Obras de remodelación del Hospital Interzonal General de Agudos San Martín de La Plata
Se nos va llenando el auditorio, Graciela. Muy feliz de poder haber, de nuevo, recorrido el hospital. Constatado que siempre tiene ese valor adicional, uno lee las estadísticas, ve los informes, incluso sigue los recorridos que hace el ministro Kreplak y su equipo, pero una cosa distinta es llegar al hospital, recorrerlo, ver cómo se está trabajando, ver también, y quiero agradecerlo, el afecto que me dieron todos los trabajadores y trabajadoras del hospital, porque han sido cuatro años no exentos de dramatismo, ¿no? Dramatismo es poco, de calamidades como lo que ocurrió durante la pandemia.
A mí me parece que el otro día acertadamente, cuando presentábamos el documental sobre la pandemia, creo que volvimos a discutir y revisitar algo que desde la tradición psicoanalítica se conoce como trauma de guerra, ¿no?, como un momento tan difícil, tan complicado en lo subjetivo, y en lo colectivo también, además de lo individual, que hay como una tendencia a olvidarlo, a discontinuar las trayectorias reales y convertirlas en lagunas de recuerdos, porque se vivieron, la verdad, que situaciones muy muy tremendas durante la pandemia.
Y yo se que parece un poco de mal gusto, además fuera de tiempo, porque saben ustedes no estamos en campaña electoral ni nada parecido, pero hace falta recordar un poco de dónde veníamos en materia de sistema público de salud en la provincia de Buenos Aires. Veníamos de un Gobierno anterior del mismo signo que el Gobierno actual, con matices pero del mismo signo y la misma orientación. De hecho este Gobierno, este experimento actual se presenta como novedoso, como estrafalario, pero cuando uno mira la composición de los ministros más importantes del gobierno de Milei, y bueno, hay un olor a Macri que voltea, ¿no? Hay un olor a Macri. Seguridad, por supuesto Economía, la reforma estructural en manos de Sturzenegger. La verdad que de novedoso, de original esto que estamos viviendo tendrá algunos elementos en lo discursivo, en algunas imposturas, en algunas bizarreadas, pero en lo sustancial estamos viviendo un proceso de ajuste clásico que la Argentina vivió varias veces. Tiene notas específicas, por supuesto, la profundidad, la velocidad y por supuesto también lo despiadado, ¿no?, lo despiadado, lo absolutamente cruel, ¿no? que acompaña este ajuste.
Hay que decirlo porque es mucho lo que le están haciendo soportar a un pueblo que venía con dificultades previas. Pero, bueno, cuando nosotros asumimos veníamos de otra etapa así, expresada obviamente en la caída inmensa de las remuneraciones, de los salarios públicos en todo el sistema público argentino y en la provincia de Buenos Aires, un ajuste feroz, caída del 30%, 20% en los salarios de todos los trabajadores y trabajadoras, deterioro y abandono de la infraestructura.
Por supuesto que lo que nos tocó vivir, hospitales que estaban, cuando asumió la gobernadora Vidal estaban por inaugurarse y fueron abandonadas las obras, equipamiento que fue trasladado, o que fue también, por falta de inversión en repuestos, abandonado. Yo sé que hacer el inventario de todas estas cosas resulta ya un poco aburrido y reiterativo, pero hay que hacerlo. Porque hay que ver de dónde veníamos cuando a los tres meses de asumir nos tocó atravesar la calamidad sanitaria más grave, probablemente, de la historia de la humanidad.
Siempre lo digo, porque son sensaciones que quedan marcadas. Yo iba a los canales de televisión, en ese momento, de la Capital y prácticamente me daban el pésame, la extremaunción, porque decían ‘cómo van a hacer si habíamos asumido hacía tres meses, sin insumos básicos en los hospitales en tiempos normales llamémoslos’, y se venía una pandemia que requería una inmensa inversión, una inmensa puesta en valor y en funcionamiento de un sistema que estaba castigado durante esos cuatro años.
Hay que recordarlo porque venimos de muy atrás. Y a veces es cierto que uno recorre los hospitales de la provincia de Buenos Aires y se da cuenta, no es que no se de cuenta, sino que, por supuesto, lo tenemos pendiente todo lo que falta en en materia de infraestructura, en materia de equipamiento, en materia de todo, falta un montón, pero la verdad que veníamos del fondo del pozo, nos tocó la peor tragedia. Lo dijo Graciela, lo dijo la directora del hospital, no faltó una cama, no faltó un respirador, no faltaron equipos de protección personal para quienes tuvieron que enfrentarlo.
Creo que visto de afuera, por eso también algunas incursiones que hicimos en aquel momento, pese a que no había, les tengo que decir que cuando entrábamos a las terapias intensivas no tenía demasiado soporte y acompañamiento de los sectores de asesoramiento, comunicación o en otras cuestiones. Porque bueno, la verdad que eran momentos muy dramáticos y está bien, era cuidar, ¿no? cuidar determinadas cosas, pero para mí era muy importante experimentarlo, vivirlo, escucharlo de primera mano para comprender bien sobre lo que uno tenía que tomar después decisiones a veces muy muy difíciles.
Así que dicho esto, creo que han sido cuatro años de recuperación, de reconstrucción del sistema de salud de la provincia de Buenos Aires, no sólo el sistema provincial público sino también un avance muy importante en la integración y articulación con los otros subsistemas, con lo público municipal, con lo privado, con el sistema de obras sociales.
La verdad que recibimos no sólo desfinanciado el sistema público, sino un verdadero caos, un desastre para el sistema de salud en su conjunto. Y la verdad que ese trabajo tiene diferentes aspectos. Yo viniendo para acá repasaba y leía, recién algo de esto dijo Nico, y el otro día en Saladillo también entregamos una ambulancia de alta complejidad. Ahora estamos esperando que nos voten y nos aprueben las leyes necesarias para seguir avanzando en el sistema de salud. Lo digo desde acá, no hay ni una decisión ni un gasto que no tenga un objetivo y que no tenga un resultado. Así que, los legisladores de la provincia de Buenos Aires tienen que estar a la altura y acompañar estas leyes, se que nuestro espacio político viene empujando, así que necesitamos que esto ocurra rápidamente.
Pero, bueno, hay que contar una historia, que tampoco me quiero extender demasiado, pero ha sido de reconstrucción del sistema. Y a la vez, a mí siempre me gusta distinguirlo, aunque es más analítico que en la práctica cada hecho, cada decisión o cada política, pero hablar de la reconstrucción por un lado, cuando un edificio se caía, o cuando me decía la doctora, lo pintaron, hicieron esta escalera, este lugar estaba abandonado hace no sé cuánto tiempo y ahora hay un gimnasio para rehabilitación o para prevención, bueno, todo eso tiene que ver con reconstruir un sistema que estaba en un estado calamitoso.
Pero también transformarlo al mismo tiempo. Son dos elementos que hay que distinguir, y tiene que ver con esto que estamos haciendo en este hospital, que estamos haciendo en toda la provincia de Buenos Aires con el diagnóstico por imágenes. Pero, por supuesto también, en la digitalización, en el trabajo en red y en el uso de nuevas tecnologías, lo que tiene que ver con telemedicina, con historias clínicas digitales. Son inversiones muy muy grandes que van madurando con el tiempo. Es lo que dice Nico, hoy podemos estar inaugurando o poniendo en funcionamiento aparatos muy costosos, pero no tiene sentido poner un aparato por acá y otro por allá si no forma parte de una política general, así que también se van cumpliendo y avanzando en etapas.
En un momento donde la verdad que, repasando los números, decía, son números muy impresionantes, muy impactantes, 323 ambulancias de última generación, pero más 162 centros de atención primaria de la salud, las unidades sanitarias móviles, las nuevas salas de quirófano, el Qunita, son 32.000 ya.
Y después, cuestiones que no se ven pero son realmente muy muy impresionantes. No pasaba hace muchísimo, inauguramos en estos cuatro años y algo, seis nuevos hospitales de alta complejidad, pusimos en marcha los ocho modulares y provincializamos tres hospitales que antes eran municipales. O sea, que es una transformación profunda y sustancial del sistema de salud de la provincia de Buenos Aires.
Que bueno, que la verdad, lo tengo que decir, porque a veces uno habla de la situación actual y parece que está, que lo dice de una manera que parece que es una crítica superficial o un tiro por elevación, o directamente una declaración altisonante, pero la verdad que es muy lamentable, muy triste, muy penoso, lo que está ocurriendo a nivel del Gobierno nacional.
Es muy triste. Es muy triste y cuando uno ve las consecuencias y escucha determinadas declaraciones, ¿no? que, cuando llaman al Estado, lo hizo el Presidente de la Nación, Milei, se tiene que hacer cargo de lo que dice, ¿no? y de lo que retuitea y de las agresiones, y de la violencia que tiene, ¿no? donde todo empleado público, todo trabajador del Estado más o menos está apuntado por ñoqui, por prebendario, por privilegiado. Y cuando habla del Estado como organización criminal.
Yo repito esto porque me parece realmente muy, muy llamativo, que quien preside el Estado nacional se ponga como presidiendo una organización criminal, ¿no? Es raro, es raro. O esto de ‘me presenté para presidir el Estado, para ser presidente, para destruir el Estado’.
Yo me niego, me resisto, a tomarme estas cosas con superficialidad, por más que a veces el bombardeo, la secuencia, bueno, hace que uno se pierda un poco en el medio de tantas barbaridades, pero creo que no hay que dejarlas pasar, ninguna. No hay que dejarlas pasar. Se tienen que hacer cargo de lo que dicen, de lo que piensan, de lo que promueven y de lo que generan. Se tienen que hacer cargo.
No, pero por supuesto, porque después interrumpen programas con esas tijeras que usan, y después son enfermos que necesitan determinada medicación y no la tienen, o alimentos y no están. Entonces, todo esto va teniendo ya efectos muy graves, muy graves. Por eso yo digo que, mientras Milei piensa y dice que el Estado es una organización criminal, la verdad es que lo criminal es abandonar a la gente. Eso es criminal. Y yo me hago cargo también porque vamos viendo las consecuencias, y porque a las palabras no se las lleva el viento ni quedan arrumbadas en las redes sociales. Es muy importante.
Así que esta lógica de Estado presente, de salud pública, esta lógica de un Estado que acompaña, que cuida, con todas las dificultades que tenemos. Porque esto es importante, a veces asumir la defensa de lo público parece que implica un nivel de autocrítica nula, ¿no?, o un nivel de realidad nula, como si defender el sistema público, de salud, educación, de infraestructura, defender lo que hacemos con tanto esfuerzo fuera negar o desconocer todo lo que se puede mejorar, o lo que no anda o lo que falta. No es así.
Yo creo que no es así, que es una trampa también. Es una trampa del orden de estas trampas dialécticas, de que bueno, o todo lo resuelve el Estado o todo lo resuelve el mercado. Esto también es una gran mentira. O bueno, o todo anda bien, o todo anda mal, o porque hay algún problema, que los hay a montones, entonces es todo un desastre, y una porquería y hay que destruirlo.
Así procede el neoliberalismo, usualmente. Parte de un diagnóstico, de una descripción de las dificultades que hay, llega a la conclusión de que es todo un desastre y entonces destruye lo que anda bien. Y se ahorra, llamémoslo entre comillas, ‘las inversiones’ que, de nuevo, lo marcábamos recién, no es que no haya plata. Miren, si uno se va a ver los balances de los bancos, si uno va a ver los movimientos financieros y de la deuda, la verdad que la conclusión no es que no hay plata, sino que nos están afanando la plata que hay. Sacándola de donde más se necesita y poniéndola donde sobra. Es eso. En economía, destruir valor, destruir riqueza, no es algo inmediato. Así que, evidentemente, lo que está habiendo es una redistribución y una ubicación de los recursos en determinados lugares y no en otros.
Y en ese ‘no en otros’ a mí me parece que hoy estar poniendo en funcionamiento equipamiento, bueno, tomógrafo, mamógrafo, ecógrafo, columna de laparoscopía, bueno, equipamiento muy costoso, estamos hablando, llamémoslo aproximadamente 1 millón de dólares en equipamientos hoy en el San Martín solamente, como el otro día en Saladillo, inversiones equivalentes también, estamos haciendo inversiones muy muy importantes, con un esfuerzo mayor, porque lo decía Julio, nos cortan los fondos, pretenden ahogar, pretenden asfixiar, a bueno, tal vez a un gobernador, ¿no?
Yo lo que digo es que ni siquiera, está eso presente permanentemente en una confrontación presuntamente personal. Pero después vemos que lo hacen en todas las provincias argentinas, es desentenderse, ¿no?, desembarazarse de cuestiones que para ellos son menores y secundarias, o que son poco importantes dentro de tareas, que mesiánicamente se han autoproclamado los poseedores de la capacidad redentora, ¿no? de, bueno, de mientras nos hunden decir que nos están salvando, mientras nos hunden decir que nos están salvando.
Pero creo que, finalmente, esto marca que nosotros seguimos insistiendo en cuáles son las prioridades en la provincia de Buenos Aires. Yo decía que, cada vez que hay un problema ya sea por inclemencia climáticas, o que hay un problema de salud, de educación, de infraestructura, el Gobierno nacional, el Presidente, dice ‘bueno, de esto se tienen que hacer cargo’, lo vimos en Bahía Blanca, ¿no?, en medio de una catástrofe, asistiendo y diciendo ‘bueno, de esto se van a encargar otros, yo no’.
O sea, parece que todo lo humano, todo lo real le es ajeno, ¿no? y se tienen que hacer cargo las provincias, se tienen que hacer cargo los municipios, mientras funde en sus discurso y ahoga a provincias y a municipios.
Así que es ese doble movimiento, que marcaba Julio, de cada vez más necesidades, cada vez más demandas, y al mismo tiempo, un proceso de quita ilegal de recursos a las provincias y, particularmente, en lo que nos toca a la provincia de Buenos Aires.
Así que, en ese sentido, en ese sentido, nos propusimos seguir trabajando. No podemos interrumpir ni aquello que es urgente, aquello que surge de la nueva situación económica, o de la nueva situación social que descarga sobre el Gobierno provincial o gobiernos municipales cada vez más necesidades, bueno, dedicarnos a eso, pero tampoco interrumpir o no interrumpir los trabajos que estamos haciendo de fondo de transformación del sistema de salud de la Provincia.
Así que, la verdad que hoy es un día para festejar. Venimos haciendo esto hace tiempo, pero hoy vale mucho más porque es a contramano, absolutamente a contramano de lo que está ocurriendo a nivel nacional y como una demostración de que simplemente es una cuestión de poner las prioridades donde corresponden. Y poner todos los esfuerzos de los trabajadores y trabajadoras del Estado bonaerense. Así que, bueno, muchísimas gracias, felicitaciones.