Día de la Industria en Ituzaingó
Bueno, buenas tardes a todos y a todas. Me encantaría empezar esta intervención diciendo feliz Día de la Industria, pero la verdad que con el gobierno de Milei no hay nada para festejar para la industria argentina en este día. Hemos diseñado este encuentro, le quiero agradecer por supuesto al intendente, Alberto, le quiero agradecer también, a quien nos prestó estas instalaciones, Alberto Traverso, que además cumple años.
Quiero decir también que inauguramos un formato, yo no sé si hay precedente, por lo menos que yo tenga recuerdo, de un Día de la Industria que se celebre de esta manera, con una verdadera, llamémosla, asamblea, un encuentro, que incluye no sólo a empresarios que habitualmente participan del Día de la Industria, sino también a más de 50 representantes de organizaciones sindicales, de trabajadores, obreras. Hoy estamos acá, como corresponde, los empresarios, los trabajadores, la dirigencia política y el Estado para ver lo que pasa y para dónde vamos.
En ese sentido el repaso que hacía Augusto de algunos indicadores que simplemente voy a referir de manera muy sucinta. Nos muestran una situación que no tiene prácticamente precedentes en la historia nacional, hay que ir a buscar cinco, cuatro episodios que incluyen la pandemia, que incluyen la crisis de 2001, que incluye la hiperinflación, que incluye la dictadura militar para encontrar una tragedia y una calamidad industrial como la que estamos viviendo. Van seis meses donde la actividad cayó, si tenemos en consideración la sequía del año pasado y la descontamos, la actividad cayó 7,9 puntos. Son datos de crisis profundísima. La industria cayó 16 puntos sólo en estos seis meses, la construcción 32 puntos, el consumo 23 puntos.
Ha caído fuertemente el empleo y hoy, mientras nos dicen que quieren traer inversión del exterior, vemos que la mitad de las máquinas de la provincia de Buenos Aires están paradas.
Es importante entender que en este tipo de políticas, en este tipo de proyectos que hacen mucho daño a la industria nacional, este daño no es ni un efecto colateral ni una cuestión circunstancial, es uno de los objetivos centrales. Y con esto quiero ser totalmente claro, es un objetivo de este gobierno, el de Milei, desmantelar la industria y la producción nacional.
Cuando hablamos de que el Estado desertó nos referimos a un Estado que protege la producción, que suspende todo tipo de acompañamiento al desarrollo y a la industria. Para decirlo con claridad, el gobierno de Milei es enemigo de la producción nacional y gracias a Milei estamos pasando de la industria nacional a una Nación sin industria.
No sé qué otros números y qué otros datos hay que esperar para ver que este modelo lleva por este camino y lo profundiza.
Quiero decirlo porque se ha instalado que al alcanzar la estabilidad macroeconómica de forma natural, automática, casi por imperio de la física, va a haber una recuperación de todas las variables. Esta mentira la escuchamos 100.000 veces.
Recuerden la década de los ‘90, donde la estabilidad de la variable macroeconómica fue la condición de destrucción del tejido industrial argentino. No alcanza con que las variables no se muevan, hay que ver en qué niveles se encuentran y cuál es el régimen que producen.
Obviamente, y lo han anunciado estos últimos días, y han mostrado cómo avanza una apertura importadora como hay pocos precedentes en la historia. Un atraso cambiario que reproduce lo que ya vivió varias veces el país en los ‘90 y con la tablita de Martínez de Hoz.
Una caída de salarios y jubilaciones, inducida y provocada, que está destruyendo el poder de compra de nuestro pueblo, que ha matado el mercado interno y que al bajar en sus ingresos a los sectores populares, a los sectores medios, no ha hecho otra cosa que lo que acaban de narrar quienes me precedieron en la palabra. Caída de las ventas de sus ingresos, por tanto como consiguiente efecto consiguiente, reducción de la producción. Vemos reportes todos los días, y cada vez más alarmantes, de despidos suspensiones cierres de turno que es correlato de la caída de las ventas, cae la producción, cae el empleo. Nada de lo que está pasando está fuera de lo previsto por esta política económica. Tarifa dolarizadas, tarifas dolarizadas, un país que, entre sus recursos naturales, cuenta con hidrocarburos y diferentes fuentes energéticas y que, sin embargo, en lugar de utilizar los recursos argentinos, lo que está bajo el subsuelo de nuestra Patria en favor de la producción nacional y del bienestar del pueblo, se utiliza para generar ganancias en industrias extractivas, y venden los recursos al interior de nuestro país a los precios que dicta, no los costos argentinos, sino el mercado internacional.
Una ausencia de crédito productivo. Estos días, el fin de la política de promoción del transporte para trabajadores, sectores medios, para jubilados. Esto que se llama, y que llaman ahora, reducir los subsidios no es otra cosa que encarecer a precios internacionales el transporte interno. Y de una vez me parece que es hora de entender que esas tarifas de transporte no eran más que salario indirecto. Se ve por todos lados que aquel que iba a trabajar y lo hacía a través de su propio medios, hoy debe recibir por parte del empleador un adicional para pagar los viáticos, era salario indirecto.
Por eso, creo que esta política, reducción de salarios, ausencia de créditos, apertura de las importaciones, baja de salarios, ingresos populares, se ha aplicado muchas veces en la Argentina. No sé qué más hay que esperar, nos dicen que es un sacrificio para alcanzar luego la tierra prometida, es un sacrificio absolutamente inútil para nuestra industria, para nuestros empresarios y los sectores populares, y forma parte de una tremenda, inmensa estafa electoral. Y esto lo quiero dejar en claro porque tal vez sobre esto hay desconcierto o equívocos, es una tremenda estafa electoral.
Quien preside hoy la Nación dice que lo votaron para ajustar y que entonces los precios impagables de alimentos, medicamentos, combustible deben ser comprendidos como la aplicación de su mandato electoral, y es mentira, y es mentira. Nadie votó en este país un ajuste para las mayorías populares, para los sueldos del laburante, para la jubilaciones. Se había dicho que el ajuste iba a ser sólo y exclusivamente para la casta, para un sector de la política, y es masivo y generalizado para sectores medios, para estudiantes, para jubilados, para laburantes. Es mentira que la sociedad votó el ajuste, como es mentira también lo que se dijo durante la campaña, que nunca se iba a conseguir un resultado distinto con los mismo de siempre y que, por tanto, iba a haber un nuevo elenco, un nuevo staff en la política de la Argentina, es mentira. Los ministerios más importantes de este gobierno, el de Seguridad, el Ministerio de Economía y el de Reforma del Estado cuentan hoy con candidatos y representantes de la fuerza que salió tercera en la elección, y que ya gobernó y fracasó espantosamente durante el gobierno de Macri. Son los mismos de siempre haciendo las mismas políticas de siempre, por eso los resultados son iguales que los que se sufrieron durante los ‘90, que los que se sufrieron durante la época de Martínez de Hoz, no hay resultado distintos con las mismas políticas.
Y creo que hay que terminar de comprender esto, porque si hay novedad es que, como nunca, tenemos un presidente que insiste en pelearse con nuestros socios estratégicos, en una política absolutamente carente de comprensión de cualquier pragmatismo y de cualquier realismo, aplica sus anteojeras ideológicas y sus afinidades políticas para ver con quién quiere afianzar los lazos de la Argentina. Por eso yo quiero agradecer al representante del Banco Nacional para el Desarrollo Económico y Social de Brasil que nos acompaña hoy, porque como decía recién, nos desvincula y rompe lazos con nuestros socios comerciales, productivos, además culturales e históricos más importantes.
Pero además el Presidente de la Nación parece que viviera en un tupper, que no viera para dónde está marchando el mundo de hoy. Siempre se ha dicho, y se sabe, o saben todos menos Milei que el desarrollo industrial y productivo, los mejores estándares de vida de los países de desarrollo tardío se han alcanzado con fuertes, con férreas políticas públicas. Esto hasta ahora era claro para todos. Pero también vemos hoy que las principales potencias, la más desarrolladas del planeta, están proponiendo exactamente lo contrario que lo que predica Milei. No sólo los países en vías de desarrollo sino las potencias más importantes del mundo se plantean políticas con intervención estatal, de reindustrialización. El admirado Trump propone aplicar aranceles para cuidar su industria nacional, propone reinstalar empresas que se fueron del país en los Estados Unidos. Los otros candidatos: hacer millones de viviendas, tener un sistema de salud más inclusivo, planes de obra pública gigantescos en los principales países del mundo. Es decir, que lo que se nos propone va en contra de toda la experiencia exitosa conocida y de la situación que hoy vive el planeta. Tenemos la desgracia de que las más altas autoridades del país, a contramano de los nacionalismos, a contramano de las tendencias a industrializar, y a contramano de la creencia generalizada de que tiene que haber un Estado presente que garantice los derechos, ha renunciado a la soberanía nacional, a la industria nacional, ha renunciado a un Estado que cuide y proteja, y ha renunciado a todo lo que el mundo hoy predica.
Por eso veníamos de un fin de semana donde el Presidente no paró de mentir, como habiendo equivocado el orden de los factores, dijo que los jubilados recuperaron su poder adquisitivo cuando están ante una de las pérdidas más grandes que se tenga memoria, y que las tarifas están regaladas. Con la política de Milei es al revés: tarifas impagables, jubilados que no les alcanza la jubilación. Por eso, desde acá y en el Día de la Industria, decimos que necesitamos que los jubilados tengan dignidad.
A eso agregamos uno de los ataques, por lo menos en mi experiencia, más frontales que ha recibido desde altas autoridades la industria nacional. Uno recuerda la silla de Martínez de Hoz cuando ponían a la industria nacional en desventaja y como si fuera algo a descartar y a dejar de lado contra lo importado. Hoy vemos un presidente que venía de reivindicar, allá en el siglo XIX, el modelo agroexportador, para hoy, en el Día de la Industria, decir una barbaridad: que es que los industriales argentinos han vivido de sacarle algo a otros. Milei, los empresarios industriales y trabajadores argentinos viven de su trabajo, no del de otros.
Nos da orgullo ser la principal provincia industrial de la Argentina. Hemos estado estos últimos cuatro años diseñando políticas de crédito, de acompañamiento, de capacitación, de integración con el sistema universitario y educativo, de desarrollo de parques industriales, de infraestructura, de energía para fomentar, para acompañar a la industria bonaerense. Desde que llegó Milei tuvimos que agregar nuevas políticas. Una de ellas, que vamos a llevar hasta la última de sus consecuencias es a sostener el vínculo con nuestros socios regionales como es Brasil y con nuestros socios estratégicos a nivel internacional. No podemos dejar en manos de quien no ve lo que ocurre en el planeta que se rompa relaciones con aquellos con quienes venimos trabajando hace tanto tiempo.
Pero agrego, hoy nuestro Ministro de Producción acaba de anunciar también un régimen de fomento para inversiones estratégicas en la provincia de Buenos Aires que hemos comenzado ya a hablar con la Legislatura provincial y cuyos lineamientos acaba de exponer. Ese régimen está en las antípodas del RIGI de Milei. Nosotros no podemos aceptar que la única forma de recibir inversiones en la Argentina sea la de primarizar, la de rifar recursos naturales y la de no agregar valor a lo que tenemos. Es por eso que lo que presentamos es una ley que reconoce y un régimen que acompaña a quienes inviertan para generar más valor agregado, para generar empleo de calidad, para desarrollar proveedores locales, para incluir nuevas tecnologías, para diversificar nuestra matriz productiva, para aumentar exportaciones, pero también sustituir importaciones y para generar más equidad territorial. Es una Ley de Desarrollo Económico y Desarrollo Industrial.
Estamos ante una situación, como decía recién, que tiene pocos precedentes. Yo agradezco poder compartir con industriales y con trabajadores de la provincia de Buenos Aires este Día de la Industria donde nos tenemos que comprometer a emplear todos los recursos que tengamos. A utilizar todos los micrófonos, a utilizar todos los ámbitos donde podamos para explicarle al pueblo de la provincia de Buenos Aires que no hay Nación sin industria. Que nuestro compromiso es luchar contra las políticas de desindustrialización y plantearnos para un futuro más y mejor industria para la Provincia y para la Argentina. Dicho esto, les agradezco y cuenten con el Gobierno de la provincia de Buenos Aires como red y como escudo contra las políticas del Gobierno nacional. Muchísimas gracias. Muchas gracias.