Conversatorio “Universidad Pública y Gratuita: pensamiento crítico y desarrollo nacional” en la 48° Feria Internacional del Libro

Bueno muchas gracias a todos y a todas, buenas tardes. En primer lugar, agradecerle a Florencia pero sobre todo a Alfredo, a Flavia, a Beatriz por acompañarnos hoy y a todos los rectores, rectoras, decanos, decanas de universidades públicas nacionales y provinciales que nos acompañan acá, porque yo creo que recién se hablaba de la movilización, voy a volver sobre eso. Eh, protagonizaron y convocaron a un hecho que va a quedar marcado en la historia de la Argentina. Así que, muchas gracias. 

Bueno, eh, el título, el título de la conferencia (SIC). No, antes, antes que eso. La Feria del Libro que es un espacio al que hemos concurrido también en estos años pero al que me tocó concurrir desde otros lugares institucionales, tiene esta particularidad que es bastante estricta en dos cosas. Primero en la capacidad, así que yo no sé si hay afuera micrófono, digo parlante, pero sé que quedó gente afuera. Sí, hay, hay. Bueno, entonces un saludo a los que están afuera a ver si… Y después tiene un tema con la puntualidad, que tiene que ver con que los salones que uno solicita, este es uno realmente grande, así que agradecerle, también, a la organización de la Feria del Libro pero bueno, suelen ser muy estrictos con la puntualidad para que se pueda mantener un cronograma a lo largo del día, así que vamos a tratar de concluir a tiempo.

Escuchaba recién las intervenciones de los rectores, sobre todo hablando de la temática que nos convoca: el vínculo entre la universidad pública, el desarrollo, el pensamiento crítico, el desarrollo nacional y el pensamiento crítico. Y veía que lo que sobrevuela un poco cada una de las intervenciones es algo con lo que estoy profundamente de acuerdo que es que hay una absoluta correspondencia, necesaria correspondencia entre la universidad pública, la necesidad de la universidad pública, la historia de la universidad pública y los procesos de desarrollo nacional, incluso en sus avances y retrocesos, incluso de manera espasmódica y coyuntural, pero también de manera histórica. Y Argentina tiene una peculiaridad que se expresa de muchas maneras. 

Siempre Cristina menciona una frase de un Premio Nobel de Economía, Simon Kuznets, que dice que cuando se estudian todos los casos de desarrollo nacional de todos los países y se quiere clasificar, dice algo así, dice que se clasifican en cuatro casos, cuatro casos distintos, todos los países. Me puede estar fallando la memoria a pesar de que tuve que ver con que llegara a esta cita a sus manos, pero me puede estar fallando la memoria. Y dice así como que hay cuatro tipo de países en el mundo, cuatro clasificaciones. Creo que es desarrollados, en vías de desarrollo son las primeras dos, Japón y Argentina. Son los cuatro tipos de países de todo el planeta y lo dice un Premio Nobel norteamericano, un Premio Nobel norteamericano que se proponía clasificar una taxonomía, una clasificación de los casos en el desarrollo económico mundial. Y tomó como excepción, bueno a Japón, que bueno no sé mucho de Japón, pero Argentina que me interesa su carácter excepcional. Hasta Kuznets, que además Kuznets es un autor muy importante para nosotros los economistas porque buena parte de la estadística, ustedes saben que los países carecían de estadísticas prácticamente. Estadísticas nacionales, por ejemplo no se conocía el producto bruto interno de un país, todo esto que se publica periódicamente no se conocía. Se empezó a estudiar, a sistematizar y, en cada país, a trabajar con esas estadísticas como una información pública y necesaria a partir de la Crisis del ‘30 y, particularmente, a partir del surgimiento de la llamada ‘macroeconomía’ de Keynes, ¿no? Porque tenía algún sentido tomar a la economía nacional como un todo y preguntarse cuál era el vínculo entre diferentes aspectos cuantitativos de su devenir. Bueno, la macroeconomía. 

Y entonces empezó a tener que computar diferentes variables macroeconómicas. Y bueno, en el caso de la ‘Teoría del Desarrollo’ pasó algo parecido. No había series largas, o sea el trabajo este tiene que ver no sólo con caracterizar o con marcar los tipos de desarrollo, sino también con poner un interrogante sobre cómo evolucionan las sociedades, no en la macro en cada momento sino en un largo, en un largo plazo. Estudiando todas esas estadísticas, este hombre dice que Argentina es particular, es excepcional. ¿Qué quiere decir esto? Que no encaja en otras categorías, que tiene rasgos específicos, propios y distintos que la convierten en uno de los casos especiales de desarrollo en el mundo.

No voy a detenerme en por qué Kuznets explica que esto es así para el caso de Argentina pero sí quiero decir algo, que una de las particularidades de la Argentina entre tantas, no mencionada en estos estudios que son más cuantitativos, o sea más de series, una de las particularidades de la Argentina, algo que la distingue del resto del mundo es su universidad pública. El caso de la universidad pública argentina, en varios aspectos, pero el caso de la universidad pública argentina en lo que nosotros llamamos universidad pública argentina, es un patrimonio que se reconoce a nivel universal. Y esto a mi me llamó mucho la atención porque en un momento me puse, bueno por unos libritos que tenía, pero me puse a ver algunas cuestiones de sobre Mayo del ‘68, sobre el ‘Mayo francés’ y me encontré con la sorpresa de que en el ‘Mayo Francés del ‘68 había pintadas que remitían a la Reforma Universitaria argentina de 1918. Es decir que la universidad pública argentina no sólo es peculiar y particular y especial cuando uno la mira en perspectiva y desde ahora, sino que la Reforma Universitaria constitutiva de las características que tiene nuestra universidad, es también algo llamativo a nivel mundial. Lo que pasó, obviamente se involucra en un proceso y en un momento mundial y nacional porque está asociada. Esto tiene de simpático, también, con lo que mencionaba Alfredo. 

Esos dos hitos de la universidad, de la Reforma y de su carácter autónomo, del cogobierno, de diferentes rasgos que surgen del proceso de reforma universitaria que se inicia en Córdoba pero es una llamarada nacional, bueno, lo que quiero decir es que es una llamarada nacional y también continental y también mundial. Y que es constitutivo y particular de nuestro modelo y nuestro tipo de universidad. De la misma manera que lo es la gratuidad del ‘49. Es decir que pocos países tienen universidades públicas, un sistema de universidades públicas gratuitas, cogobernadas y autónomas como el que tenemos nosotros. Y me parece importante porque yo creo que hubo un inmenso error de cálculo en el ataque despiadado e idiota, permítanme decirlo con términos técnicos, que llevó adelante el actual Gobierno a nuestra universidad pública.

Idiota digo porque, no tiene, no sólo era mayormente falso en sus afirmaciones, sino que pecaba de un absoluto desconocimiento de lo que estaba criticando. Es imposible criticar algo que se desconoce por completo, si además se lo desprecia, si además de alguna manera se lo envidia, creo que fue un elemento también. Entonces no se trata de una crítica importante, interesante, qué sé yo. Esto de las auditorías, del adoctrinamiento. Adolecen de muchísimos defectos estas críticas, pero principalmente la estupidez y la ignorancia. No saben ni de qué se trata la universidad pública. Ahora, el otro problema que involucra las mismas fallas, es la oportunidad, la magnitud y la decisión de atacar a la universidad pública. 

Yo, de las cosas que me resultaron llamativas de este ataque del Gobierno, ensañarse con la universidad pública, como diciendo ‘ahora sí agarré algo que vamos a destruir y que vamos a matar y que nadie va a tener interés porque es algo de privilegio, de una pequeña minoría, es un nicho. Entonces vamos a darle a la universidad y nos anotamos un poroto’. Lo que a mí me llama la atención, que también se mencionó, es que ese error de atacar a la universidad no es la primera vez que se comete. Cuando, llamativamente, los gobiernos de esta orientación, en general tienen, prima facie, un tema de ajuste, una cuestión presupuestaria, una cuestión de déficit. En ese sentido, la universidad pública argentina, con toda su magnitud, con todo su esplendor, con todos sus defectos, pero con su dimensión, es insignificante. No vas a resolver ningún problema presupuestario de déficit ni nada, cortando el presupuesto universitario. Por eso digo que era innecesario, casi diría, desde el punto de vista del proyecto en su conjunto. Y, sin embargo, decidieron agarrársela con la universidad pública argentina. Y digo, esto como una particularidad, si les salía bien, no ganaban nada prácticamente, por lo menos en el terreno del plan de corto plazo macroeconómico que tenían, nada. Como cuando dicen, ‘bueno, el problema es los funcionarios públicos de los gobiernos’. Yo hacía un cálculo, todos los funcionarios públicos del Gobierno de la provincia de Buenos Aires, todos, los funcionarios públicos, digamos, de cierta jerarquía, los que serían funcionarios políticos en el organigrama, funcionarios, la política, la casta, no sé cómo se podría llamar. Bueno, si uno recortara todos esos cargos, o sea, si decapitara el gobierno, o si, por el contrario, lo hiciera ad honorem, o absolutamente gratuitos, cargos que no tienen sueldo, o si ajustar esos sueldos muchísimo, se ahorra un 0,37% del presupuesto de la Provincia. También es irrelevante. Es decir, que este error de ir a fondo con cuestiones intrascendentes, es repetido. Pero el problema es que siempre que hay, el otro problema que hay es que deberían, por lo menos, si no entienden nada de lo que están haciendo, haber tomado nota de algunas experiencias previas de otros gobiernos neoliberales que también se ensañaron con la universidad.

En el caso de nuestra provincia de Buenos Aires, había una reciente, similar, aledaña, que fue cuando Vidal también eligió como enemigo al sistema educativo de la Provincia. No a las universidades. Nosotros tenemos sólo dos universidades provinciales. Pero Vidal, gobernadora de la época de Macri y gobernadora de una experiencia neoliberal, de una experiencia ajustadora, eligió de enemigo al sistema educativo bonaerense. Y le fue recontra mal, para su sorpresa. ¿Recontra mal en qué sentido? Que empezaron con estas cosas de ‘recortar, de que está mal’, de reemplazarlo por voluntariado a los maestros y maestras. Y partían de la base de un diagnóstico totalmente falso, parecido, que es que era un tema de desprecio generalizado, de desinterés generalizado. Y se metieron con la escuela pública. Y también un enorme fracaso.

Yo creo que de todos los fracasos de Vidal, estaba tratando de pensar un éxito, a ver si podía compensar. Pero, bueno, de todos los fracasos, o sea, de todas las políticas que desarrolló Vidal, yo creo que en su autocrítica posterior, la única que señaló como un error es haberse agarrado con el sistema educativo. Haber hecho una cruzada, una guerra santa contra la educación pública en la provincia de Buenos Aires. Entonces, veníamos de una experiencia reciente donde alguien despertó una reacción inesperada con algo que pensaba que era positivo y que le iba a ganar a la pelea, o que por lo menos iba a concitar apoyos y lo que sea. Pero lo llamativo es que, cada vez que hay una experiencia neoliberal en la Argentina, van contra la universidad pública y gratuita. Por eso coincido en que hay que hacer un esfuerzo, un esfuerzo simplemente para comprender qué estamos defendiendo, entender qué están atacando. No es un tema de guita el ataque a la universidad pública. No es un tema de ajuste. Es otra cuestión. Así que me parece pertinente, relevante, preguntarse qué es lo que tanto le molesta de la universidad pública.

A mí, en mi experiencia personal, me tocó participar de varias, participar, digamos, estar presente en varias de estas embestidas, ¿no? Recuerdo lo de la Ley de Educación Superior en los ‘90, que abría la puerta al arancel. Ni siquiera era un arancelamiento descarnado y frontal. Era que abría la puerta al arancel. Después, me acuerdo la época de López Murphy, pero me acuerdo también algunos ataques a la universidad que no fueron sólo del Gobierno nacional, sino que eran discusiones y que aparecían como reformas de planes de estudio, como achicamiento y acortamiento de las carreras y de los programas, que a veces aparecía desde el interior de las instituciones, en mi caso de la Universidad de Buenos Aires, yo aclaro que sí fui a la Universidad de Buenos Aires. No, aclaro, aclaro, porque ahora no todo lo que se dice hay que tomarlo como cierto. Entonces, que había una propuesta de reforma universitaria desde adentro de la universidad que también fue fuertemente resistida en las calles, que era acortamiento de los planes de estudio, achicamiento, que parecía un tema presupuestario, pero de nuevo, esto es lo que quiero llamar la atención, el ataque a la universidad pública argentina no es un hecho principalmente presupuestario, esto para que quede claro. Si bien tiene un elemento presupuestario, no es lo que importa, no es lo que pesa. Entonces hay que preguntarse por qué. Y me tocó participar de todos esos episodios, había varios más, porque recuerdo haber marchado muchas veces en defensa de la universidad pública argentina. Creo que el otro día decían ‘¿qué hace en esa manifestación el Gobernador de la provincia de Buenos Aires?’. Yo les explico qué hago. Es imposible para mí no ir a una marcha que defiende la universidad pública. 

Bueno, lo que digo es que ya se intentó muchas veces, tuvo una reacción muy fuerte, llama la atención por esto de que no tropezar con la misma piedra, no repetir lo mismo, que vuelvan a una embestida de la universidad pública. Yo creo que se pegaron un flor de julepe y una enorme sorpresa. No esperaban, no esperaban una defensa que ya pasó en otras ocasiones porque se articuló con defensas de otras cuestiones, pero no esperaban una defensa de la universidad pública que fue de una masividad realmente pocas veces vista. Creo que lo que pasó realmente fue histórico. Y tratando de explicar por qué la masividad y por qué lo histórico, vuelvo a lo primero. La universidad pública argentina es un hecho, una criatura, un aspecto emblemático de la Argentina. Es una conquista, es un derecho que está consagrado entre los derechos de los argentinos y argentinas, que tiene que ver con el radicalismo, que tiene que ver con el peronismo, pero que tiene que ver, también, lo decían recién, con determinado modelo de país que a esto se refería Kuznets. No se puede catalogar. Bueno, no se puede catalogar porque tiene ciertos atributos particulares, no se puede catalogar y eso se expresa, se ve y se observa también en esta particularidad, su universidad pública. Argentina tiene su bandera, tiene su escudo, tiene su himno y tiene su universidad pública. ¿Qué fibra se tocó? Porque además no pude, bueno, nadie que concurrió pudo recorrer demasiado la marcha, era tremendamente compacta, inmensa y además fue federal, en todo el país, o sea que es muy difícil dar, siquiera, una pequeña, un pequeño inventario de qué sectores marcharon y para qué. Pero evidentemente se tocó en la universidad, en la defensa de la universidad y en el ataque a la universidad, una fibra muy sensible, que tiene que ver con las particularidades de Argentina y con las aspiraciones, que me parece que lo mencionaban por ahí. Que tiene que ver también con las aspiraciones de los argentinos.

Nosotros, en el peronismo hablamos del modelo social ascendente o de la posibilidad de los hijos de trabajadores de vivir mejor que los padres y que los abuelos, digamos que cada generación tenga un avance y la masividad que tiene la universidad en la Argentina, es claramente, es claramente uno de los mecanismos, una de las herramientas más poderosas que tiene. Yo coincido, no sólo para el que va, me pasó en la marcha esta que había gente defendiendo la universidad que no iba a la universidad que tal vez la defendía porque tal vez sus hijos, sus nietos, podían ir a la universidad y veía como una privación no de un derecho actual y efectivo, sino de una potencialidad y de un instrumento, de un verdadero mecanismo que si se rompía, se rompen también otros imaginarios y otros símbolos que tenemos sobre la Argentina que queremos nosotros, y que como vemos, quiere buena parte de nuestro pueblo, ¿no? 

Así que el ataque a la universidad es el ataque, diría yo, al progreso, a la posibilidad de progreso, al futuro. Yo me encontré y hablé un ratito con gente que defendía la universidad, no había ido, no tenía hijos que iban, no tenía amigos que iban, decidió defender la universidad pública. En eso se está simbolizando y confluyendo, condensándose muchos aspectos que están en peligro, todos. La universidad, pero todos los demás también. Todos los demás también. Porque la universidad, con esa particularidad institucional que tiene, la que le da la autonomía, una autonomía siempre en construcción y en discusión, siempre en construcción y en discusión porque también hay acepciones o interpretaciones bastante retrógradas y uno casi diría reaccionarias de la autonomía. La autonomía como un nicho, la autonomía como la torre de marfil, la autonomía como la posibilidad y la obligación de sostener una universidad separada y junta de los procesos y las problemáticas sociales, populares. Entonces en ese sentido, en ese sentido me parece que la defensa de la universidad se dijo, y en la masividad de su defensa, se dijeron muchísimas cosas. 

Y ahí creo que hay una cuestión, dos cuestiones que están marcadas en el título, que me parece que, acertadamente marcadas en el título, que son el desarrollo nacional y el pensamiento crítico. Son dos cosas, son dos cosas creo yo, desarrollo nacional, de los que todos podríamos hablar, supongo que positivamente, no sólo del desarrollo. Dice desarrollo nacional, lo que habla también de un tipo particular de desarrollo. Y pensamiento crítico. Bueno, ambas cosas, creo yo, creo yo que es muy improbable que existan sin universidad, es muy improbable. Tanto el desarrollo nacional como el pensamiento crítico. Y voy a, o sea que quiero decir esto, arriesgo esta hipótesis: me parece que se estaba defendiendo no sólo la universidad, sino, me animo a decir, por lo menos muchos de los que estábamos ahí, estábamos defendiendo la universidad como fuente, como instrumento para el desarrollo nacional y para el pensamiento crítico. Pero también hubo quienes estaban defendiendo el pensamiento crítico y el desarrollo nacional y no tanto la universidad. Por eso fue tan masiva. Porque marcó y señaló una problemática. Yo creo que esto mismo, por contraste, es lo que está atacando el Gobierno, que es un ataque masivo a muchas cosas, ya lo hemos visto. 

Porque además la universidad es el Estado, decía yo recién. Y el Estado está bajo ataque. La universidad pública gratuita, bueno, imagínense si quieren dinamitar el Banco Central, bueno, qué le espera a las universidades. Y así sucesivamente. Entonces me parece que también hubo una defensa de lo público y del Estado. Y del Estado. Y fueron, hubo cuestiones absolutamente extraordinarias y novedosas, el apoyo de estudiantes y docentes de universidades privadas apoyando la universidad pública, o marchando o expresándose. Así que me parece que es un hito de época esto de la marcha del otro día. Que a nosotros nos tiene que permitir reflexionar, porque entre las tantas acciones y entre tantos objetivos de destrucción que tiene el Gobierno nacional está la universidad pública pero hay muchas cosas más en juego, muchísimas cosas más en juego. Entonces me parece que hay que saber interpretar lo que pasó, interpelarse sobre eso, porque al defender la universidad estamos defendiendo muchas cosas más. Y al defender muchas cosas más, u otras cosas, aparentemente muchos comprendieron que había que defender a la universidad. 

Y acá viene la cuestión, que es que la universidad pública, gratuita, argentina, la verdad que tiene que ver también, o su existencia remite, o está vinculada, o está determinada casi. La universidad pública argentina está determinada casi, su existencia tan peculiar, por otras peculiaridades y en entre esas peculiaridades, me parece que juega un papel muy, pero muy importante, tremendamente importante, algo que también es privativo de la Argentina y que tiene que ver con esto de los modelos de país, para no repetirme con cosas que dijeron. Pero me parece que una cuestión que pasa en la Argentina y no pasa en otras sociedades, es que cuando uno dice que hay derecho a la salud, derecho a la educación, derecho al trabajo, derecho a la vivienda, derecho a la infraestructura, derecho al goce, al disfrute, derecho a la lectura, derecho a la universidad, derecho, y uno empieza a mencionar todos estos derechos, lo que uno encuentra, que yo creo que es bastante particular de Argentina, es que masivamente, socialmente, colectivamente, el grueso, diría casi todos, pero el grueso cree que esos derechos existen, están. Y esto, a lo que estamos acostumbrados, no que, todos dicen, bueno pero, lo voy a traer para que se entienda lo que quiero decir. Inauguramos una escuela en un lugar donde se pide una escuela hace…, nosotros en el Gobierno de la provincia inauguramos 221 escuelas, pero una escuela en un paraje lejano, en un lugar que se espera la escuela, el edificio de la escuela hace, no sé, 20, 30 años, 40 años, 60 años, que ha habido juntada de firmas, luchas, que capaz se empezó la obra, se detuvo, se prometió trescientas veces, aparece esa escuela, uno lo va a inaugurar, viene la comunidad, está muy emocionada, muy conmovida y lo primero que te pide es otra escuela, y hay quienes se quejan de eso, quienes se quejan de eso. Yo creo que es exactamente al revés, que ese no es el problema, esa es la solución, que… ¿Por qué te piden otra escuela?, porque saben, agradecen o reconocen que apareció la que necesitaban, pero se dan cuenta que hace falta otra y que tienen derecho a pedirla, no que se van a conformar ahí. O sea que es cierto que buena parte de los derechos en la Argentina están en cuestión, están limitados, no pueden ser efectivos, pero contamos con un pueblo que consideran que son derechos. Vendría a ser, para decirlo sintéticamente, porque pasó hace unos poquitos días, que ya está, ganó Evita, ganó Evita en la Argentina, o más bien, estaba expresando algo que forma parte de la cultura argentina. Y digo, encontrarte con otros países, muchos de ellos desarrollados, donde hay quienes no se creen sujetos de derecho o se han resignado después de generaciones, y de mucho tiempo de no conseguir, no acceder, no obtener, que no esté garantizado, ya piensan que eso no existe más, así que ni siquiera vale la pena pedirlo, ni protestar, ni organizarse porque igual no va a llegar nunca. 

Así que, yo creo que, a lo largo incluso  del ciclo de alzas y bajas y mejoras, que eso también hay que poner un punto con respecto a las universidades nacionales. ¿Por qué también estamos acá hoy desde la provincia de Buenos Aires?, porque la provincia de Buenos Aires, como en todo me animo a decir, en todo prácticamente, tiene una proporción muy, muy importante del conjunto nacional. Nosotros tenemos 25 universidades nacionales en el territorio de la provincia de Buenos Aires. Tenemos 25 y 2 provinciales. Y me acuerdo cuando Macri, o no sé, no, Vidal decía que ‘los pobres no llegan a la universidad’, Macri decía ‘no vamos a abrir más universidades nacionales’. Y bueno, yo quiero decir que en la provincia de Buenos Aires, nosotros sobre las que hay, lamento comunicar, anunciar para los que no lo saben, que hemos trabajado mucho en un programa que se llama Puentes, que consiste en abrir centros universitarios, pretendemos en casi todos los municipios de la Provincia, así que, ni cerrar las que hay, ni parar y conformarse con las que tenemos. 

Estamos expandiendo el sistema universitario en la provincia de Buenos Aires porque hay una necesidad. ¿Y por qué es una necesidad?, y uno dice ‘bueno, cuando hay una necesidad, nace un derecho’, pero el tema no es ese en lo conceptual, el tema es que alguien se haga cargo de ese derecho, que se asuma como un derecho, que se pelee por ese derecho, que se luche, y después, muy importante para lo que pasó el otro día, que cuando está bajo ataque, se tome como un derecho que hay que defender, que es producto de una lucha, pero que su subsistencia, su supervivencia es también resultado de una lucha. Entonces, creo que la particularidad de que tenemos una universidad pública y gratuita y que nunca la pudieron cerrar ni arancelar, ni derrotar, es producto de esta particularidad argentina que nos distingue de otros países donde, no me quiero poner en comparaciones porque son horribles y porque además uno, siempre hay mucha tela para cortar, pero, el peligro que estamos viendo es que haya un intento, que lo hay, una especie de intento refundacional, revolucionario le dicen, porque quieren modificar elementos estructurales de la Argentina. 

¿Y cuál es el elemento central, estructural a mi forma de ver, para mi forma de ver, que hay que proteger y cuidar más?, y bueno, nosotros tenemos universidad pública también porque tenemos una ciencia, un pensamiento crítico, porque tenemos un sistema de investigación científico-tecnológico, que busca la soberanía, que es nacional, que busca el pensamiento original, no nos conformamos con que la ciencia sea toda importada, con que el conocimiento venga de afuera o se adecúe a otras realidades, y tenemos todo eso porque tenemos una industria, tenemos una industria argentina. Esto no quiere decir que si solamente tuviéramos un país extractivista, es imposible, no cabe de ninguna manera una universidad pública o universidad en algún tamaño o en alguna dimensión. Cabe, lo que pasa es que no tiene función, no tiene función porque todo el chiste, toda la gracia de la universidad pública autónoma es que tenga, que genere y produzca ciencia, conocimiento autónomo, autónomo en el mejor sentido, y que eso participe de un proceso productivo autónomo, propio, nacional y soberano. Es decir que es todo parte de lo mismo. Entonces, yo creo que se ataca a la universidad porque consciente o inconscientemente, acabo de decir con bastante estupidez, pero al menos o probablemente de manera inconsciente, se dan cuenta, detectan que ahí en la universidad hay un germen, hay una llama de algo que no se condice con el proyecto que tienen, que no tiene cabida, que no tiene lugar y que hay que erradicarlo. Porque, de la misma manera que si uno tiene industria nacional y tiene industria satelital, industria nuclear, no podría tenerla sin CONICET, sin universidades. De la misma manera, si uno quiere destruir eso, necesita que el lugar donde el cerebro de todo eso, el nervio de todo eso, también sea destruido, tal vez por anticipado. Y tal vez por anticipado. Y esto va para las ciencias naturales, para las naturales aplicadas, para las ingenierías, va para la de informática, va para todo eso, pero agrego, porque está particularmente bajo ataque, para las ciencias, llamémosla sociales y humanas, que esas son las que se estaría generando algún consenso, creo, incluso con sectores defensores de la universidad pública y gratuita y dicen ‘bueno, pero si sirve para algo ¿no?, si van a inventar, no sé, el diseño de un motor, eso está bien que lo paguemos entre todos. Ahora, si van a estudiar historia, si van a estudiar literatura, si van a estudiar sociología, no, que se lo paguen ellos’, entonces yo quiero, ‘o que no exista’. 

Y yo quiero decir, me animo a decir, perdón la herejía, que es al revés, que el lugar donde es absolutamente imprescindible que haya una universidad pública, el tipo de saberes que sólo pueden existir surgir y desarrollarse en una universidad pública, tienen que ver con las ciencias sociales y con las ciencias humanas porque… ¿Por qué? ¿por qué?, porque el sector privado, el sector productivo, las grandes empresas, los monopolios, tienen a veces hasta su propia universidad y las financian ¿Y para qué la usan? Para la innovación tecnológica, para el desarrollo de productos, para generar elementos vinculados a la rentabilidad. Obviamente que hay otro elemento que es la ciencia básica, que en general el sector privado nunca hace porque no trae un resultado económico directo. Entonces puede dedicarse a desarrollar software o desarrollar alguna ingeniería, pero a pensar los principios que generan eso, en general el sistema, incluso en la biología, bueno, el sistema privado no invierte en eso. Porque el sistema privado invierte en algo que a mediano o acaso a mediano plazo le da una rentabilidad, le da una ganancia, o sea le genera un producto que es, o más barato o nuevo, y entonces ahí sí. En cambio, lo otro ¿quién lo va a estudiar?, quién va a pensar, o sea, siempre hablamos que para transformar la sociedad hay que conocerla y que la sociedad y el pueblo necesita pensarse a sí mismos también. Pensar un futuro, bueno, todo esto ¿Quién lo va a escribir? ¿Quién va a escribir la historia argentina? Quien va a, no sólo generar y producir literatura o cultura sino también estudiarla, pensarla, y desarrollar y contarla. Bueno, eso sólo lo puede hacer la universidad pública desde mi punto de vista o por lo menos con la potencia que necesitamos y con la urgencia que necesitamos. 

Entonces, me parece que el ataque  a la universidad tiene que ver con esto, con que no quieren un modelo de desarrollo industrial, con que no quieren un modelo de desarrollo autónomo, con que no quieren un modelo de desarrollo soberano, con que no quieren soberanía, lo cual se expresa de varias maneras. Con que lo nacional les importa tres rábanos, carácter nacional parece que está vinculado a caro y malo. Todo lo nacional que se consigue mejor y más barato cuando es importado y cuando se produce afuera. Ahora, ¿quién va a escribir la historia argentina? ¿Quién va escribir la historia de estos conflictos, de estos problemas? ¿Quién va a hablar sobre los desafíos? ¿Quién va a crear una agenda de desarrollo no sólo en términos estrictamente fabriles, ingenieriles o productivos, sino quiero decir materiales,  sino también un agenda de desarrollo simbólico, histórico, político. Bueno, la universidad pública, también una mala noticia para el gobierno de Milei, la universidad pública hace política, hace política por naturaleza. Y esto no es adoctrinamiento, yo me acuerdo también que cuando era estudiante estaba en la facultad de ciencias económicas, tengo más o menos la misma edad de Milei, no cursé ninguna con él porque no fue a esa, no fue a esa, fue a otra, no, simplemente digo. Lo que nos quejábamos era del pensamiento único, del pensamiento único, de que se enseñaba economía desde una sola escuela de pensamiento económico, desde una corriente principal, mainstream lo llamamos los economistas, bueno, que se enseñaba una sola escuela de pensamiento. Que era la de Milei, o más o menos digamos, porque no era estrictamente austríaca pero era más o menos la de Milei. Y nos quejábamos, yo creo que eso se puede reproducir, que en económicas no se enseñaba ni a Keynes, ni a Marx, ni siquiera  a Adam Smith se enseñaba. Se enseñaban manuales, elaborados como papilla pre masticada, por editoriales de los países centrales, traducidos a todos los idiomas y que era el saber estándar y convencional lo que tenía que saber un economista. Y era una especie de eso, de manual que además tenía ese problema como pensamiento único, que era que se consideraba epistemológicamente, digamos, la verdad. Y después había, a veces, recuadros que hablan de algún autor anterior o que pensaba distinto como una especie de excentricidad, nota de olor. Bueno hay unos tipos que dicen esto pero ya se murieron o nadie los escucha. 

Así que nosotros nos quejábamos de ese pensamiento único, de que faltaba pluralismo, y por tanto faltaba una mirada más general y más coral y que se enseñaba una sola escuela de pensamiento que era la de Milei prácticamente. Él dirá ‘no, porque esto es austriaco, no neoclásico’, bueno dirá esto, pero son cuestiones créanme de detalles dentro de las familias de escuelas económicas. Ahora, nunca nos animamos a decir que había adoctrinamiento, porque decir a que un profesor, aun sin da un sólo manual, está adoctrinado a los alumnos en el marco de la universidad pública, es un acto de una ignorancia, de una estupidez tan grande. Como si un profesor en la universidad dijera que esto es ABC y todos salieran repitiendo como un rebaño que eso es ABC. Al revés, lo que nos pasa, ahora hace rato que no me ocupo, a los profesores universitarios es que te discuten todo. Así que pensar que lo que ocurre adentro de las aulas de la universidad pública es adoctrinamiento, lo que exhibe simplemente es la vocación y la voluntad que tienen de adoctrinar en lo que ellos creen que es la verdad. Es el espejo de lo que ellos quieren hacer pero no lo que pasa en la universidad pública. Está en las antípodas, a kilómetros de lo que pasa todos los días en las aulas de la universidad pública. 

Así que ahí tenemos un elemento que me parece que es central y que, bueno, para cerrar porque me ponen ‘anda cerrando’, hace rato. ‘Andá cerrando’, y sí. Ahora entendí qué querían decir, no era claro. Entonces, lo que me parece es que la universidad pública argentina es constitutiva, es parte del ADN y los patrimonios que tenemos los argentinos y las argentinas. Que eso se salió a defender, que se equivocaron fiero atacando la universidad pública, que la van a seguir atacando porque lo que quieren no es erradicar o terminar, no es ni presupuestario, ni siquiera de la universidad pública, sino lo que la universidad pública simboliza, lo que emana y lo que es en potencia y lo que posibilita: posibilita que haya pensamiento crítico, posibilita que la sociedad se construya a sí misma en lo simbólico, posibilita que diversas formas culturales, históricas, diversas formas teóricas tengan vida y proliferen. Posibilita, también, que la ciencia argentina le de una potencia que si no, no podría tener de ninguna manera, la industria argentina y la producción nacional. Y no me estoy refiriendo sólo a la industria y la producción. Decía recién lo agropecuario, porque las semillas del INTA, las variedades, las cuestiones genéticas, las que tienen que ver con fertilizantes, con sus efectos, todo eso sale del sistema científico. 

Es decir, que lo que quieren erradicar al atacar la universidad es llevarse puesto el futuro de este país. No porque sólo la universidad expresa el futuro, o porque no haya futuro sin universidad, pero se quieren llevar el futuro posible que queremos de un país más justo, de un país más igualitario, de un país más desarrollado, de un país también más soberano, de un país que realmente, que realmente exprese todas sus capacidades, que convierta a esos recursos naturales en riqueza y que esa riqueza la distribuya, básicamente. 

Lo que está en peligro es eso, que nos quieran convertir en algo primarizado y precarizado. Que decía de nuevo, no es una fantasía porque en países cercanos, de nuestra región, pasó eso. Tenían industria, tenían una industrialización sustitutiva nacida de manera parecida. Se me ocurre, y no para contar toda la historia de Chile, pero Pinochet. Y no para contar toda la historia de Perú, se me ocurre Fujimori. Proceso de fuerte desindustrialización que le quitan capacidades. Lo cual, bueno, simplemente hasta ahí llego, pero lo que sí quiero decir es que ese país es un país sin universidad. Pero lo que no se dan cuenta es que para imponer ese país, un país de ese tipo, primarizado, precarizado, y además tremendamente dependiente y extractivista, en términos que ni siquiera es primarizado pero con recursos nacionales y para lo nacional, sino también extractivista en términos de apropiación de recursos nacionales. Para todo eso, yo digo, ese país no necesita universidad, por supuesto pública. Lo que no se dan cuenta es que una de las trabas para que conviertan a la Argentina en ese país que quieren es la existencia de la universidad pública argentina, por eso la atacan, porque es un actor central en defender el país que queremos. Porque es un factor central para escribir nuestra historia, que no es la historia necesariamente oficial o de la corrientes dominantes, que son las otras historias, que es lo que necesitamos para poner en valor a nuestro pueblos originarios, para poner en valor nuestra enorme diversidad cultural. Nos pasa en la provincia de Buenos Aires, o sea que nuestro modelo de país, lo que nosotros queremos, lo que tenemos en parte, lo que en contraste con otros lugares tenemos mucho pero que nos falta tanto, bueno, eso requiere y necesita una universidad. Sin universidad es imposible. Por eso, me da la impresión de que tocaron una fibra sensible y que, por suerte, es de millones de argentinos y argentinas, así que yo diría que se vayan olvidando porque no van a poder privatizarla, no van a poder arancelarla, no van a poder cerrarla porque la defiende el pueblo. Gracias.