a haber un vacío. Y ahí hay otro problema, que estas son situaciones que se consagran, se fosilizan, luego se reproducen y generan más adelante más exclusión. 

Esto de un lado, los fenómenos de concentración suelen ser acumulativos. Ahí donde empieza a haber concentración, luego en el otro no hay, en un lado sobra, abunda y enb el otro hay poco o nada. Y más va hacia los polos donde ya está establecido, consagrado y donde el mercado se reproduce y genera nuevas oportunidades de negocio. En el otro polo, nada. Es decir, de un lado hay concentración de recursos y de riquezas. En el otro, hay concentración de pobreza y de ausencia, y de necesidad.

Y esto es una ley que impera en el mercado. Y que no es que esté bien o esté mal desde una perspectiva ética, sino que se han generado mecanismos, instrumentos, para contrarrestar, para contraponer esta situación. Porque es muy injusta. Y porque puede ser una sociedad donde se genera mucho éxito de un lugar y falta de posibilidades de alcanzarlo en el otro. 

Y esto requiere una acción mancomunada, una acción concertada, una acción consciente de la sociedad en su conjunto ¿Cómo se realiza en todos los países del mundo, en todas las sociedades del mundo? Por más capitalista que sea, a ultranza, a través del Estado. Ese es el instrumento que lleva entidad, que lleva más igualdad, que lleva oportunidades, ahí donde no las hay.

Esto es de lo que estamos hablando. No es tan difícil de comprender, existe hace muchísimo. Se ha detectado solamente con esta ideología extraña, extravagante y ajena, incluso al sentir, a la tradición, a la historia de los argentinos y argentinas. Y repito, es actual y es vigente en la provincia de Buenos Aires, porque yo voy a cualquier pueblo de la Provincia  y me dicen ‘necesitamos una escuela’. No me dicen ‘desregular todo’, porque ya saben que de esa manera es como no tienen lo que necesitan. 

Y después hay un último punto, que tiene que ver con el papel del Estado, que es de lo que hablaba Toto, lo que hablaba Ignacio Lamothe, que es algo que hace un poco a la perversidad de estas ideas, que terminan siendo perversas. Porque hay lugares donde no se radica  determinada inversión, o no se lleva adelante determinado desarrollo, porque no hay infraestructura, porque no hay posibilidades de acceso a la conectividad, a las nuevas tecnologías, a los desarrollos digitales, no hay suficientes instituciones educativas, no hay suficientes instituciones vinculadas a la salud. Entonces, ya está segregado, ya está discriminado y después las cosas no pasan.

Entonces, cuando uno dice ‘que el mercado resuelva’, el mercado va donde ya está resuelto. Pero, ¿quién lleva adelante las acciones de fomento, las acciones originarias que posibilitan después que se instalen nuevas empresas privadas, nuevos desarrollos? Lo hemos visto en toda nuestra provincia de Buenos Aires. Ahí donde hacemos autopista, ahí donde ponemos gas, donde ponemos luz a través de importantes inversiones del Estado, que el privado no puede hacer porque todavía no está. Ahí donde hacemos esas grandes inversiones, ahí donde planificamos el desarrollo, ahí donde llevamos adelante acciones de política pública, después empieza a aparecer la inversión privada, que antes era imposible porque no tenía la ruta, porque no tenía la estación transformadora, porque no tenía el gas, porque no tenía la escuela, porque no tenía el hospital y porque no tenía la comisaría.

Entonces es exactamente al revés. Es exactamente al revés. No es posible el desarrollo de lo privado, no es posible la expansión territorial, no es posible la aparición de nuevos negocios, de nuevas empresas, de nuevas pymes, si el Estado no se dedica a hacer lo que tiene que hacer, que es infraestructura, salud, educación, seguridad.

Así que desfinanciar al Estado es condenar a millones de personas a situaciones de discriminación y de falta de oportunidades. Y creo que es importante decirlo porque justamente hoy estamos firmando convenios que tienen que ver con programas de acompañamiento técnico-financiero, eso también le pedimos a nuestra sociedad que arme emprendimientos y que arme empresas, pero para eso tiene que estar debidamente capacitada. Pedimos que haya innovación tecnológica, pero para eso tiene que haber fondos, financiamiento, que muchas veces hace el Estado también, una función ineludible del Estado en todos los países del mundo. Y que esto quede claro, aún estos, a veces aplaudidos, multimillonarios que tienen emprendimientos tecnológicos, pero que los desarrollos originales los hizo el Estado.

Yo lo repito porque es muy expresivo. No es la única manifestación que hay, pero alguien que agarraba un IPhone y decía ‘qué bien el tipo que inventó el IPhone, qué bien que estuvo, que innovador, que espíritu emprendedor’. Pero después contaba que la tecnología que compone el primer IPhone la desarrolló casi totalmente, casi totalmente el Estado a través de inversión pública de altísimo riesgo. La pantalla táctil, las baterías, la propia red, la internet, revolucionó el mundo. Es producto de una política pública.

Porque los capitales privados obviamente invierten a veces en ciencia y tecnología, pero lo hacen en determinada escala y corriendo determinados riesgos. Porque un riesgo enorme de ir en descubierto hacia una tecnología inexistente lleva muchas veces al fracaso. Entonces esos grandes saltos, que tuvieron que ver a veces la carrera espacial, a veces políticas públicas que tienen que ver incluso con la industria vinculada a la guerra, al armamento, bueno, pero que han generado enormes avances que tiene que ver con los desarrollos en tiempos de paz. Pero fue el Estado, porque no hay capital privado que tenga la posibilidad de, haciendo los cálculos de costo-beneficio, llevar adelante esas enormes inversiones en investigación, ciencia, tecnología, conocimiento, que bueno, que si no se hacen después las cosas no se producen.

Por eso vuelvo a decir, que tengan mucho cuidado, que tengan mucho cuidado cuando atacan a la universidad, a la ciencia y a la tecnología en la Argentina, porque son un resorte y una palanca para el desarrollo nacional, que no podemos abandonar y no podemos dejar en manos exclusivamente privadas. Si el privado quiere, que lo haga, pero tiene que estar la sociedad en su conjunto pensando en estas cuestiones: desarrollo territorial, equidad, igualdad.

Y, bueno, nada de lo que hacemos, lo digo y además lo vemos. Lo mismo con lo ambiental. Lo mismo con lo ambiental, si no hay regulación y a veces enormes inversiones del Estado no se pueden hacer, saltos en la calidad del tratamiento de tratamiento de los residuos, en la calidad del tratamiento incluso de lo que las propias empresas privadas desperdician y luego disponen. Porque es necesario que la sociedad en su conjunto tome los recaudos, controle, acompañe, financie y, a veces, haga. 

Lo vemos a lo largo y a lo ancho del planeta, ¿por qué en la Argentina hay un ataque indiscriminado contra esto? Bueno, es lo que tenemos que comprender. Y luego, lo que sí podemos hacer es ver sus resultados. Nosotros hacemos una enorme inversión en infraestructura, una autopista, Kato, bajamos más energía y al poco tiempo empiezan a florecer emprendimientos privados.

Me viene a la mente la Ruta 11 convertida en autopista, bueno, cómo cambió el desarrollo económico del sector de la región. No es que es el Estado o el privado. Ahí está, lo tiene que terminar de entender el Presidente de la Nación. No hay que decidir si todo Estado o todo privado. Tiene que haber un Estado inteligente, eficaz y transparente, que genere oportunidades de inversión para el sector privado. El sector privado después las lleva adelante, pero hay que acompañarlo con un banco que piense en emprendimientos productivos, con un Estado que capacite, que lleve adelante proyectos.

Así que tanto el Fondo de Innovación Tecnológica de la provincia de Buenos Aires que estamos llevando adelante, el convenio con el Banco Federal de Proyectos de Inversión, el programa de asistencia para una minería sustentable. Y cuando dicen ‘no importa, el medio ambiente que lo cuide el que esté al lado y se contamina’, no es así. Lo mismo que cuando dice ‘júntense 20 vecinos y que hagan un puente’. 

El otro día estábamos inaugurando un puente muy importante ahí, que une Ituzaingó con Moreno, esperado hace treinta años, y estábamos con los vecinos, vecinos humildes que a veces no tienen para parar la olla, a veces no tienen para la luz y el gas. Y les dicen ‘júntense entre ustedes y hagan una vaquita y saneen el Reconquista, o hagan el puente que une’. Y permite después mayor bienestar general, menos congestiones,  menos accidentes de tránsito y más oportunidades para esos vecinos, pero no pueden. No pasa en ningún lado del mundo. Si los vecinos y vecinas se juntaran e hicieran una vaquita para hacer una obra de un millón de dólares, que nunca pueden, está más allá de su alcance, si hicieran esa vaquita después tendrían que hacer una licitación. Después tendrían que controlarla. Después tendrían que hacer el diseño y preparar los pliegos. Eso que dicen ‘que se junten los vecinos y lo hagan’, ya se inventó hace mucho tiempo, se llama Estado. Y el Estado se dedica, justamente, a hacer las grandes obras de infraestructura que jamás podrían hacer, en ningún lugar del mundo, los privados, los aeropuertos, los puertos, las autopistas, la energía. Ya está, ya se inventó. 

Obviamente, siempre hay que mejorar, hay que hacerlo bien, pero erradicarlo tiene estas consecuencias. Ahí donde se retira el Estado, lo vimos en toda la provincia de Buenos Aires. Cuando se fue el tren, que era una política pública, ‘ramal que para, ramal que cierra’. Con los mismos tipos que están ahora, tratando de privatizarlo de nuevo. Fue un fracaso, fue un desastre. Fue un fracaso y fue un desastre. Como fue la privatización de Aerolíneas, como fue la privatización de YPF. Nos venden vino viejo en vasija nueva. Pero es lo mismo, y era veneno y salió mal. 

Así que, yo creo que son programas muy importantes, por eso se valoran tanto en la provincia de Buenos Aires, el programa federal de gestión energética, el programa federal de acciones sustentables para actividades productivas, líneas de financiamiento productivo. Eso también, esto de que el mercado concentra y por tanto excluye es que muchísimos emprendedores, valiosísimos, creativos, innovadores, abnegados, grandes laburantes, ilusionados, bueno, después cuando van a la puerta de un banco privado se la cierran en la cara. No pueden acceder, no pueden conseguir el crédito.

Y después dicen ‘miren qué bien le fue, empezó en algún pueblo de la provincia de Buenos Aires y ahora factura, exporta’, bueno, pero necesita en el momento, se llaman industrias infantes, pequeñas empresas, necesitan que los apuntalen y que los acompañen.

Por eso es muy importante que estemos lanzando la línea de financiamiento productivo, financiamiento verde, financiamiento para el desarrollo de cadena de valor, programa de desarrollo productivo y financiero para las mujeres. 

Esto es también muy importante. A las empresarias mujeres les cuesta más porque hay en muchísimos sectores de nuestra economía y de nuestra sociedad resabios de un pasado donde había una desigualdad también consagrada que impedía que por el solo hecho de ser mujer se le diera un acompañamiento o se le diera una oportunidad.

Así que, esto que es fundamental se complementa con la línea de créditos para la reactivación productiva, donde a través del CFI y el Banco Provincia vamos a estar ayudando a los emprendedores bonaerenses.

Y el Fondo de Garantías, el FOGABA, que ha tenido un papel tan importante en esta época para la creación de empresas, para el acompañamiento de proyectos, porque a veces no se puede conseguir un crédito porque necesitás una garantía. Y una pequeña empresa, una empresa de garaje, también las hay en la provincia de Buenos Aires. ¿Cuántas hemos recorrido que tienen un emprendimiento, que hacen alfajores, que hacen artesanías, o que llevan adelante importantes innovaciones para su comunidad y sin embargo no pueden acceder a crédito porque no tienen la garantía?

Entonces, necesitan simplemente un acompañamiento, simplemente una mano amiga, simplemente un Estado presente, simplemente un Estado sensible que acompañe a nuestras pymes, a nuestros emprendedores, a nuestros pequeños productores rurales, con las PUPAAs, como lo hemos hecho en toda la provincia de Buenos Aires, como lo hacemos con los Mercados Bonaerenses, que juntamos al productor con el consumidor, eliminando eslabones en una cadena que muchas veces se apropia todo el valor que se genera.

Así que son importantísimos estos proyectos para nosotros, Ignacio. Es importantísima la labor que estás haciendo desde el CFI. La provincia de Buenos Aires tiene una suerte de federalismo también subnacional. Subnacional, porque es un federalismo provincial. 

Nosotros también necesitamos acá en el federalismo. Y como creemos en el federalismo a nivel nacional, creemos en el federalismo a nivel provincial. Por eso hemos dicho desde el comienzo de nuestro gobierno que no hay municipios de primera y municipios de segunda. Que en todo el territorio de la provincia de Buenos Aires se tiene que poder acceder a la dignidad de la vivienda, a la dignidad del laburo. Para esto necesitamos instrumentos como los que da el CFI. 

No nos conformamos con que todo se resuelva a través de la concentración y que el que ya tiene, tenga más. Hoy veía estadística de cómo se ha concentrado la riqueza a nivel mundial, unos pocos millonarios o multimillonarios tienen la riqueza de miles de millones de personas.

Y la verdad que es un mundo muy injusto. Y que podemos dedicarnos a aplaudir a esos multimillonarios o dedicarnos, también, a que los hombres y mujeres de laburo, los hombres y mujeres de nuestro pueblo, puedan acceder a lo mínimo, a lo básico, pero sobre todo que tenga la perspectiva de un futuro mejor, de una educación, de salud, de acompañamiento. Y eso se llama Estado presente. Muchísimas gracias.