Presentación de Mi Salud Digital

Buenos días a todos y todas, primero muy lindo estar acá, gracias Carolina y gracias a todos los trabajadores, trabajadoras del hospital, a todos los que están hoy cumpliendo con su residencia, a todos lo que es el sistema de salud de la provincia de Buenos Aires y que tiene, a este hospital, como decía Nico, como una meca, como una referencia. Me consta porque, recorriendo toda la provincia de Buenos Aires, hospitales de todo tipo, público, privado, provincial, municipal, realmente tenemos acá, un verdadero ejemplo. Así que muchas gracias por recibirnos.

Pero, varias cosas para decir sobre la presentación de hoy. Primero, decirles que estoy muy impresionado, literalmente, porque estuvimos ahí en un salón de simulación de partos, hablando de simulación, de terapia intensiva, de varias cosas, donde en estos tiempos, tan particulares que nos tocó vivir, que me tocó vivir también a mí, si me permiten en primera persona, como gobernador durante una pandemia. Bueno, nos familiarizamos, he recorrido más terapias intensivas que las que había recorrido en mi vida y que las que espero recorrer en adelante. Así que para mí hoy, aunque me impresionó un poco, un alivio saber que eran muñecos, saber que eran instrumentos tecnológicos con lo que estábamos lidiando, en este caso.

Pero bueno, recordaba esto que decía Nico, como las plataformas, los pisos que va teniendo la mejora el sistema de salud de la provincia de Buenos Aires, en un marco como siempre ha sido en nuestra provincia, de mucha masividad, de mucha dificultad, de cuestiones económicas, financieras, bueno, muy agravadas en este momento, donde uno sabe que tiene que tener un piso, pero también tiene que tener un pasamano para poder agarrarse. Ahora no hay Gobierno nacional, lamentablemente, en materia de salud, en materia de educación. Así que, cuando estábamos en Bahía Blanca, si me permiten decirlo, veníamos de un evento climático muy extremo, un tornado, vino el propio Presidente de la Nación, varios ministros, a decirnos que nos arregláramos con lo que teníamos. Bueno, quiero decir que, por más que eso sea muy duro, es muy bueno ver que se sigue trabajando y que la provincia de Buenos Aires, a pesar de esta coyuntura, a pesar de los intentos de dejarnos sin recursos a todas las provincias argentinas y bueno, damos ejemplos como este, de trabajo, de inversión que nos llenan de orgullo.

Y a veces es lo mismo, ¿no?, porque recorría Nico el otro día en Las Flores, que tenemos uno o dos centros de atención primaria de la salud, donde estábamos haciendo muchísimas viviendas. Ayer entregábamos viviendas en Las Flores, una Casa de la Provincia en General Belgrano. El Gobierno de la provincia de Buenos Aires, lo voy a decir porque ahora parece que es mala palabra en algún diccionario oficial del Gobierno nacional. Pero yo quiero decir que en la provincia de Buenos Aires, cada vez que voy, se agradece, se valora y se pide más obra pública. Así que falta terminar ese centro de salud, estuve con el ministro de Infraestructura, con Katopodis, viendo cómo reactivamos obras que venían con dificultades por la devaluación y por todo esto. ¿Cuántos tenemos Nico, CAPS? ¿150 y? 158, bueno. Así que, me decía el intendente, Alberto Genelé, esto lo llaman ustedes centro de salud y todos estamos acostumbrados a que es la salita, ¿no?, un centro de salud es la salita. Estamos hablando de unos pequeños hospitales, prácticamente, en toda la provincia de Buenos Aires. 158 y varios más que nuestro compromiso es hacer todo lo que tenemos que hacer para terminarlos.

Así que esto, del piso, decía vos creo, de la plataforma, de los cimientos sobre los que vamos construyendo. Un anuncio muy importante, pero también, uno ve tal vez el frente, uno ve lo que observa el usuario y no se da cuenta de todo el esfuerzo, de todo el trabajo que hay detrás, de todos los pasos que hay que cumplir, todas las inversiones que hay que hacer, todas las modificaciones. A veces son modificaciones que tienen que ver con inversiones de capital, a veces con procedimientos, a veces con equipamiento, con tecnología. Pero se pierde de vista lo que cuesta, a veces, modificar conductas, modificar costumbres, modificar saberes prácticos que están muy arraigados y que todo el mundo sabe que hay que cambiar, pero que requieren un verdadero trabajo de transformación, de compresión, de conciencia para que se vayan insertando. Yo decía, a veces hay softwares que se instala en la computadora, todos hemos bajado una aplicación en el teléfono, uno pone descargar y bueno, está en el teléfono. A veces, eso parece muy sencillo. Pero cuando hay que instalar nuevos procedimientos, nuevas formas de trabajo dentro de organizaciones tan complejas, tan inmensas como es un sistema de educación, un sistema de salud, como los que tiene la provincia de Buenos Aires, los más grandes de Argentina por lejos, a veces del continente. Es muy difícil esa instalación, y no es ni apretar un botón ni poner un pendrive, un disco o ir a una tienda de aplicaciones. Es mucho más complicado instalar nuevos modos, nuevas formas de trabajo dentro de organizaciones que están funcionando y que no se pueden detener.

Ahí tengo que decir que en la pandemia, nosotros, en un momento de tanta emergencia, y bueno, dimos algunos pasos importantes y que lo hablábamos, tanto con el doctor Gollan, como con Nico y con todo el equipo de salud. Que dábamos pasos que tenían que ver con esa emergencia, pero que había un desafío de que todas las inversiones que se llevaran adelante, todas las decisiones que se tomaran, si bien era para responder, llamémoslo así, una suerte de calamidad, un incendio al que había que dar una respuesta inmediata, ver si al mismo tiempo, cada decisión, sobre todo lo que remitía a grandes inversiones, se podía hacer teniendo un ojo puesto en lo que iba a venir después de la pandemia. Cómo hacer para que cada una de las políticas, cada uno de los avances que se daban en materia de la pandemia, después no quedarán en la nada, o no se extinguieran o no cayeran en desuso. Desde la infraestructura edilicia, hospitalaria, se entiende lo que estoy diciendo.

Porque tal vez en la emergencia, uno reacciona y tiene que comprar un montón de cosas, instalar un montón de cosas, para responder esa emergencia. Pero cómo, si era posible  pensar, para que cada una de esas decisiones y cada uno de esos pesos que se invertía, se pudieran utilizar después, dieran fruto para la transformación más profunda y duradera cuando pasara la pandemia. Algo que era muy difícil de hacer, porque en medio de la pandemia creo que el horizonte del después y del futuro era difícil de avizorar, ¿no? No sabíamos cuánto iba a durar eso.

Recordábamos el otro día, pensábamos que había que abordar la pandemia lavando bien la verdura, ¿no? ¿se acuerdan? O dejando la ropa cuando uno entraba a la casa. Fuimos aprendiendo, incluso, cómo eran las formas de contagio, cómo eran varias cosas, pensábamos que era un fenómeno del invierno al principio, ¿se acuerdan?, que había varias hipótesis y hubo que avanzar.

Pero una de las cuestiones centrales, para terminar con esa pandemia, ¿no?, una de las cuestiones centrales tenía que ver, también, con lo tecnológico. Porque en pandemia, lo remoto, lo tecnológico, lo digital, se volvió imperioso. Porque estábamos muy limitados en la presencialidad, muy limitados en todo lo que significa dar una respuesta directa, persona a persona, entonces, una de las cosa que hicimos durante la pandemia, y por eso traigo el recuerdo, un sistema de turnos. Era un sistema de turnos en realidad, pero un sistema de turnos que bueno, que fue una marca registrada de la Provincia, que fue el Vacunate Buenos Aires, ¿no?

En el momento más difícil, bueno, terminó como todos sabemos, terminamos vacunando no sólo a la provincia de Buenos Aires, a buena parte de la Argentina, también, que se vacunó en la provincia de Buenos Aires, afortunadamente, cuando lo hicimos público, gratuito y también federal.

Pero, bueno, era a través del Vacunate Buenos Aires, esa aplicación, que era la aplicación más descargada de la Argentina, no sé, una cosa impresionante, y que se desarrolló muy rápidamente, en colaboración entre distintas áreas de gobierno. Y fue un sistema de turnos que nos permitió hacer algo que si no era imposible.

Luego lanzamos la Historia Clínica Digital. La Historia Clínica Digital, que la lanzamos, que fue en El Dique, ¿no?, en el hospital acá en La Plata, también, lanzamos la Historia Clínica Digital como un paso muy fuerte adelante de un proceso que, por un lado da una respuesta inmediata, pero por otro lado exhibe, muestra, una transformación muy profunda, mucho más complicada de lo que la pantallita muestra. Y tiene que ver con las transformaciones esas que a veces, también, se atacaron mucho. La integración del sistema de salud, ¿no? Que la integración del sistema de salud significa muchas cosas, pero también que lo municipal y lo provincial, lo público y lo privado empiecen a tener plataformas similares, plataformas compartidas que nos permitan, entonces, dar mejor respuesta, vos decías más acceso y más calidad, pero también, en términos más generales, más igualdad, ¿no?, más igualdad, que no haya un abismo tan grande entre aquellos que tienen determinados recursos, o que viven en determinadas regiones o zonas, más cerca o más lejos, y que entonces, a veces, no pueden acceder a lo más básico, que es la salud.

Así que, creo que sobre esa plataforma, sobre esos cimientos, hoy estamos dando un paso muy importante. Porque también, como dijimos, con el Vacunate Buenos Aires terminamos dándole turno, ¿algunos turnos dimos, no?, algunos turnos dimos. 45 millones de vacunas. Que obviamente, está la aplicación, sacar el turno, todos lo conocimos, estaba el registro después, que terminó también en Mi Argentina, pero lo tenías en el Vacunate, y de esa manera, pudimos sortear o dar respuesta a una crisis inmensa, en tiempo muy rápido y con muchísima eficacia e igualdad. Porque como dice Nico, creo que entre todo lo que se hizo en materia de inversión, en materia de aprendizaje, la respuesta que dio nuestro sistema de salud en esa pandemia, los estudios hoy están mostrando, y acá aprovecho, desde acá, ¿no? humildemente, para decirle al Presidente, a su vocero, que pueden criticar un montón de cosas pero, a veces mentir, golpes bajos, cosas directamente lunáticas sobre lo que pasó con la pandemia en la Argentina, convendría que no la digan. Porque lo más triste es que si después se convencen y terminamos sin vacunar ante cuestiones como el dengue. Así que más vale que aprendan, un poco, a decir la verdad, a decir la verdad, no mentir, a basarse en datos, en realidades que son producto de mucho esfuerzo y de mucho sufrimiento también.

Son cosas muy delicadas para andar diciendo cualquier verdura. Así que creo que hoy los trabajos, las estadísticas que desmienten cada una de las tonterías que han dicho sobre qué ocurrió en la pandemia. Esto no nos deja exentos, obviamente, de críticas, de errores, todo lo que uno sabe, que es humano, que con los recursos que tenía la provincia de Buenos Aires, con lo que recibimos en el sistema de salud y con lo que podemos haber nosotros pifiado, por supuesto. Pero bueno, a eso estamos dispuestos, ¿no? A discutir, a revisar, asumir problemas, errores, dificultades. Lo que me parece que no vale la pena es mentir descaradamente para sacar un rédito político.

Eso es muy de casta, ¿no? Es muy de valerse de recursos muy, muy grandes para sacar una ventaja. Así que yo creo que, dicho esto, me da la impresión de que hoy tampoco es sabido que la provincia de Buenos Aires, nuestro sistema de historia clínica digital, tiene hoy, tres millones de registros, ¿no? Tres millones de registros.

Esa es la dimensión que tiene nuestra provincia de Buenos Aires. Tan difícil, tan arduo, que a veces requiere de muchísima creatividad, y muchísimo esfuerzo, hasta para hacer cosas que parecieran, a priori o vistas de afuera y sin comprender, fáciles y sencillas.

Así que hoy la presentación de estos dos avances y de estas dos enormes inversiones, y de estos dos productos de planificación que se está llevando adelante para nuestro sistema de salud, a mí me llenan de orgullo. Creo que es muy difícil a veces, va a parecer medio sensiblero lo que voy a decir, pero hay críticas, se dice críticas destructivas o constructivas, ¿no?, a veces. Y la verdad que creo que esa diferenciación es importante. Pero también, creo que hay algo que es más profundo, y que en este momento tenemos que verlo y, también, sacar algunas conclusiones sobre esto, nosotros al sistema público de salud de la provincia de Buenos Aires, ayer en Las Flores, en Belgrano, hay un solo prestador de salud ahí, y es el Estado.

Y a veces se discute la cuestión del Estado, ¿no? El Estado como especie de entelequia, el Estado que destruyó, para algunos, todo, y que es el causante de todos los males. Bueno, el Estado es esto que está acá. El Estado son los hospitales, el Estado son las escuelas, el Estado son los médicos, las médicas, los enfermeros, las enfermeras. Todo eso, todo eso, el personal, los trabajadores y trabajadoras, pero también el Estado son los pacientes que se atienden en el sistema público de salud. Eso también es el Estado. Entonces, yo creo que a veces se la pasan criticando al Estado y diciendo que hay que dinamitar al Estado, y yo me pregunto si lo que quieren destruir y dinamitar es este hospital. Porque no los vamos a dejar.

Porque tienen que ver, también, con estas cuestiones bien básicas, ¿no? Nosotros claro que queremos, también, transformar el sistema de salud, o el sistema educativo, o la seguridad en la provincia de Buenos Aires. Porque sabemos que no es perfecto, que tiene muchas falencias, que esas falencias tienen diferentes causas. Pero no es un tema ni sencillo, ni se arregla en un tuit. Ni cuál es el diagnóstico de lo que ocurre, menos todavía cómo se resuelve. Y a veces hay temas históricos y estructurales de falta de recursos, ¿no?, de hace demasiado tiempo, que hacen que cambiarlo no sea tampoco de un día para el otro. Es mucho trabajo, es muy arduo, es muy costoso en términos de esfuerzo y en términos de recursos transformar las realidades, transformar sistemas muy complejos.

Pero también es eso, a veces alguno dice ‘bueno, ¿qué pasa? Anda mal tal cosa’. ¿Y qué tenemos que hacer? ‘Bueno, anda mal, rompámosla, destruyámosla’. Obviamente, nosotros creemos lo contrario, anda mal o tiene problemas, tiene dificultades, bueno, hay que abordarlo, y hay que tener la valentía de querer transformarlo.

Pero digo eso, es muy difícil, es muy difícil discutir con esas ideas, a veces. Porque es imposible transformar lo que no se conoce. Es imposible. Desde la ignorancia, desde el desconocimiento, desde el prejuicio, desde la distancia, no se puede transformar, digamos, para mejor. Se puede destruir. Entonces, a veces quieren destruir porque no lo conocen. Y además, y tal vez por no conocerlo, porque no lo quieren.

Entonces opera el prejuicio, opera la ignorancia, opera la distancia, opera el desconocimiento y, a veces, opera el desprecio. Y yo creo que nosotros, si hemos venido a transformar nuestro sistema de salud y lo público, es exactamente desde la vereda opuesta, tratando de comprenderlo, tratando de saber cómo es, de saber qué pasa, de conocerlo al detalle, de diagnosticar, de planificar, de invertir en lo que haga falta, pero sobre todo, sabiendo que es imprescindible, que es necesario, si queremos un sociedad más justa.

Entonces, no es destruyéndolo, no es rompiéndolo que va a mejorar. Al revés, y le digo también a la sociedad, no va a quedar nada, no va a quedar nada. Y ahí va a haber carencia. Lo veíamos en toda la provincia de Buenos Aires, en toda la provincia de Buenos Aires donde hay muchísimos distritos, yo contabilizo 65 u 85, depende que contemos, donde el único prestador de salud y el único prestador de la educación es el Estado. Cuando dicen ‘destruyamos el Estado’, es abandonar, desertar y dejar a la intemperie, dejar sin nada. Porque no es que en esos pueblos de 20 mil habitantes va a venir un privado a dar el sistema de salud masivo, público, universal… perdón, no público sino universal, para todos, gratuito. No lo va a hacer, porque no es negocio.

Entonces, esa es la pregunta, qué vamos a hacer en los lugares, en los ámbitos, en los espacios donde no hay capacidad de generar un negocio, que es donde va lo privado. Y no me estoy quejando ni reprochando esto. Simplemente, y menos todavía señalando al privado, que haga lo que tiene que hacer, en los ámbitos que le convenga. Ahora, para todo lo demás, que es la gran mayoría de la población, que es la gran mayoría de la geografía de nuestra provincia, tenemos que tener Estado, Estado presente, pero Estado de calidad, con acceso, con inversión, con tecnología.

Por eso esto es importante, porque demostramos que desde el Estado se puede estar en la frontera tecnológica, en la frontera de la calidad, y porque muchas veces, y lo reconoce todo el sistema, los mejores profesionales, los mejores saberes, el mejor modo de responder a los problemas de salud está en el Estado. Tenemos que cuidarlo, no romperlo, no destruirlo, no abandonarlo, no perseguirlo. Y lo mismo pasa con la ciencia, con la universidad.

Así que bueno, en esta situación poder presentar productos de trabajos que venimos haciendo hace tiempo, de inversiones muy cuantiosas que hoy dan fruto, y son invisibles, y empiezan a poder presentarse. Con este portal se va a poder sacar turnos, se va a poder acceder, por supuesto, de una manera más ordenada, de una manera más racional, de una manera más lógica, pero que requería toda esta integración de nuestros hospitales, de nuestro sistema hospitalario.

Esto es una construcción muy grande que, tal vez, el que saca turno no se da cuenta y dice ‘¿Y por qué no se hizo antes?’. Y porque había que abordarlo, enfrentarlo, y llevarlo adelante. Así que, muy orgulloso de esto. Acabo de ver, también, el centro de simulación. Obviamente yo de esto sé muy poco, pero me lo explicaron fácilmente. Antes para practicar, porque el saber que ustedes tienen, el de los médicos, es un saber que tiene un elemento, obviamente, práctico, de la experiencia, y que esto se obtiene a través de practicar y de llevar adelante tareas que, bueno, en algún lado hay que hacerlo, porque sino es imposible. Esa técnica no se puede aplicar. Si no se hace a través de simuladores, a través de estos muñecos que veíamos, conectados a complejísimas computadoras que permiten cambiar signos vitales, que permiten simular, también, determinadas situaciones para darle una respuesta, ya sea con recién nacidos, con adultos, con niños, ya sea en condiciones de parto, diferentes prácticas, a las que, por lo menos al parto, hemos sido sometido todos  los que estamos acá, ¿no? Fuimos parte.

Bueno, ver cómo eso se puede hacer sin tener que recurrir a una práctica con seres vivos y entonces, se puede adquirir ese saber de una manera más sistemática y, obviamente, seguramente, mejor y menos costosa en términos de los riesgos de equivocarse. Así que, bueno, ver que hoy la provincia de Buenos Aires está en la frontera, en términos de aprendizaje a través de simulaciones, que hoy recorrimos en este hospital pero que está en, ¿cuántos centros? 40 centros en toda la provincia de Buenos Aires, es dar un salto importantísimo, un salto cuántico, estar en la frontera tecnológica, en la frontera de las prácticas internacionales. Esto no tiene nada que envidiar a centros de simulación en ningún lugar del planeta. Es una gran inversión que se ha hecho. Y, bueno, lo damos por inaugurado. Muchísimas gracias. Felicitaciones a todos y a todas. Muchas gracias.